Era invierno, hace no tantos años, en un auditorio alfombrado en UDP, cuando Alberto Fuguet presentó una proyección de The Deer Hunter, la película de Michael Cimino. La función, que empezó bien entrada la tarde y terminó de noche, fue seguida por poca gente, seguramente por el ritmo de las obligaciones universitarias. Yo quería ir a verla porque había leído que Apocalypse Now conversaba con esa película de 1978. Y era cierto: The Deer Hunter va sobre un grupo de obreros siderúrgicos con el hábito de escapar a los bosques de Pennsylvania a cazar ciervos, y que, de repente, se ven llamados a combatir en la Guerra de Vietnam. Entonces el hastío toma la forma del tedio, de esa espesura del tiempo perdido: la invasión norteamericana se tuerce con la entrada del trauma vietnamita a la conciencia estadounidense. Michael, el personaje de Robert De Niro, tiene el hábito de disparar a los ciervos un solo tiro, y esa imagen se mezcla con el juego de la ruleta rusa, al que los amigos son obligados durante su cautiverio. De esa función, cuando la pantalla se fue a negro, recuerdo que Fuguet buscó algo en la expresión de los que estábamos ahí: claramente es una de esas películas que te cambian, que dejan un zumbido, como la estática de un televisor nocturno, por varios minutos. Cuando salí, junto con ponerme la capucha del polerón, me fui caminando por el centro de Santiago con la imagen de esos amigos que entendieron que el olvido está lleno de memoria.
03 Jul 2016