Limp Bizkit: viaje a 1999

por · Julio de 2011

“Oh, hueón, debe ser la raja firmar tetas, y no: sólo lo haces”, dice Fred Durst.

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Conversamos con el frontman Fred Durst por la fecha de esta noche. Un debut continental que debió ser a lo menos 10 años antes. Además de Gold Cobra (que “es como Three dollar bill 2011”), hablamos de sus giras, las descargas, el nü metal hoy, las groupies, y el anuncio de nuevo disco: un “Significant Other 2012“. Todo en esta entrevista.

Buena, Fred. ¿Cómo está tu cuello?
—Bien, más o menos. Ha estado medio cagado hace años.

¿La dura? Pensábamos que era un mal movimiento que te pegaste el año pasado.
—No, ha sido un problema por años. Creo que en Rusia me fui a la mierda mientras tocábamos “Break Stuff”.

Oye y ¿por qué no habían venido a Chile o por lo menos a Sudamérica?
—El entorno de Sudamérica, su estabilidad y situación financiera hizo que nadie pudiera venir aquí por mucho tiempo. Por años acá no han entendido, porque no se les ha explicado, el por qué las bandas no traen sus giras a sus países. Ahora, de repente, todos empezaron a venir y eso es porque las cosas están empezando a andar un poco mejor, un poco más estables. Las productoras pueden hacer ofertas, ahora pueden costear los actos y así es como ha ido funcionando en los últimos cinco o seis años. Antes de eso era un poco turbulento, porque cada vez que intentábamos darle, por algún motivo no resultaba. Así que hemos estado esperando toda nuestra carrera para venir y finalmente lo logramos.

Fred Durst

Hay muchas expectativas sobre el show de esta noche, especialmente para los fans desde siempre, esos que están desde los noventa. ¿Habrá algo especial para ellos?
—No estoy seguro, no puedo predecir qué va a ser especial para alguien. Sólo puedo hablar por mí mismo. Así que habrá que preguntarle a ellos después del show.

En Chile, Limp Bizkit explotó poco tiempo después de sus inicios, antes del 2000. ¿Qué fue lo mejor de los ’90: Las chicas con poca ropa y jockeys de los Yankees, los autos deportivos, los carteles del Family Values Tour, las fiestas Playboy?

—Nada de eso. Lo mejor fue vivir de tocar en vivo. Hacer lo que amamos, eso es lo mejor. Ninguna de las otras cosas significan algo, no me importan las chicas o los autos. Hago videos de ese estilo para que ustedes lo pasen bien, pero no necesariamente así vivo yo. Sólo pensé que podría ser entretenido y divertido. Algunos captaron el chiste, otros no.

Cuando apareció Napster y toda la polémica de compartir archivos MP3 en la red, la mayoría de las bandas se opusieron e incluso perdieron popularidad. Pero ustedes estuvieron de acuerdo con todo eso y además crecieron. ¿Sigues pensando lo mismo respecto a la música gratis?
—Completamente. Quiero decir, el aire es gratis. Lo necesitamos y pienso que la música es lo mismo. Es algo que necesitamos, es algo que emocionalmente es vital para muchos de nosotros. No sabemos por qué, pero el ser humano responde frente a ella. La mayoría de nosotros, algunos no, pero diría que el 90% de la gente sí. Y ¿Por qué debería costar plata?

¿Qué fue lo último que bajaste?
—Siempre estoy buscando algo. ¿Sabes? Somos artistas. Algunos quieren vender su arte, otros no. Creo que si quieres vivir de la música tienes que hacerlo con giras. Pero entre más música des de forma gratis, más gente estará al tanto de ella, y así más gente querrá ir a verte tocar en vivo. Así que creo que esa es la forma de hacerlo. Desafortunadamente yo pensé eso en el momento en que nadie más lo hacía.

Limp Bizkit en 2011

Pasaron sus cuantos años separados y ahora están de vuelta. ¿Qué significa “Gold Cobra” para ti?
—Creo que “Gold Cobra” es el Óscar del rap-rock. Es el trofeo. Eso es de lo que somos dueños, está en el espíritu. Si alguien quisiera tomar ese puesto, no podría hacerlo, porque no está para tomarlo. Podríamos premiarlos con uno, por su esfuerzo, pero que le pertenece a Limp Bizkit.

Mientras esperábamos el último álbum se habló de dos posibles discos simultáneos. ¿Qué fue de eso?
—Sí. No sé exactamente cuando, pero “Gold Cobra” es como “Three Dollar Bill 2011”. No se llama así, pero tiene ese sentimiento. No es muy comercial, no lo hicimos para la radio ni para la televisión. Lo hicimos para nosotros. Y el próximo sería como un “Significant Other 2012”.

¿Qué pasa cuando hacen un disco que no tiene tanto éxito como otro? ¿Duele el ego? ¿Te da lo mismo?
—No me podría importar menos, depende como quieras alcanzar el éxito. Al principio nunca esperamos que alguien quisiera comprar un disco de nosotros. Simplemente tocábamos en garajes o frente a nuestros amigos, en una pieza chica, pasándolo la zorra. Éramos felices con eso y, en realidad, todo esto– la fama- da muchos más dolores de cabeza. Creo que el éxito viene con tu propia felicidad. Si estamos felices con un disco y nos sentimos orgullosos de él, entonces estamos siendo exitosos. Las ventas de los discos no pueden darte éxito. No sé quién es más feliz: Limp Bizkit o Justin Bieber.

¿Hay alguna canción que estén aburridísimos de tocar?
—Sí, o sea, hay ciertos tipos de canciones. Cuando las escribes no dimensionas que tendrás que revivir esas emociones una y otra vez, o su propia intensidad. Tienes que volver a pensar en todas esas cosas de nuevo y puede que suenen bacán, pero ese es el problema.

¿Cómo le explicas el nü metal o Limp Bizkit a los nuevos fans, esos que recién se suben al barco con “Gold Cobra”?
—Es que no puedo hablar por los fans. Limp Bizkit es un espíritu, nosotros sólo somos mensajeros. No hay un significado detrás de eso, no hay algo especial. Ninguno de nosotros, los de la banda, escucha este tipo de música, para nada. Es algo mágico que pasa cuando nos juntamos. Y eso es puesto en el mundo para que la gente pueda identificarse. Da lo mismo si tenías cinco años cuando partimos o si hoy tienes quince, igual estás pasando por cosas en tu vida donde necesitas que la música te hable. Por tu lucha, por tu dolor, por la nube negra con la que vives, el rechazo, que el resto no te entienda, si te hacen bullying, si abusaron de ti. Hay quienes pueden encontrar con quien hablar y conectarse, pero hay otros que no. Limp Bizkit puede ser eso para alguien.

Nadie sabe a qué me refiero cuando escribo las canciones, las cubro de metáforas y sólo yo sé de qué son. Y, para mí, son pura oscuridad. Así que, cuando me enfrento al público y veo esa oscuridad ser golpeada por un rayo de luz, ahí es cuando no me siento tan solo. Veo que hay más gente que se siente como yo. Por eso es que no sé lo que será para alguien más. Sólo soy un cabro más.

Los hemos visto autografiando tetas. ¿Qué anécdotas buenas tienes de las giras?
—Oh, son tantas. No puedo pensar en alguna en específico. Una vez que estás dentro, la cosa no para. Pero no depende de ti qué recuerdo se queda contigo y cuál se va. Firmar tetas no es uno de los que se quede conmigo, ni siquiera sé por qué alguien querría que se las autografíe, en primer lugar. Pero creo que es divertido. Hay una mitología en el rock, la gente desde afuera debe decir: “Oh, hueón, debe ser la raja firmar tetas” y no. Sólo lo haces. No estás disfrutando hacerlo, no tiene nada de especial. ¿Verlas? Claro, es agradable. Estoy seguro que hay caleta de rockstars que la gozan más, pero para mí no es nada especial.

// Limp Bizkit en Chile: jueves 21 de julio desde las 21 horas en Movistar Arena.

Limp Bizkit: viaje a 1999

Sobre el autor:

Isidora Cousiño (@icousino) es voz de Rock&Pop y alimenta el blog Little Fury Things

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