Un perfil de Kim “Dotcom” Schmitz.
El alemán Kim Schmitz (1974) es Kim Dotcom, el cerebro tras el sitio Megaupload.com, responsable según el FBI del 4% del tráfico global de Internet, detenido esta semana en Nueva Zelanda, pero que mucho antes —desde 1997— ya había sido puesto en custodia por hackear webs corporativas y acceder a información privilegiada.
-Fueron cosas que sucedieron hace casi 18 años atrás, cuando yo era menor de edad (hoy día mismo cumple 38) -se defiende Doctom.
«En ese momento, era un activo de la escena hacker y fui arrestado en 1997 por piratería informática hasta recibir una sentencia de libertad condicional de un año. De ahí me convertí en un exitoso emprendedor de la ‘nueva economía’ con la venta de seguridad de datos para empresas de Fortune 1000 (las mil más grandes de EE.UU). Mi error fue que abracé los medios de comunicación y les di toda la información que pedían. Si encuentras un perfil de una persona en Wikipedia peor que el mío te pago la cena», así relata esa etapa Dotcom, en una entrevista que dio en diciembre al sitio TorrentFreak.com.
Todas esas cosas y unas cuantas más se saben del gordo Kim: que no era para nada discreto: en plena guerra contra Afganistán ofreció US$ 10 millones de recompensa por la captura de Bin Laden, que compró la mansión más cara de Nueva Zelanda en 2010, donde desembolsó US$ 25 millones, y que compartió su vida de baños de espuma en enormes tinas de mármol y sus fiestas con famosos y conejitas Play Boy a través del hoy clausurado sitio Kimble.org.
Sabemos también que en 2001 ganó el rally de automóviles de lujo Gumball 3000, donde solo la inscripción cuesta 20 mil euros y los vehículos recorren media Europa por autopistas públicas, intentando burlar a la policía, compitiendo con celebridades como el Jaguar XJ6 de Johnny Knoxville, Steve-O y Chris Pontius —los hosts de Jackass—, o el ex campeón de la Fórmula 1, Damon Hill, arriba de un Lamborghini.
Precisamente en esas carreteras quedó registro del carácter de Schmitz. En Marruecos se puede oír cuando le pregunta a su copiloto si hay buenos hospitales en el país. Ante la negativa, Kim responde: «entonces esta es la primera vez que me pongo el cinturón de seguridad».
En España, como se puede ver en este fragmento de un reportaje, se sorprende de no poder sobornar a un policía y muestra su satisfacción por el incidente: «solo nos pasaron una multa de 315 euros por todo lo que hicimos, cuando nos podían haber metido en la cárcel diez años».
Estas otras cosas se saben un poco menos: «en Alemania los medios fueron tan lejos como para encontrar a mi viejo, borracho, que vive en casetas de jardín y que yo no he visto desde que tenía 8 años de edad. Él era un alcohólico que nos golpeaba a mi madre y a mí, que terminamos muchas veces en hospitales. Y ahora se queja por la prensa de que solo me ve en la televisión con mi enorme Mercedes y que nunca lo visito. Por eso decidí salir de Alemania y empezar de nuevo en Asia, en Hong Kong para ser más precisos», relata Kim en las páginas de TorrentFreak.
«Cometí errores cuando era joven y he pagado el precio. Steve Jobs (el fallecido fundador de Apple) era hacker y Martha Stewart (tras el pequeño imperio comunicacional Martha Stewart Living Omnimedia) lo está haciendo muy bien ahora, luego de su caso de información privilegiada: más de una década después tus errores no deberían ser los temas dominantes».
En 2011, Schmitz donó dinero para las víctimas del terremoto en Nueva Zelanda y desembolsó medio millón de dólares en pirotecnia para los habitantes de Auckland, celebrando el Año nuevo y su residencia en ese país.
Un año después, esta semana, la policía local lo mantiene detenido para extraditarlo a Estados Unidos donde arriesga más de 50 años de cárcel.
MegaRepetido
«Es necesario comprender que en muchos sellos discográficos están a cargo dinosaurios arrogantes y obsoletos que han estado en el negocio durante mil años. Estos tipos piensan que un iPad es un tratamiento facial, que Internet es el diablo y que los teléfonos con cable están de moda todavía». Y Kim Dotcom no está errado.
En 1995 el códec MP3 permitió comprimir archivos de audio que se distribuyeron rápidamente entre computadores. Incluso se compartieron más MP3- previo a la década pasada- que esas pálidas y horribles fotografías pixeladas de las primeras cámaras digitales caseras.
Audiogalaxy fue el software pionero, estandarizando un sistema de búsqueda masiva de archivos musicales en línea, pero Napster fue quien mejor leyó el fenómeno y para 2001 llegó a tener 26,4 millones de usuarios ansiosos de bajarse canciones y discografías completas en MP3.
Fue evidente que el consumo de la industria musical mutó en una mezcla de tecnología y la nueva idea de “compartir” en línea. Ya no era necesario ir a una tienda a comprar un disco o grabarse en una casetera las canciones de la radio. Había que bajarse Napster, buscar el nombre de la banda o de la canción en mente y listo, a descargar.
Ese fue el cambio significativo- que se multiplicó en la medida que las conexiones dial-up evolucionaron a la primera banda ancha- y significó toda una revolución que pocos en la industria musical quisieron ver. «Se mata la perra, se acaba la leva» fue el plan de las corporaciones de la industria del entretenimiento (principalmente la RIAA) y se decidieron por eliminar Napster, primero, mediante campañas mediáticas donde Metallica y Dr. Dre fueron rostros, donde se publicitaron arrestos de usuarios activos del programa y, finalmente, cuando se ganó la batalla legal contra el software de Shawn Fanning.
«Los dinosaurios de los sellos no tienen respuestas frente a las nuevas realidades. Universal Music Group decidió sabotear deliberadamente nuestra campaña en lugar de analizar la situación y ver que las respuestas a todos sus problemas están justo en frente de ellos. No entienden que los días de estafa se han terminado. Que ahora los artistas son más educados que nunca sobre la forma en que los han timado y en cómo los grandes sellos discográficos sólo cuidan de sí mismos», explica Kim.
Puede que la batalla de Napster se haya perdido, pero nunca se ganó la guerra: pronto aparecieron Kazaa, Soulseek, Audiogalaxy, eMule, Ares y tantos otros programas con todavía mejor tecnología.
Ahí estaban instalados los bárbaros de Baricco, riendo desde las ruinas de la cultura burguesa clásica: al final, aceptar la mutación es mejor que levantar una muralla prohibicionista, porque nos permite sobrevivir. No es que los bárbaros vayan a entrar: ya te están saludando desde más adelante.
Le pasó a la industria con Napster hace una década y ahora con MegaUpload. Y va a ser exactamente la misma historia de antes: los servicios de almacenamiento se multiplicarán y las industrias del entretenimiento se hundirán y derretirán algunos peldaños como un enorme iceberg en decadencia. ¿Va a ir más gente al cine o van a vender más discos porque cerraron Megaupload? ¿Hasta qué punto se puede innovar en tecnología, consumo y en las leyes que regulan todo esto? ¿Frente a los hechos de esta semana, es el FBI la nueva policía del copyright? Lo único realmente cierto es que Internet es muchísimo más que la industria del entretenimiento y que sus hábitos de consumo seguirán mutando.
«Fue chocante para nosotros cuando uno de los mejores artistas que apoyó la campaña de Mega, recibió una carta del CEO de la RIAA con algunos enlaces de descarga en Megaupload, que contenían música de ese artista. Pero en la misma carta se describe cómo se encontraron esos enlaces, que fue con una búsqueda en Google. ¿Nos dieron un mal rato cuando Mega ni siquiera proporciona una función de búsqueda en megaupload.com? Es bizarro. Y al mismo tiempo encuentras que el mayor indexador de piratería mundial es Google y muchos otros buscadores. Pero bueno, estos chicos no son deshonestos. Son ricos».
Y Schmitz remata desde la entrevista con TorrentFreak sólo unos días antes de su detención: «Mega no tiene nada que temer. Nuestra empresa es legítima y está protegida por leyes DMCA (Digital Millennium Copyright Act) y símiles en todo el mundo. Trabajamos con los mejores abogados y jugamos con las reglas del juego. Nos tomamos en serio nuestras obligaciones legales. Hemos estado en línea desde hace 7 años y estamos aquí para quedarnos, así que no hay necesidad de preocuparse por nosotros. En realidad deberían preocuparse de que estos tipos puedan tener éxito con SOPA, PIPA o cualquier otra herramienta legal para su dictadura en Internet. Ahora mismo están comprando a políticos para ir en contra de las personas, la libertad y la innovación. Quieren censurar Internet y llevar la innovación a un punto muerto para seguir con su monopolio de la estafa protegido por Washington».