Gustavo Cordera: el loco de Avellaneda
Mucho antes del pequeño gran viral de esta edición 2012 de Lollapalooza, lo de Gustavo Cordera fue el comienzo de la fiesta en las brasas del Parque O’Higgins. El segmento de los ritmos populares, con el sol pegando fuerte y refractado en millones de cristales de smog, fue el espacio que el año anterior catapultó a Chico Trujillo hasta la mismísima edición estadounidense del evento y, aunque la exigua crítica musical resaltó la imagen que dio la vuelta a Argentina, con Cordera en pelotas como lo más importante del show, lo del reconocido hincha de Lanús ya era práctica común del otro lado de la cordillera hace un tiempo, sea viendo a los de Granate en el Néstor Díaz Pérez o, sobre todo, cuando disparaba contra lo que consideraba injusto al frente de la Bersuit Vergarabat.
Se trató de un repaso de sus discos Cordera Suelto (2009) y La caravana mágica (2010), con ocho músicos en escena y lo más movido del repertorio. Por ahí pasaron: “No es que sea viejo”, “Estoy real”, “Asalto de cumbia” y “El lisiadito”.
—Gustavo, para paniko.cl ¿puedes enviarnos un saludo?
—Yo quiero decirles que estuve seis meses con ataque de pánico, sé lo que es el pánico y es un gran maestro porque nos enseña mucho acerca de nosotros. Les mando un gran saludo a los que siguen a pánico buscando una solución para la ansiedad. Lo mejor que hay para la ansiedad es coger. Les sugiero a todos los chilenos coger mucho.
Solo unos minutos antes de subir a escena, en backstage, su jardinera ya dejaba entrever lo que vendría sobre el epílogo y su presentación en El Abrazo ya había mostrado a un Cordera enchufado, panfletario, ni tan lejos del discurso Bersuit: “no al proyecto Pascua Lama, no a la ley antiterrorista contra los pueblos originarios de esta tierra”, dijo en diciembre de 2010 muy cerca del escenario donde esta vez le dedicó “La bomba loca” a “todo el pueblo Mapuche que se desnuda ante la ley antiterrorista que impuso el G20”.
El resto queda como la anécdota del día.
// Fotos: Daniel Olivares.