Perreo mental
Pum pum pum pum pum pumzt pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pum pow-tssstz-pum, dos rubias de shorts invisibles entran cuando veinte desconocidos dejan la oscuridad del Perry’s stage y la cancha se vacía en esa proporción y el círculo se hace más íntimo como una cofradía nocturna, porque Surtek Collective es eso también: una amistad de dos usuarios que intercambian plugins y datos sobre equipos de grabación y que, por separado, además, publican bajo la etiqueta de distintos proyectos que van desde el Pop a los rankings de las revistas especializadas de electrónica impresas en Europa y sellos discográficos con nombres que pocos pueden pronunciar, y están los beats pegados y aparecen sus identidades sobre el escenario, con Sanfuentes marcando el pulso de esta música que va mutando como su baile contagioso y al lado está Schmidt que parece más preocupado de tocar un sincopado que se muestra difícil de volver a reproducir en vivo o hasta de memorizar y, todavía de más cerca, los acentos extranjeros y las banderas regionales que también explican quién es ese demostrativo público que los baila.