Gepe: «El pop no es arte, es una mezcla de diseño y publicidad»

por · Marzo de 2013

Viene de publicar “GP”, de tocar por tele abierta en Olmué y de lanzar un álbum a dúo con Anwandter. Acá habla desde la cresta de la ola.

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Es miércoles, una de la tarde y en algún café perdido en Ñuñoa alguien cuenta qué hizo en sus vacaciones. Un rato antes, reconoció tener mucho sueño porque la noche anterior fue al Festival de Viña del Mar. El que habla es Daniel Riveros, Gepe. Hace una semana se fue a descansar al sur, manejando, hasta terminar en la Semana Frutronina. Pero lo que más le llamó la atención pasó en una discotheque de Valdivia. Habla Gepe: «El DJ, que también hacía de animador, gritaba: ‘¿Dónde están las mujeres MÁS solteras’ y quedaba la cagada. La hueá la zorra. Volví como tres veces a la disco». Un rato después me dirá que sería feliz parándose en el escenario como Daddy Yankee: un DJ y un cantante, nada más.

Hacia allá va Gepe.

 

GP (2012, Quemasucabeza) es un disco muy luminoso pero, a la vez, parece estar construido sobre un quiebre. Suena muy melancólico…
—En general, me gusta equilibrar las cosas. Por eso me gusta tanto Animal Collective, porque es como nada. Ni siquiera son canciones, es como un work in progress constante. Son crípticos y, a la vez, tienen las cosas muy claras. Ese equilibrio me gusta.

Alejarse de los extremos. Mientras toma zumo de naranja y un café cortado, Gepe me explica que busca «no ser un eufórico, ni un depresivo». Lo que para él es fácil; dice que siempre ha sido así, desde chico. Además, sus guiños a la música andina ayudan: «Lo andino tiene esa dualidad muy impregnada. Pero a la vez, no hay un relato melancólico, es más fotográfico. Son imágenes que están un rato y se las lleva el viento».

En el disco profundizas los sonidos andinos que insinuaste en Audiovisión (2010, Quemasucabeza) pero, a la vez, es el más pop de todos…
—Es muy andino y colectivo, pero salió así no más, no forcé las cosas. Lo que sí, hubo edición de canciones. Cristián Heyne me dijo: «esta sí, mejor esta no». Pero, en general, nunca hago cuarenta y cinco canciones para cada disco, siempre tengo quince o diecisiete y dentro de esas había algunas más andinas, otras más tristes.

¿Qué buscas en lo colectivo?
—Quizás lo colectivo empata un poco con el lenguaje pop. Busco no hablar de uno, o sea, todo parte por mí, pero trato de no personalizar o sintetizar. Hacer algo más festivo. En general, en ese tipo de música cantan un montón de hueones, eso me gusta.

Por eso mismo el disco es muy bailable, una celebración. No es tan autista como Gepinto (2005, Jacobino Discos) o Hungría (2007, Quemasucabeza).
—Es que esa es la onda que me gusta. Si yo hiciera lo que realmente quisiera, haría algo parecido a lo que hace Daddy Yankee: un DJ y un hueón cantando adelante, eso es lo que encuentro más bacán. Mientras no llegue a eso, voy a intentarlo de otra manera. Me gusta que bailen.

Rebobinemos: Enero, Festival del Huaso de Olmué, el público del Patagual no entiende pero escucha respetuoso a Gepe mientras canta “En la naturaleza (4-3-2-1-0)”. Algunas chicas gritan. Solo algunas. Mientras, en Twitter, —como siempre— todos tienen algo que decir.

Cosas como:

1) «Yo conocía a Gepe desde antes»
2) «¿O sea, ahora Olmué es hipster?»
3) «Gepe es moda»
4) «Gepe se vendió»

«No me he vendido, nadie me ha pagado nada. Es como una cuestión media noventera eso de decir ‘este grupo era mío y ahora se vendió’» comenta Gepe entre risas. «’Era mío’, es bacán igual. Como que sientes que los cantantes son tuyos, que solo tú los conoces, solamente tú y te cantan a ti. Es natural».

Todo gracias a GP.
—Me pasa que creo que este disco es mucho más fácil que los otros y eso provoca que llegue a más gente. Y sí, me ha pasado. Ayer estaba en el Festival de Viña y niñitas con cintillos de los Jonas Brothers me cachaban y se sacaban fotos conmigo.

¿Algo demasiado nuevo…?
—Sí, antes todo era muy alternativo, hipster o la hueá que sea. Ahora es más normal y eso me da la sensación de que la pega está bien hecha.

¿Forzaste buscar la masividad en GP?
—Existe un afán porque más gente lo escuche, pero no hay nada forzado. Creo que hay un trabajo para cantantes de carrera de más de dos discos, en el que siempre llegan a un empate entre elocuencia, extroversión y el público lo entiende. Como que se da esa magia en algún minuto y, después, desaparece o sigue creciendo. Pero siempre hay un disco que es el que cacha la gente, siento que eso pasa con GP.

Yo creo que en la síntesis está donde quiero ir. No quiero ser Leonard Cohen, ni cagando.

En cuanto a las letras, son mucho más directas y simples. No tan raras como antes, ¿hay una búsqueda ahí?
—Lo andino es así, tres palabras claves, muy bien puestas, no más. O, por ejemplo, los gritos de Colo-Colo: «Albo, mi viejo amigo». Esas hueás te las aprendes tan rápido. ¿Tu eres del Colo? ¿O no? ¿Eres de la U?

De Colo-Colo…
—Ahhh, ya. Ese grito siempre se me quedó y yo soy pésimo para aprenderme las letras. No me aprendo ni las mías. Pero esos gritos se me quedaban por algo. Yo creo que en la síntesis está donde quiero ir. No quiero ser Leonard Cohen, ni cagando.

¿Es como una búsqueda más callejera?
—Sí, quizás. Pero, por otro lado, igual me interesa lo del rap. Para mí la síntesis es lo que estoy buscando ahora. Síntesis y acordes. Dos. Nada más.

 

Antes, en los tiempos de Gepinto y Hungría, cuando Gepe se sentaba en el escenario a tocar la guitarra y, a ratos, el bombo con el pie, las letras eran más crípticas. «Escribía así porque antes me daba más vergüenza» dice como si hablara de un tiempo imposible, tan lejano que pareciera no reconocerse en él. «Ahora hay que decir “1, 2, 3”. Esa me parece una letra bacán. Son como energéticas y visuales. Como que no creo en la poesía».

No funciona tanto con el pop, tal vez…
—¿Sabes de lo que me desengañé? Que la música pop no es arte, es como una mezcla entre diseño y publicidad. Son como cápsulas de información que tienen valor estético, pero que responden a otra cosa. Esto es publicidad, hueón. Creo yo, mi humilde opinión. Lo siento así porque no tiene un valor poético, solo trata de funcionar. Con esa idea en mente, me da más libertad.

¿Sabes de lo que me desengañé? Que la música pop no es arte, es como una mezcla entre diseño y publicidad.

¿Te daba más miedo antes?
—Mucho más, cambiar una letra o traicionar mi no sé qué, «esto tiene que ser así, no lo entiendo pero no importa». No, ahora todo tiene que estar bajo control, pero sin que pierda la vida. Cuando la pierde, esa canción se desecha. Antes no descartaba nada, todo vivía en un limbo. Ahora puedo discriminar perfectamente entre algo que me gusta y sirve; y algo que sirve pero que está malo, que no tiene vida. Es como una hueá interior. Vas cantando la canción y no funciona no más.

¿Dónde más te gustaría que te llevara GP? De cierta manera ya te llevó a Olmué, Lollapalooza y ahora en marzo a México y Estados Unidos…
—Quiero sentirme cómodo, seguir haciendo canciones. Para mí eso es lo más importante. Me dan lo mismo los escenarios, puedo tocar en Loreto o en Coachella. La satisfacción para mí está en hacer canciones, porque ahí es cuando libero energía. No soy tan fanático de tocar.

¿Te da vergüenza todavía?
—No tanto, o sea, un poquito. Pero lo disfruto, quiero dejar en claro ciertas cosas y eso ya es algo. ¿Pero sabes qué es lo que más me interesa? Hacer dj set, eso es lo que más me gusta. Como lo que te decía, como este hueón de Daddy Yankee. Es genial. Más espectáculo, menos arte. Lo que no va en desmedro de su calidad estética.

«Lo chano es cool y hipster»

«Esa era la idea. Como que lo chano —¿así se dice?— es cool, hipster» me responde Gepe cuando le digo que Álex & Daniel es un mal nombre, que suena a Wisin & Yandel. Me cuenta que la idea fue de Fakuta, un día después del lanzamiento de Audiovisión, mientras comían comida china y hablaban de su proyecto paralelo con Álex Anwandter (ex Teleradio Donoso y Odisea).

Luego, recordamos que el mismo Anwandter nombró a su primer trabajo solista como Odisea (2010, Oveja Negra), según Gepe, porque le gustó lo “chula” que sonaba la palabra.

¿A qué te suena Álex & Daniel?
—No sé, como que me suena a Odisea.

Pero en canciones de 4 minutos…
—Me encanta Odisea, ese disco lo encuentro magistral.

A mí me gusta mucho más que Rebeldes (2011, Nacional Records)…
—A mí también, de hecho, ese disco lo he escuchado dos veces. El Odisea lo escucho de verdad y entero. Es muy agradable.

Volvamos a Álex & Daniel…
—En el disco hay bastantes guiños a hartas cosas. Como que me pasó que hablábamos de las canciones como: «¿Te acuerdas de la parte que era como “Billie Jean”? Ya toquemos la “Billie Jean”» o «Ya, toquemos la Coldplay», como puras huevadas así.

Me pasó que se notan mucho los arreglos de Anwandter, pero me costó saber de quién eran las letras…
—En la mayoría de las canciones la letra la inventé yo y los arreglos son del Álex. Como que él se ponía en el piano y yo cantaba, así inventamos las canciones. Tratamos de hacer todo cincuenta y cincuenta, muy compartido. Eso es bacán. Por ejemplo en “Segunda”, la melodía de voz la hice yo y, el arreglo, el Alex, pero es una canción que yo nunca podría haber hecho porque no ocupo esos acorde más llenos, que tienen dos bajos, quintas y huevadas así. Usar ese tipo de armonías te da pie para crear otro tipo de melodías que no acostumbras.

Lo mismo le debe haber pasado a Anwandter…
—Claro, ir cambiando a escribir más simple, sin puentes.

Y esta búsqueda de palabras populares como «bacán tu casa» en GP o el «me pone ready pensar en ti» de “Japón” en el disco Álex & Daniel
—Esa parte la escribió el Alex. Eso hablábamos hoy en una entrevista, me dijeron «qué buena esa hueá que escribiste ‘me pone ready pensar en ti’, es muy Gepe». ¡Y eso no lo escribí yo!

Yo también pensé que era tuya…
—Como que lo que escribí yo lo canta el Álex y lo que escribió él lo canto yo. En general el disco de Álex & Daniel funciona así. Menos “Una nueva aventura” que la escribió entera el Álex y “Miña” que la escribí entera yo.

¿Cómo se paran en el escenario? De cierta forma ya no son Gepe, ni Álex Anwandter…
—Cada uno a partir de su propio personaje como solista, no sé si se creó un nuevo personaje como camaleón (Gepe se ríe, se ruboriza, le dio un poco de pudor la palabra), pero sí neutralizó y cedió. Es como Gepe pero no, es como Álex Anwandter pero no.

Chile, nuevo paraíso del pop

Es como estar en un colegio con puros hueones de promedio arriba de 6 ó 6,5.

En uno de sus viajes a España, Gepe escuchó a un par de tipos que quería venir de vacaciones a Santiago. «¡Cáchate esa hueá! Querían venir por un tema musical y ¡son dos lugares, dos calles! No van a ver nada más», dice riendo. Sigue, ahora imitando el acento español: «El tipo me dijo: ‘Pero es que es moda, todo es música’. Está loco».

Te vas a México y a Estados Unidos esta semana, ¿Qué es lo que más te gusta de salir?
—Me gusta dejar todo en pausa. El avión sale y todo lo que estaba haciendo quedó ahí, en frío. Aunque jamás podría quedarme afuera, a las dos semanas ya echo de menos, aunque lo esté pasando la raja. Es algo muy elástico, siempre tengo que volver. Me gusta llegar de nuevo, ver la ciudad y volver a escuchar el acento de la gente.

 

Poco. Nada. Esta vez Gepe solo deja su trabajo, ahí, congelado en carbonita. El lunes va a dejar de vivir con el multi-instrumentista Pedropiedra. Antes de volar a Norteamérica, en donde tocará en los festivales Vive Latino, Nrmal y South by Southwest, tiene que sacar todas sus cosas y llevarlas a la casa de su madre. Volver a la base.

Gepe parece original, único, pero es parte de una escena. «Chile, nuevo paraíso del pop», escribió alguna vez el diario El País de España. Para él no existe, o no la entiende: «Esa huevada es para los periodistas, no sé, no me importa. Sí sé que hay gente muy brillante haciendo cosas muy lindas. De hecho, trabajando con Álex me di cuenta de la diferencia que hay entre uno y otro».

Pero comparten mucho. Por primera vez se puede hablar de una escena…
—Yo creo que a la historia musical le tocó concentrar un poco de energía en este sector. Supongo que también se juntan condiciones sociales, políticas y económicas para que esto pase. Hay una especie de plusvalía chilena nueva en todo ámbito. Desde el periodismo a las artes plásticas. Aunque estoy seguro de que siempre estamos pendiendo de un hilo, por eso seguimos siendo del tercer mundo.

Una burbuja…
—Claro, la plusvalía chilena me da muchísima desconfianza. Es todo muy frágil. O sea, hay una debacle de nuevo en Estado Unidos y nos vamos a la cresta. Si fuésemos Holanda o Suiza, siempre va a estar el Estado papá poniéndonos a raya. Pero lo de acá es como: «ya, pásenlo bien chiquillos que en un rato va a quedar la zorra». Esa sensación me da. Pero hay que aprovechar, igual, hay ciertas personas que son muy interesantes y que las sigo de igual manera que lo extranjero. Qué bacán tener la suerte de compartir espacio con ellos.

No hay nada que envidiar a lo que viene de afuera…
—Como que todo se va nivelando. Es como «cacha qué bacán esta letra, este disco, ¿cómo produjiste esto?». Y todo está pasando en tres calles más allá. Es bacán no tener todo tan lejos, no tenemos nada que envidiar. La diferencia con los gringos, por ejemplo, es más una cuestión operacional, de infraestructura más grande. Desde manager, roadie, hasta instrumentos y cuestiones visuales. Pero el nivel es el mismo, quizás hasta mejor. Tiene un valor especial.

 

Sentirse parte. Le guste o no, le importe o no. Gepe también dice que compartir la escena con Javiera Mena, Álex Anwandter, Pedropiedra o Andrés Nusser (de Astro) «es como estar en un colegio con puros hueones con promedio arriba de 6 ó 6,5». Lo que contrasta de manera violenta con los músicos de la generación anterior, que parece perdida.

«No los cacho. No tengo contacto con ellos. No tengo idea. Al que quiero cachar ahora es al Miguel Barriga de Sexual Democracia, él me parece un personaje especial. Los otros deben estar casados, pensando en una casa, en un pie o en sus hijos, lo que, por lo demás está muy bien. Pero no los siento tan vivos» dice antes de terminar esta entrevista.

[FOTOGRAFÍAS] María Paz Arias.

Gepe: «El pop no es arte, es una mezcla de diseño y publicidad»

Sobre el autor:

Javier Correa (@__javiercorrea) es periodista y coescribió «Nunca cumplimos 30. Una historia oral del Canal 2 Rock & Pop» (2018, @librosdementira).

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