Daniela Aleuy, pop fugitivo

por · Diciembre de 2010

Entrevista a la cantante chilena

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“EnCerio” es el tercer disco de Daniela Aleuy, concebido en México pero registrado en un estudio doméstico en Santiago y cuenta entre sus colaboradores con los nombres de Alejandro Gómez, Felipe Cadenasso y Pedro Piedra. La cantante, recordada por su participación en un programa de tv y un mega éxito de radios románticas, hoy ha sabido no sólo reinventarse sino que tomar las riendas de su propia carrera. La entrevistamos, te mostramos su nuevo video y regalamos su nueva producción entre quienes participen.



Las cosas serias

Por las calles, la gente empieza a buscar dónde almorzar. Los locales de comida tímidamente empiezan a dejarse visitar por esos estómagos hambrientos y sus portadores ya libres de las oficinas. Al menos por el momento. En un departamento, unos metros más arriba, un cachorro escapa por entre las rendijas de la puerta de entrada, una chica va rápidamente por el pasillo en su búsqueda y lo levanta con sus manos, da la bienvenida, dice “hola, ¿qué tal? pasa” y cierra la puerta rápidamente. El cachorro tiene con suerte tres meses y se llama Baltazar. Su dueña: Daniela Aleuy. Y ha interrumpido su propia jornada de trabajo –su notebook está encendido, en mitad del living, y la música de Metric suena fuerte por todo el lugar– para dar paso a lo que será esta entrevista.

Son las 12:40 y debe ser uno de los días más calurosos de lo que va del año en Santiago, y es por esta razón que Daniela se encuentra en la cocina sirviendo Coca Cola con hielo, mientras Baltazar se dedica a morder los dedos y pantalones del entrevistador. Ambos actos se repetirán reiteradas veces durante la visita: “Ven, acá, Baltazar”, “ya, pues, pórtate bien” y “no hagas eso” se escuchará una y otra vez, después, en la grabación.

–No tengo cerveza, pero hay bebida.

Es difícil no sentir cierta cercanía con Daniela Aleuy, básicamente porque más allá de su carisma, la cantante se inició como una de las coristas de la banda de Pase lo que Pase, el programa que Karen Doggenweiller y Felipe Camiroaga conducían cada tarde, de lunes a viernes, en TVN a fines de los noventas. En el que los músicos tenían una especial participación y en donde Daniela compartía con la otra corista María Ela, quien también hizo carrera como cantante posteriormente; con el guitarrista Andrés Jeraldo, quien luego formaría parte de Zinatel y aún después colaboraría con el rapero Zaturno; y con su director, el tecladista Tito Francia, conocido más tarde por musicalizarle las noches a Kike Morandé, quien lo haría famoso con sus “y cómo dice, Tiiiiiito”.

Pero más allá de un trabajo estable y la fama instantánea y vaporizada que entrega la televisión, ella –viñamarina de nacimiento– tenía clara su meta: hace algunos años había abandonado sus estudios de Ingeniería en Valparaíso para dedicarse a cantar. Es por esta razón que la salida de la pantalla fue tan fácil como la entrada y un par de meses después, a los 25 años, Daniela Aleuy –como cantante conocida inicialmente con un simple Daniela– contaba ya con un disco, Así soy yo (2001), editado por Warner Music. Y “Sol”, una poderosa balada, compuesta por Daniel Guerrero, capaz de sonar en todas las radios románticas y conseguir reiteradas pasadas de su video la cadena MTV, que para las fechas había dado un vuelco definitivo al pop. Era el mejor inicio para algo.

¿Te acuerdas de lo presente que estabas, en muchas partes, con esa canción?
—En ese tiempo no me di cuenta. Ahora me doy más cuenta de lo que pasó con “Sol” porque he conocido a ene gente que me escuchaba cuando eran chicos y lo encuentro la raja.

Tocaste hace poco en la Blondie Valparaíso, pero en ese entonces, representaste a Chile en el Festival de Viña.
—A ver, cuando canté en el Festival de Viña, tenía como 12 años menos. ¡Imagínate! Entonces, yo no cachaba mucho, estaba jugando un jueguito, y nunca pensé que me iba a dedicar a la música. No estaba en mis planes. De cantar bien a ser la productora de mi propio disco es grande la diferencia y tiene que ser así, creo yo.

¿Y cómo se fue dando esta nueva dirección?
—Es que la música a mí siempre me ha gustado, no es que haya otra dirección en lo que estoy haciendo. La diferencia con otro músico es que yo venía de la tele, y no cachaba nada de cómo hacer un disco lejos de un sello y una megaproducción. Más que haber tomado un camino distinto, creo que ahora definí algunas cosas. Estoy más clara. A mí me gusta la música pop tanto como la Violeta Parra o la PJ Harvey.

Pero hay diferencias entre trabajar con Daniel Guerrero y trabajar con Pedro Piedra y Cadenasso ¿no?
—Sí, pero lo que pasa es que cuando yo trabajé con Daniel, era una niñita chica que cantaba bonito. Nómbrame todas las niñas de Rojo y yo era lo mismo. Siento que hice las cosas bien en ese momento, porque yo no sólo cantaba en la tele, también cantaba para Alberto Plaza y en otras miles de cuestiones más, y grabar un disco metida en ese mundo, para mí era una pega más, no más. Por suerte, después me di cuenta que no era una pega solamente, sino mi vida y mi futuro: dedicarme a hacer música.

Y fuera de la televisión…
—Me retiré de todo eso. Me alejé de la televisión y de esa cosa parafernálica de popularidad musical. No fue por opción, tampoco. Fue porque dejó de estar el apoyo económico de un sello grande. Cuando dejas de salir en la tele ya no eres un artista válido. Así que me encerré a grabar mis discos. Humildemente.

Enchilada

Han pasado los minutos, no así el calor, y Daniela –melena rojiza y ojos claros y luminosos, pantalones pescadores y camiseta negra– se asoma por su balcón, luego vuelve a su pieza por una cajetilla de cigarros, y después a la cocina, para terminar instalándose una vez más sobre su sillón del living, cerca de la grabadora que registra esta conversación. Y así se lo ha llevado todo este rato, entre buscando a su pequeño Baltazar, quien se ha obstinado en esconderse por los rincones del departamento, sirviendo vasos de bebida y observando qué pasa en la calle, cada tanto. Es que pareciera que la tranquilidad no es lo suyo. Así también lo confirman sus transformaciones dentro de la música. Cuando Warner ya no estuvo, su segundo disco, Creer (2006), fue editado por el sello La Oreja. Disco –según sus propias palabras– “del cual nadie se enteró”, pero del que siente un orgullo pleno, habiendo no sólo cruzado a la vereda del rock-pop, en donde además de tomar una guitarra eléctrica, formó una banda-de-sólo-chicas para sus presentaciones en vivo; sino que también atravesando ese grueso límite que diferencia a una cantante de una cantautora.

Y no es todo. A su participación en los sets de televisión, así como a su incursión en el mundo de la música pop, debe sumársele otra tan curiosa como importante: ha interpretado numerosos openings y endings, doblados al español, de exitosos anime tales como ¡Están Arrestados! o Digimon y de las películas de Pokemon, que le dieron cierta devoción fetichista casi secreta entre los chicos otaku.

Y hay más. Tantos son sus vaivenes que un día, y tras la invitación de una radio mexicana en 2007, Daniela decidió instalarse en el país azteca. Sólo por probar suerte. Consiguió un par de shows y grabó el tema principal de la película ¿Cómo no te voy a querer?, drama de jóvenes aspirantes a futbolistas.

¿Qué pasa con México que desde los tiempos de Lucho Gatica el músico chileno tiene la idea de irse allá?
—¿Sabís qué pasa en México? Lo que uno quisiera que pase aquí. Que la gente ama la música y ama su música. Hay un respeto tremendo por el artista. Además, los músicos de allá llevan su país en su música, entonces todos esos ingredientes hacen que se pueda vivir la música. ¿Y por qué México? Bueno, porque hablamos el mismo idioma, tenemos gustos similares y los mexicanos nos quieren mucho, además.

¿Y qué opinión tienen ellos de la música chilena?
—Hay un semillero de músicos que están de a poco dejando huellas en México como el Pedro Piedra o la Mariel. Bueno, Los Bunkers que están haciendo cosas muy importantes y están trabajando a full.

Pero tú, finalmente, terminaste volviendo a Chile. ¿Por qué?
—Es que no sé si puedo vivir allá. Voy a volver, eso sí, ahora en marzo. Voy a estar allá un par de meses tocando, porque cuando vas, sabes que vas a tener lugares para tocar, gente que va a ir a los conciertos, en las radios van a querer poner tus discos. Se siente el cariño y apoyo de todos. El mexicano no es tan prejuicioso como el chileno. Acá te encasillan por todo, al que hace rock, al que hace pop, cuando en realidad, debería dar lo mismo, mientras sea música y esté bien hecha.

Canciones caseras

“Café por la Mañana”, el single y video con el que Daniela Aleuy ha decidido iniciar la promoción de “EnCerio” suena a la mejor época de la banda española Mecano. Sin dejar de ser una canción pop, es una travesía distinta, pero por sobretodo honesta. Y es que eso es lo que se encuentra en esta nueva producción, grabada a pulso y sudor, completamente independiente, y sólo disponible en formato descargable a través de portaldisc: una enorme variedad de formatos pop, en donde la solista da rienda suelta a toda la acumulación de influencias que el tiempo le ha otorgado. Electro-pop. Baladas dark. Pero por sobretodo mixtura, eclecticismo, la inquietud experimental y la inserción de instrumentos andinos y sonidos étnicos de este sur del mundo.

No es curioso, entonces, que sea el primer trabajo que ella compone, arregla y produce en su totalidad. Todo desde un estudio montado pieza por pieza en su propio hogar y haciéndose valer de lo que la experiencia le ha dado. Para el disco, Daniela grabó baterías, guitarras y bajos. Hizo programaciones. Pero además, se valió de la ayuda de sus amigos para algunos temas: guitarras de Pedro Piedra –con quién participa esporádicamente como su corista en vivo–, Alejandro Gómez (Solar, Alamedas), Pablo Freire (Primavera de Praga) y Felipe Cadenasso; baterías de Edita Rojas –a quién se refiere afectuosamente como mi baterista, a pesar de compartirla con Carlos Cabezas y Mauricio Riveros, entre otros– y bajos de Bernardita Martínez (Guiso) y Rigo (Tronic). Todo tan íntimo como afectuoso.

Entiendo que EnCerio es un trabajo mucho más tuyo que los discos anteriores.
—Claro que sí. Las decisiones de todas las cosas que están en el disco son mías. Eso me hace verlo, sentirlo y expresarlo de otra manera. Es un trabajo que está muy parecido a cómo lo tenía en mi cabeza.

¿Y qué tal fue esa experiencia? De armarlo, digo.
—Fue cuático. Cuando empecé a grabar el disco estaba recién llegada de México, y sin ni uno, porque me había ido en la aventura, y traje esas canciones. Fue un proceso bien largo y fue bonito igual porque cumplí con ciertos desafíos personales. Este disco es súper variado, como que tiene muchas cosas distintas de Chile, pero trabajé canciones que hice en México, también. En ese sentido es súper comprimido, tiene mucha información que recolecté en harto tiempo.

Además, lo produjiste tu misma.
—Sí. Yo no me siento una loca que sepa mucho, soy casi 100 % autodidacta. Tocar guitarra es complicado para mí, no soy buena guitarrista, y sin embargo toqué casi todas las guitarras de mi disco. Tocaba muy mal, ahora no toco mucho mejor. Con lo de producir un disco ha sido algo parecido. Pero, al final, aprendí que si no lo grabo yo, no queda como yo quiero.

Hay un solo tema que no es tuyo y es “Volver a los 17” de Violeta Parra. ¿Por qué decidiste hacerlo parte de tu disco?
—Yo quería hacer algo de la Violeta Parra, y esa versión fue la raja hacerla. Ella me inspira mucho, siempre lo ha hecho, pero ahora que estuve afuera, y súper sola, me conecté jevy con muchas cosas chilenas. Yo soy provinciana y hay cosas que uno lleva en el inconciente, como la figura de la mujer, la guitarra. Cuando volví me puse a escuchar como loca a la Violeta Parra, la había escuchado siempre, pero nunca tanto. La Violeta era una mina muy power que cachaba demasiado, y las cosas que ella dice hasta hoy provocan cosas. Todos deberíamos rescatar algo de eso.

¿Qué otras cosas has escuchado y te han dejado pegada?
—Cuando estuve grabando el disco no escuché nada de música, durante dos años. No quería escuchar nada de nada, entonces me perdí harto. Antes de eso escuché siempre a la PJ Harvey, a la Jenny Wilson y a la Cat Power. Ahora escucho más pop, antes me gustaba más el rock.

Con tantos cambios bruscos, o no tanto, ¿qué podemos esperar ahora de Daniela Aleuy?
—Estoy pensando en el próximo disco ya. Quiero hacer una cosa mucho más bailable, que sea una locura. Tal vez lo empiece a trabajar ahora, en el verano.

CONCURSO:
Si quieres ganarte códigos para que puedas descargar “EnCerio” de Daniela Aleuy desde Portaldisc. Déjanos un comentario indicando tu nombre real y correo-e y ya estarás participando.

Daniela Aleuy, pop fugitivo

Sobre el autor:

Daniel Hidalgo (@dan_hidalgo). Publicó los libros Barrio Miseria 221 (2009) y Canciones punk para señoritas autodestructivas (2011).

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