Hace tiempo dije que Ricardo Arjona era algo así como Sabina después de la lobotomía. Paciencia: todo tiene su explicación.
Hace tiempo dije que Ricardo Arjona era algo así como Joaquín Sabina después de la lobotomía. Pero paciencia: todo tiene su explicación. Quería contrariar a la gente que va al gimnasio, y a la gente que va al gimnasio le gusta Arjona. Es que a todo el mundo, vamos a decirlo, le gusta Arjona. Bueno, a medio mundo. Ya veremos cómo es este asunto de las mitades.
Arjona cantaba por las monedas de los transeúntes en la peatonal argentina Florida y ahí lo tienen, es una verdadera superestrella. En Argentina hizo un ciclo de 35 shows en el Luna Park: 245.000 personas. Y eso solo en la Argentina (en Chile suma 16 shows en Arena Santiago y solo en 2012 tocó 6 días seguidos con casi cien mil personas). ¿Han comprendido que el American Dream es posible?
Arjona, como si esto fuera poco, puso a Guatemala en el mapa. A ver, los lectores no guatemaltecos de esta revista, concéntrense… Guatemaltecos mundialmente famosos que estén vivos, comenzando: ¡Ya! Ricardo Arjona, Rigoberta Menchú, eh, ejem… Tic tac, tic tac… ¡Tiempo! Dos respuestas correctas. Una vez estuve en Guatemala, al cabo de un viaje en bus por Latinoamérica, y conocí a la chica más linda del mundo. Me preguntó si me gustaba Arjona. Le dije «claro, cómo no me va a gustar». Me dijo «a mí me encanta, y además es guatemalteco». A la chica más linda del mundo, que es guatemalteca, le gusta Arjona.
En una canción llamada “De vez en mes”, Arjona le cantó a la menstruación. ¿Conocen algún otro cantante romántico que lo haya hecho? Arjona lo hizo. Allí dice, por ejemplo: «De vez en mes / te haces artista / dejando un cuadro impresionista / debajo del edredón». Allí dice, también: «De vez en mes / la cigüeña se suicida / y ahí estás tú tan deprimida / buscándole una explicación». Si no les gusta, muéstrenme otra canción —mejor o peor, da lo mismo— sobre el mismo tema. No cuentan bandas punk.
Fito Páez tuvo una pelea mediática con Arjona. Polemista experimentado, Fito salió a buscarlo con toda la fe del mundo… y lo encontró. Vamos a decirlo claramente: Arjona lo destrozó. Ni el más acérrimo de los fans de Fito pudo dejar de reconocerlo. Fito tiró la primera piedra cuando dijo: «Si la ciudad [Buenos Aires] le da 35 estadios Luna Park a Arjona y a Charly García le da dos, tenés que pensar qué significan la política, los diarios en esta ciudad, en la que hay valores que fueron aniquilados». A través de una carta al diario Clarín, Arjona le respondió: «El señor Fito Páez habla de aniquilación cultural y me menciona. De forma sospechosa señala el inicio de este problema en su país casi de manera simultánea con el descenso claro de su capacidad artística (…).
Quiere decir entonces que: si las cosas no le pasan a él, de manera automática pasa el mundo a ser responsable directo del fenómeno (…). Puede ser que usted mismo se crea su farsa de intelectual osado, pero detrás de su arrogancia habita el irrespeto dictador de creerse dueño de las decisiones populares (…). La música no pertenece a las competencias de atletismo donde se miden las capacidades contra reloj, es un asunto de gustos y de emoción. Ante los cinco sentidos de cualquiera que los tenga exactos, sus comentarios no serán más que un alarde melancólico, visceral y resentido de alguien al que solo le queda hablar (…). Ya quiso usted ser Charly García, después quiso ser Almodóvar. Lamentable lo suyo, señor. Lamentable lo suyo, señor, lamentable, pero por sobre todo… triste». Knock Out.
Arjona, está claro, no tiene medias tintas. No es un apóstol del buen gusto ni un tibio democratacristiano de la canción como Jorge Drexler o Kevin Johansen, que no pueden disgustarle a nadie. Arjona, amigos, tiene sangre en las venas. Por si hiciera falta decirlo, no es cool ni tiene la más mínima pretensión de serlo. Le importa tres carajos la aprobación de la clase media con pretensiones intelectuales. No escribe para la izquierda ilustrada. Arjona polariza: lo suyo no es, ni mucho menos, música funcional. Si toma martinis, lo hace después de componer y no durante. Hagan la experiencia de viajar en ómnibus con un chofer al que le gusta Arjona: verán que la mitad de los pasajeros canta sus canciones, verán que la otra mitad se quiere matar. Eso es un artista.
Ahora, el argumento más poderoso de todos: a Arjona le gusta Sandro. Es más (es mucho más): la última grabación que conocemos del Maestro fue como invitado en un disco de Arjona llamado Quién dijo ayer, donde cantó el tema “Realmente no estoy tan solo”.
Sandro grabó muy pocas participaciones en discos de otros artistas. Si aceptó grabar en el disco de Arjona, por algo será. Parece una ironía, pero la letra de la canción que Arjona grabó junto a Sandro dice «Realmente no estoy tan solo, quién te dijo que te fuiste», y eso, exactamente eso, es lo que nos pasa a los que amamos a Sandro. Como yo. Y como Arjona.
Aparecido en SoHo.