El fútbol es una metáfora de lo que somos y si lo que somos es lo que vimos el sábado, entonces tenemos todo un futuro por delante.
El que subestima la influencia de Bielsa, no solo en el fútbol, sino en la sociedad chilena, creo que está profundamente equivocado. Después de 100 años de sentir que ese temperamento que se supone nos llevó a detener a los españoles, a lograr la cima del morro de Arica y resistir en la calle a los militares, no se veía reflejada en la cancha con equipos timoratos, colgados del arco, ultradefensivos; llega un tipo culto, observador, disciplinado, con una visión humanista y amplia, que viene de vuelta de la discusión de si el fútbol es una actividad pobre y merecedora de la atención de los más intelectuales, y nos instala un espejo, nos recuerda quiénes somos y le da cauce a nuestro temperamento, nos descubre cuáles son nuestras fuerzas y nuestras debilidades.
El primer escudo chileno fue un volcán en erupción, y eso somos los chilenos, tipos calmados, introvertidos, tímidos y plácidos como un volcán dormido, como el Calbuco o el Osorno; pero que pasamos sin transición a la pelea y el desenfreno destructivo, la violencia sin destino que nos autodestruye.
Los chilenos no leemos mucho, no participamos en general de grandes discusiones intelectuales. Hay un abismo entre quienes reflexionan sobre quiénes somos y qué deberíamos hacer y la gente en las calles. No es a través de libros, conferencias y charlas que los valores y cambios de conducta van a confluir hacia el pueblo. El fenómeno de Bielsa fue que un medio popular, transversal y querido fue utilizado como vehículo para esa inyección de valores y conductas. Nos descubrimos como lo que siempre hemos sido, como lo que cuentan nuestras historias: más pequeños, más alejados, más desprotegidos, rodeados de terremotos, maremotos y tragedias gigantes, pero volcánicos y aguerridos. Descubrimos que canalizando nuestro magma disciplinadamente nos convertimos en un enjambre guerrero contra el que ni los poderosos pueden hacer mucho, que multiplicándonos y superando con furia nuestras falencias los poderosos terminan de rodillas rezando para que sea la fortuna (esa a la que tanto le cuesta cruzar la cordillera) la que los salve.
Creo que después de 100 años redescubrimos nuestra identidad a través del fútbol, esa vía vulgar y entrañable, redescubrimos que siendo el equipo más bajo, de menor peso físico, una de las más jóvenes, viniendo de un país trágico y tectónico, somos capaces de lo imposible. Que siendo un grupo, que abrazando nuestro origen, que liberando la tremenda energía geológica que viene de nuestra piel morena con disciplina, orden, dirigida, en grupo, con solidaridad, somos capaces de cualquier cosa, de botar a un gigante, de conseguir torcer la historia y a los poderosos.
Me siento orgulloso de lo que hicieron, son cabros humildes, la sencillez de nuestro pueblo, la fuerza de nuestro pueblo. Me gustaría que más gente como Bielsa leyera lo que el sábado ocurrió con la profundidad que merece. Todos tenemos la sensación que el 28 de junio de 2014 pasó algo más que solo un partido de fútbol en Belo Horizonte. Todos lo sabemos pero no hemos estado a la altura para descifrarlo, es algo importante que nos atañe como país. Quizá nos demoremos en leerlo, pero lo importante es que ya está encarnado, los cabros de ayer lo hicieron carne y piernas. ¿Alguien cree después de ayer que podemos conseguir algo sin sacrificio y esfuerzo al extremo, sin actitud guerrera y entrega total? Eso somos, un país pequeño que debe darlo todo para torcer un centímetro su historia, ya no podemos pensar de otra manera, ya se volvió parte de nuestra cultura, de lo que somos.
Como dijo Galeano, «dime cómo juegas y te diré quién eres».
Lo del sábado fue más que un partido de fútbol, fue construcción de nuestra identidad.
El fútbol es una metáfora de lo que somos, y si lo que somos es una pizca de lo que ayer cabros sencillos de nuestro pueblo, como Gary Medel, hicieron en una cancha por su país y por su dignidad, compañeros, tenemos todo el futuro por delante abierto para lo que queramos, la energía está, viene de la tierra y se expresa con gente de cabeza negra, que no quería ser rubia, que quería ser lo que es finalmente, encontrados con su destino, ayer en Brasil contigo y conmigo, con todo un país detrás.