Una columna sobre el primer fracaso en tu vida de fracasado. Prepárate: si esperas algo del sistema, tu pésimo puntaje será sólo una síntesis de un futuro donde las expectativas sólo se cumplen si las pagas.
No sientas pena si te fue mal en la PSU. No llores si el sistema te golpea en la cara con un guante delicado, digno de la elite que es dueña de tu culo desde que naciste.
No sientas pena por perder una carrera en la que todos dicen desde siempre que debes ser el jinete, pero sabes que nunca serás su dueño.
No te sientas solo cuando le tengas que explicar a tu familia que la expectativa de éxito que tienen es culpa de un ideólogo que está muerto y no puede pagar por sus crímenes.
No grites de rabia si entiendes que una prueba se encarga de dar el informe final a Darth Vader: el trabajo está terminado.
No pienses que desayunar con la Presidenta es un premio, un avance o un logro histórico para tu familia en vez de la validación total de un sistema cruel. Porque la misma señora que invita a “los mejores” a tomar desayuno dice que defiende a los que no pueden estar ahí. A los que no quieren. A los que no saben si quieren estar ahí o no.
Junta energía para vivir en un mundo donde el ideal de buen vivir va en directa oposición a lo que el sistema te garantiza y ofrece como opción.
Controla tu ira al ver comerciales de preuniversitarios en la tele. Son solo mercaderes de la educación que aprovechan una demanda de la que nadie se hace cargo. Una pequeña pasantía en el arte de ser estafado por millonarios que siempre estarán impunes.
Prepárate para el fracaso de publicar un puntaje entre las dos fechas de pura alegría en el año: Navidad y Año Nuevo. Soporta que quien sepa tu rut pueda saber si eres un imbécil a ojos del sistema.
Ármate de paciencia para explicarle al ejército de tías, abuelas, madres, padres, hermanos y hermanas que a lo mejor eres tan ingenuo que quieres vivir una vida en la que no es necesario ser ejemplar a ojos de los que dicen que mandan, los que son legitimados en elecciones con padrones validados décadas atrás, amparados en reglas perversas que nadie eligió.
Ten la decencia de esconder tu visión critica del sistema cuando te intenten matricular en una universidad privada que tiene los mismos profesores de las estatales, pero se hace llamar de una forma y legalmente es una inmobiliaria.
Agradece a los dueños del fundo en el que vives la oportunidad de ser tan miserable como los que logran ganar la carrera de la PSU. Prepárate para vivir una vida de sujeto de crédito, deber millones de pesos y no encontrar trabajo.
Y piensa: ganaron los malos. Ganaron una batalla que no peleaste. Piensa que quien tenía que defenderte vive convencido de que ganó, lo celebró, esperó la alegría mientras se compraba un auto y hacía un cocktail en su titulación, y vio su vida irse pensando que la felicidad es lo mismo que el éxito.