Buena parte del concierto confirma lo que ya no es solo una sospecha. Hemos visto crecer a Ana Tijoux, reinventarse, rebuscarse, reencontrarse, reexplorarse, y la observamos ahora como si fuera un meteorito.
«Es el papá del rock chileno», dice Ana Tijoux desde la alternativa en vivo al cierre de la primera jornada del festival. Es la sentida dedicatoria de su tema “Sacar la voz” a Jorge González, de quien reconoce orgullo de reemplazar en el programa, dado al accidente cerebro vascular que impidió al alma, cerebro y corazón de Los Prisioneros, estar sobre ese mismo escenario y cualquier otro hasta nuevo aviso, pero además la más reconocida MC chilena aprovecha la ocasión para referirse a la patética opinología que circula por las denominadas redes sociales –«es muy triste ver (…) esta cosa de denigrar a un artista»– y a la relevancia de los músicos chilenos en el evento —«en donde se separa a los músicos nacionales de los internacionales».
La versión es encantadora e incluye el audio, al igual que en su disco La Bala, de un verseo melancólico de Jorge Drexler. Encantadora. De igual forma avanza esta velada. Ana Tijoux, que ya posee el más llamativo show que se haga de este lado del mundo, nos brinda un concierto especial: a la buena compañía habitual, suma una importante sección de la Conchalí Big Band, dando nuevos y sofisticados aires a su puesta en escena, otorgándole aires de algo así como una diva R&B latina.
“Sacar la voz”, pese a no pertenecer al repertorio de éxitos que acumula la cantautora —¿sigue siendo una MC a estas alturas?–, debe ser de los temas más hermosos sobre los que reposa su voz. Los arreglos de esta noche, adormecida por los bronces, lo hermanan con las estrellas.
Buena parte del concierto confirma lo que ya no es solo una sospecha. Hemos visto crecer a Ana Tijoux, reinventarse, rebuscarse, reencontrarse, reexplorarse, y la observamos ahora como si fuera un meteorito. Desde el momento en que muchos oímos su voz por primera vez en la radio, en esos divertidos coros funky de “La medicina” –canción que unas horas antes Los Tetas recordarían, aunque lamentablemente sin ella–, hasta cantando en vivo, con aires multiétnicos, en algún escenario de los últimos premios Grammy, pasando por esos días de Makiza, con su temprano y sofisticado éxito “La rosa de los vientos”, o su visionaria “En paro”, o en esa escena maravillosa en que Mike y Jesse rompen sus propios prejuicios, a punta de rutina, vigilancia, desierto y carreteras, para terminar con una reflexión sobre la vida moderna, en una serie que no hacía otra cosa que reflexionar sobre la vida moderna. Hemos celebrado a Ana Tijoux demasiado tiempo como para no darnos cuenta de que bebe de la misma copa que los grandes músicos de los últimos 50 años.
Del hip hop orgánico —con invitación a Jotadroh y a MC Niel—, pasando por un segmento de versiones en clave reggae —“Shock”, “Cómo sería”, “Mi verdad”–, hasta ese homenaje a la música afrolatina que es su último disco Vengo, en donde calza la suma de Juanito Ayala para cantar “Creo en ti”, y hacer bailar a los concurrentes que no se han mostrado más que cómplices de todo lo que ella nos ha entregado esta noche, a punta de canciones con letras y música más allá de todo.
Fotos: Eleonora Aldea © paniko.cl