Evitando chistes sobre la extinción o cualquier cliché fácil, Heavysaurios demuestra que el metal puede ser para niños y que todavía hay cabida para gente disfrazada en Kidzapalooza, aunque no sean de 31 Minutos.
Kidzapalooza es, probablemente, uno de los escenarios más difíciles. Hay dos públicos: uno hastiado y el otro distraído. El hastiado tiene cara de padre que preferiría estar viendo otra cosa, pero hace coincidir los tiempos. El resto son los niños, que prestan atención de vez en cuando, pero eso no es una novedad. Acá nadie está descubriendo la pólvora.
El problema es que Heavysaurios tampoco descubre la pólvora de la entretención infantil, pero sabe llevar a un público que poco los conoce.
Este escenario tiene por emblema haberle dado una nueva vida a 31 Minutos, donde se comieron al público en ambas presentaciones. Ese antecedente deben cubrir las bandas que se presentan acá. Un difícil y aterrador precedente.
La idea es finlandesa: Hevisaurus es una banda de power metal compuesta por corpóreos de dinosaurios poco apegados a los descubrimientos arqueológicos. Heavysaurios es la versión trasandina que tuvo fama pasajera en Chile durante la última Teletón.
Un par de padres, que estaban al fondo con anteojos oscuros y poleras negras de bandas metaleras con nombres difíciles de descifrar, comentaban: «esta hueá es como Kiss para pendejos, chora la hueá, buenos los riff», mientras vigilaban a sus hijos. Es difícil conseguir eso en un adulto, sobre todo porque la televisión nos ha enseñado a tener suspicacias con los dinosaurios parlantes. Los padres metaleros sonreían, sobre todo cuando el dinosaurio principal pedía a los niños hacer los cuernos con la mano. Esa es quizás la mejor imagen que uno puede tener, lejos de las referencias dinosáuricas que se puedan hacer, evitando los chistes sobre la extinción o cualquier cliché fácil: el metal puede ser para niños y todavía hay cabida para gente disfrazada en Kidzapalooza, aunque no sean de 31 Minutos.
Fotos: Eleonora Aldea © paniko.cl