Los músicos de Pánico, Eduardo Henríquez y Caroline Chaspoul, lanzaron un nuevo proyecto musical que pone la experiencia del desierto en la pista de baile. «Hay que desordenar todo y olvidarse de las radios», arenga Edi Pistolas en esta entrevista.
Hubo un momento en que ese lunar del rock chileno llamado Pánico tuvo dos vidas oficiales: una europea con Subliminal kill como estandarte y otra anterior y chilena con Pornostar como disco de cabecera. Ahora que la banda está en reposo después de veinte años de latin sicodelic sound, electro tropical destroy y wild style, Caroline Chaspoul y Eduardo Henríquez insisten con las posibilidades del sonido que encontraron en el documental Pánico: La banda que buscó el sonido debajo.
Fichados por el sello francés Kill the DJ, el ahora dúo Nova Materia lleva la investigación con los sonidos del norte chileno a la pista de baile, con Carolina Tres Estrellas golpeando fierros y piedras sobre un beat electrónico, mientras Edi Pistolas percute la guitarra con baquetas.
—Para mí Resonancia (el último disco de Pánico) fue una iniciación, una nueva forma de pensar la música. Trabajar con materiales encontrados en el desierto y extraer su musicalidad nos cambió a Caro y a mí por completo y para siempre el foco desde donde veíamos la música.
Quien habla es Edi Pistolas o Eduardo Henríquez, que está de paso en Chile para producir a gente como IOVI + Andrea Paz, Las Olas y Velódromo, a través del proyecto Converse/Rubber Tracks, «que consiste en darle tiempo de estudio y de producción a artistas locales».
—Más que una evolución del sonido de Kick, Nova Materia parece el siguiente paso de Pánico: la banda que buscó el sonido debajo, ¿estás de acuerdo?
—Resonancia es uno de los discos que considero entre los más importantes que hayamos hecho con Pánico, al contrario de Kick que en comparación me parece un disco menor. Pero Caro y yo sentimos que con ese trabajo solo habíamos iniciado algo. Sabíamos que podíamos llevar esa idea mucho más lejos y queríamos desarrollarla. Se lo propusimos a los músicos del grupo pero no se interesaron tanto y prefirieron darle prioridad a sus proyectos personales.
»De pronto nos empezaron a llamar de festivales de cine en Europa donde la película se proyectaba (porque Resonancia también es una película llamada Pánico: la banda que buscó el sonido debajo) y empezaron a pedirme que hiciera un dj set inspirado en la música del film. Lo hice un par de veces y luego Caro se unió y ese dj set empezó a derivar en un mini live, hasta que empezamos a tener temas propios inspirados en las técnicas que desarrollamos en Resonancia. A ese material muy experimental empezamos a agregarle programaciones de beats, syntes, luego percusiones y guitarras hasta que se transformó en otra cosa. Y era lo que queríamos hacer en un principio. Llevar más allá la experiencia del desierto.»
—¿Qué te interesa del baile?
—Para mi el baile es fundamental. Es lo nos que va quedando de primitivo, porque el baile existe desde que el hombre existe. Por eso es tan unificador. El baile, cuando uno lo practica un tiempo prolongado, induce un trance y libera el espíritu. Eso lo aprendí poniendo música en fiestas y ahora lo aplicamos también con Nova Materia. El hecho de hacer bailar a la gente mucho rato nos permite ponerlos en un estado de trance que nos permite incorporar sonidos experimentales que van aportando el aspecto psicodélico del proyecto.
—¿Sientes que son un grupo del que se escribe más de la onda que de la música?
—Te refieres a Pánico. Sabes, no lo sé. Puede ser… lo que pasa es que en un momento el espíritu «Pánico» empezó a tener un significado que iba más allá de lo que éramos como banda musical. Empezó a pasar algo social que tenía que ver con conceptos de libertad, de apertura sexual, iniciación a la fiesta y las drogas. Y eso en un momento en que nadie lo reivindicaba pero estaba latente en la sociedad.
—A propósito de Pánico, siempre me he preguntado por qué uno de sus mejores discos ha sonado poco y nada en vivo, al menos en Chile. ¿Le tienen cariño a Telepathic Sonora? ¿Y cómo llegan a ese sonido, que entiendo que es por Squat y sus discos de Pérez Prado y Los Golpes?
—Aclaremos las cosas. Fuimos Caro y yo los que iniciamos a Squat en lo que era el sonido de Pérez Prado y Los Golpes y no lo contrario, porque cuando lo conocimos él solo escuchaba rap. Venían siendo influencias importantes para nosotros dos desde los inicios de Pánico. Y el que me mostró a Pérez Prado por primera vez fue Álvaro España en una fiesta por ahí por el 94.
»Ahora, tengo sentimientos encontrados con Telepathic Sonora. Por un lado fue un disco que tuvo una importancia mayor en nuestra historia. Lo grabamos en Nueva York, Caro y yo estuvimos viviendo tres meses allá armando el disco. Y también significó nuestra despedida de Chile y el inicio de la etapa francesa del grupo. Fue un momento feliz, había mucha onda en el grupo, vivimos un sueño y aun recuerdo la excitación. Pero luego, hablando de la música misma, creo que hubo demasiada mano exterior. Había un sello (Sony Music), un «major», había un productor, mucho dinero involucrado… mucha gente en general. Y al final encuentro que se parece más a un producto destinado a la venta que a un disco de Pánico. Aparte tengo una mirada muy crítica sobre mi trabajo personal en las letras de los temas. Quise manejar la ironía pero ahora pienso que fue un error y cuando lo escucho tengo una sensación de superficialidad que me molesta mucho. Pero no sé, es el disco favorito de mi hija, a mucha gente le gusta. Y lo que valoro es el hecho que nos arriesgamos con Pánico a hacer algo que era totalmente nuevo en ese momento y que la mayoría de nuestros fans iban a renegar y que de hecho renegaron. Pero nos daba lo mismo y lo hicimos igual.»
—Hablemos de lo nuevo, de Nova Materia, cuéntame de qué va la banda y si podremos verlos en Chile.
—Nova Materia es un dúo formado por Caro y yo. Empezamos a trabajar definitivamente con ese nombre hace un poco más de un año. Caro genera sonidos a partir de fierros, piedras, madera, voz, todo eso procesado y con un enfoque rítmico. Yo toco una guitarra que ocupo como percusión, le pego con baquetas y voy sacando ruido o melodías, y a eso le agregamos un beat electrónico. Es música que se puede bailar y que tocamos completamente en vivo. El sonido se asemeja a algo medio industrial, oscuro, psicodélico muy percusivo. Tiene algo de post punk mezclado con tecno y noise. Tiene una cierta violencia física pero también tiene sensualidad, cantamos los dos. Pero hay poca voz.
»Cuando empezamos a tener demos, se los mostramos a una amiga dj de París que se llama Chloé y a ella le encantó la onda y nos propuso producirlo. Trabajamos juntos los sonidos de la caja de ritmo, las programaciones. Y un sello llamado Kill the DJ, que es de Kompakt (la discográfica alemana) y uno de mis sellos favoritos de Francia, nos propuso sacar el primer EP en vinilo y digital. Luego tuvimos la suerte de tocar en un festival muy bacán llamado Villette Sonique, hace poco nos invitaron a tocar en el Museo de Arte Contemporáneo de París y luego hicimos un live para la radio parisina Nova. El EP salió en septiembre y tuvo muy buena recepción por parte de dj’s como Horse Meat Disco, Trevor Jackson, Optimo y Laurent Garnier. Y “Aparece en sueños” (el single de adelanto) está sonando bastante en clubes de Europa. Ahora se nos viene una agenda bastante buena en Europa y ya estamos preparando el segundo EP que sacaremos en formato digital en febrero de 2016.»
»En cuanto a Chile, para mí y Caro es una prioridad venir. Pero tenemos que encontrar la manera de hacerlo bien. Encontrar los productores que quieran hacerlo acá. Es muy probable que eso se concretice durante el 2016, pero para que eso pase necesitamos difundir nuestra música por la red y darla a conocer al público chileno.»
—Hace un tiempo hicieron un mixtape para un programa de radio y tocaron a Fredi Michel y Matías Aguayo. ¿Cómo se llevan con las nuevas bandas chilenas? ¿Hay alguna que te interese?
—Sí, hay muchas. Y la verdad es que cuando me propusieron participar de este workshop organizado por Converse/Rubber tracks vi en ello la oportunidad de trabajar con artistas que no están teniendo ventana para expresarse. Hay muchos talentos en este país, pero pocos productores y lamentablemente muchos artistas terminan tomando malas decisiones, llevando su sonido hacia algo pop y artificial, que a juicio mío tiene poco interés. Al contrario, hay que desordenar todo, ser mucho más radicales y olvidarse de las radios que solo pasan un sonido formateado. Ya entramos claramente en el siglo 21 y el posmodernismo nos permite hacer lo que queramos, así que mejor dejar de lado tantas reglas y empezar a trabajar mucho más libremente. Y la verdad es que siento ese viento de libertad en muchos artistas emergentes. IOVI, Planta Carnívora, Andrea Paz, Las Olas, Fredi Michel, Alejandro Paz son buenos ejemplos; los encuentro muy bacanes y los admiro mucho y llevan en ellos ese espíritu, el de una libertad asumida y reivindicativa.