La película descoloca, y por lo mismo incomodará a más de alguno, ya que cuestiona convencionalidades y en ese contexto liga sexo y violencia, con una impecable Isabelle Huppert como protagonista.
Michelle Leblanc es la jefa de una empresa que se encarga de animar videojuegos. Un día de aparente calma, un hombre con pasamontañas irrumpe en su casa, la golpea y la viola.
Luego de recomponerse, silenciosamente estoica, recoge los vidrios rotos que dejó el ataque.
En los días siguientes, sin alarmar a las autoridades, la protagonista intenta dar con la identidad del culpable.
Elle (2016) se titula la última apuesta del director Paul Verhoeven, responsable de títulos como RoboCop (1987) y Bajos Instintos (1992). Luego de diez años de ausencia, y con la actuación impecable de Isabelle Huppert en el rol protagónico, asombró a los espectadores de la edición 69 del Festival de Cannes con su nuevo estreno basado en la novela Oh… (2012) del escritor francés Philippe Djian. En Chile el pasado mes de agosto la película fue parte de Sanfic 12 y en la actualidad se puede descargar por torrent.
Como recordando el papel de Huppert en The Piano Teacher (2001), de Michael Haneke, nuevamente se presenta a una protagonista de intrigante encanto, pero inexplicablemente incorrecta. El primer factor atractivo de la película, que es fácilmente reconocible, es la personalidad de esta mujer, que tanto en el trabajo como en una reunión de amigos, conversando con su torpe hijo o bien reprochando a su anciana madre, se presenta exactamente como la misma persona: directa, intransigente, aunque no muy expresiva; además de impenetrable, característica que tal vez hereda de su padre, a quien odia y fue el responsable de asesinar a grupo de personas cuando ella era todavía una niña.
La crudeza justamente es la que adopta una extraña normalidad en su vida. Existe una cuota de humor aberrante y lo anómalo se transforma en algo recreativo cuando casi en la mitad de la película se revela la identidad del violador. A esa altura, una absurda sensación de tranquilidad inunda la pantalla. El espectador así podría transformarse en el gato de Michelle, como un testigo que observa taciturno y en calma la vulneración moral y los hechos que rodean a la protagonista, sin poder interceder en gran medida.
Elle es una propuesta que descoloca, y por lo mismo incomodará a más de alguno, ya que cuestiona convencionalidades y en ese contexto liga sexo y violencia, visibiliza a una familia disfuncional, pero, por sobre todo —y en un acaudalado ambiente parisino como fondo—, divierte y fascina.