Asesinos de ojos, mataespíritus

por · Noviembre de 2019

Los policías chilenos han disparado a más de ciento cincuenta chilenos con el fin de cegarlos, con el objetivo de arrancarle los ojos del rostro y así aplastar sus cuerpos y también sus espíritus.

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A las seis de la tarde del domingo tres de noviembre de 2019, efectivos de Fuerzas Especiales de Carabineros de Chile arremetieron contra vendedores ambulantes en calle Lastarria. En vehículos blindados, policías con armaduras, premunidos con palos, armas de fuego, bombas lacrimógenas, esos policías, con cascos y spray de gas pimienta, embistieron a un hombre de cabello largo, probablemente un artesano, quizás un fabricante de pulseras de cuero, a ese hombre, un hombre desarmado, que intentaba vender sus productos de artesanías, los cuales había dispuesto en un lienzo sobre la vereda, un lienzo de tela donde los paseantes de barrio Lastarria, niños, ancianos, mujeres jóvenes, padres, muchachos, toda esa gente que a esa hora observaba los productos artesanales del artesano y aprovechaba de tomar onces comida al aire libre, a ese hombre los policías golpearon y vapulearon su cuerpo repetidas veces, utilizando el gas pimienta directo a su rostro, y lo subieron al vehículo blindado después de pegarle con puños, pies y palos. Después de detener al artesano, los policías chilenos, Carabineros de Chile, lanzaron bombas lacrimógenas contra los niños, las mujeres, los hombres, los ancianos, las ancianas y los jóvenes que pasaban allí la tarde, trabajadores algunos, trabajadoras también, todos ellos aprovechando la distensión de la tarde de domingo para recuperar las ventas diezmadas por el complejo clima social de las últimas semanas; contra esas personas actuó con violencia y con saña y con odio Carabineros de Chile.

¿Por qué Carabineros de Chile, que supuestamente cuida y protege a los ciudadanos de la república de Chile, en lugar de cuidarlos y protegerlos, decide agredirlos y asesinarlos y ultrajarlos? ¿Por qué Carabineros de Chile asesina ojos, cuerpos y espíritus de ciudadanos chilenos? Carabineros de Chile, la institución, ha educado a carabineros de Chile, sus policías, para arremeter contra los ciudadanos chilenos, sin importar la edad, el género ni la procedencia de esas personas. Porque la Escuela de Carabineros de Chile del General Carlos Ibáñez del Campo, ubicada en Antonio Varas 1842, comuna de Providencia, es un lugar donde se aniquila el espíritu de los jóvenes que allí ingresan, y se los adoctrina para asesinar, violar, quemar, mutilar y doblegar a los chilenos y chilenas. Siempre ha sido así y cuando el Estado deja sueltos en las calles a esos policías, con la orden de reprimir a los chilenos y chilenas, esos policías redoblan sus esfuerzos en la aniquilación y dan rienda suelta a la oscuridad de sus espíritus, que han sido educados en el vicio, en la aberración y en la abyección, con el fin de reducir la altura moral de esos espíritus y convertirlos en asesinos y violadores de mujeres y hombres, en verdugos, en mutiladores. Sobre todo, durante las últimas revueltas en la ciudad de Santiago, se han convertido en asesinos de ojos, disparando balines de goma y de metal directo al rostro de las personas que han salido a manifestar su descontento con el Estado y el gobierno que administra ese Estado; los policías chilenos han disparado a más de ciento cincuenta chilenos con el fin de cegarlos, con el objetivo de arrancarle los ojos del rostro y así aplastar sus cuerpos y también sus espíritus, porque los carabineros chilenos han sido entrenados especialmente para matar espíritus, rompen cuerpos físicos para quebrar cuerpos inmateriales, en particular los cuerpos incorpóreos que poseen los cuerpos físicos de los chilenos, esa es su especialidad y no solo la ejecutan con rigor y maestría, sino también con placer. Los carabineros chilenos, seres humanos corruptos y criminales, asesinos de ojos, mataespíritus, esos policías, experimentan el máximo placer al doblegar y asesinar los cuerpos de los ciudadanos chilenos. Por eso el asesinato de ojos se ha repetido con tanta obsesión, con tanta criminalidad, tan reiteradamente: se trata de una nueva forma de placer, una desviación de los ya desviados deseos de los carabineros. Al cercenar los rostros de los manifestantes, los policías de Chile han descubierto un nuevo modo de abyección, una nueva manera de desgarrar los cuerpos de sus compatriotas, y esta forma novedosa de maldad y de artería les procura diversión y felicidad. La alegría y la felicidad de los carabineros chilenos radica única y solamente en el sufrimiento de los hombres y mujeres de este país. Esa es la educación que reciben en la Escuela de Carabineros de Chile del General Carlos Ibáñez del Campo y no otra educación: la educación del mal, del vicio, del crimen, de la mutilación, de la violación. Hay que recordar lo sucedido al joven estudiante de medicina de la Universidad Católica, quien fue golpeado siniestramente y luego violado con un palo policial, mientras los policías lo obligaban a gritar su homosexualidad, su privada identidad sexual, su intimidad únicamente suya, como si fuese un equívoco, un error, golpearon a ese muchacho y lo violaron e intentaron quebrar su humanidad a través del miedo y el horror, porque el miedo y el horror son las herramientas con que son amaestrados y educados los aspirantes a asesinos y violadores que después se convertirán en asesinos y violares legitimados por el Estado de Chile; ahora asesinos de ojos y mataespíritus: nuevos estadios en el aprendizaje del mal emprendido por Carabineros de Chile.

No es posible hablar de Carabineros de Chile, los criminales, los violadores, los abyectos, los asesinos Carabineros de Chile, sin hablar del veneno que es la proyección de sus espíritus envenenados y su instrumento más letal y devastador: las bombas lacrimógenas. Humo siniestro, toxina que cubre la cobardía y el envilecimiento de los carabineros, las bombas lacrimógenas permiten a esos siniestros asesinos cometer sus asesinatos y cercenar los cuerpos de personas que no poseen armas ni equipamiento adecuado para enfrentar la violencia y defenderse del abuso de los criminales carabineros chilenos. Así como la maldad y el humo demoníaco de los carabineros crece para cubrir sus crímenes, el lenguaje tiene que salir a buscar a lo desconocido para expresar esa creciente y nunca descendente depravación de los espíritus de los policías de este país. Y hacia allá vamos. Hacia la búsqueda del horror para retratar la perversión de quienes se han entrenado en la Escuela de Carabineros de Chile del General Carlos Ibáñez del Campo con el solo objetivo de aniquilar de todas las formas posibles a los nacidos en Chile, país de carabineros criminales, asesinos y embusteros. 

Asesinos de ojos, mataespíritus

Sobre el autor:

Simón Soto A. es escritor y guionista. Publicó los volúmenes de cuentos Cielo negro, La pesadilla del mundo y la novela Matadero Franklin. Participó en la escritura de las series Secretos en el jardín y Los 80.

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