Aerolíneas Tijoux
La flor naranja fluorescente que amarra su pelo oscuro llama la atención. Llegó hace unos minutos al club Subterráneo y se ve guapa. Trae una chaqueta de jeans ajustada y todos la esperan. Camina rápido, segura, viene a cantar. “Amiga, sorry, pero vengo en otra volá”, me dice cuando le acerco la grabadora. “Estoy con amigos que no veo hace tiempo y quiero carretear, no estoy para entrevistas”. Corta.
// Por: Montserrat Olave • Fotos: Subterráneo.
Ana, Anita o Anamaría Tijoux, en cualquiera de sus versiones, de 35 años, es conocida y admirada fuera y dentro del país. Defiende la lucha mapuche, la educación pública, los derechos humanos, y los mezcla con su propia introspección. Se nota en sus temas: “Shock“, “1977” y “A veces“, o “La rosa de los vientos“, “Amar es solo amar” y “En paro“, con su ex banda Makiza.
Afuera, estuvo nominada a un Grammy y El País español la mencionó en su conocido artículo Chile, nuevo paraíso del pop. Y no es porque sí. Hija de exiliados, Anamaría Merino Tijoux nació en Francia y a los seis conoció Chile, pero recién a los dieciséis se instaló con su familia en el país, donde comenzó su carrera al alero de la música negra.
Ahora son la una de la mañana y los sonidistas prueban sonido. Sus fans comienzan a silbar, cada vez más fuerte, pero no aparece. Están ansiosos por verla, escucharla, mover sus cabezas y rapear con ella. Saben que su canto es lo que piensa, que sus rimas son una buena dosis de lo que siente, lo que la mueve, lo que no la deja dormir, lo que la cansa, estresa, anima, enoja, disfruta; pero también con lo que se ríe, baila, grita.
Las cortinas rojas del escenario se abren y dan la impresión de estar en un teatro. Al fin aparece su banda. Un guitarrista (Pera Prezz), un bajista (Miguel Barriga), un baterista (Max Reyes) y el Dj (Cidtronyck) la acompañan. Canta, rima, anima, hasta baila y juega con su voz. Una blusa cuadrillé tapa su figura, la chaqueta no la trae; pero la flor naranja fluorescente está intacta. Cumple su objetivo: amarrar su pelo; y Anita, el suyo: pasarlo bien.
