Asterisco: No pasar
Probablemente con esta declaración me gane el desprecio de tantos, pero: tampoco me gusta por atrás. Varias veces me ha pasado: estamos en la previa, momento de caricias, subiendo la temperatura y ¡plop! dedo en el ano.
No sé qué tiene de rico, por lo menos a mí, me enfría el concepto. Te están metiendo un dedo en el poto, por donde tú haces caca. No me calienta.
En lo personal, me desconcentra, y me la seca pensar en excremento. No puedo seguir pensando en cosas ricas. Me descoloca completamente la actitud.
Yo tengo la teoría [aunque no sé si estoy en lo cierto] de que todo se debe a un tema de límites. A los hombres les encanta probar hasta dónde pueden llegar con una mina nueva. Una mina que parece ser abierta a probar: veamos hasta dónde puedo meter lo que quiera meter.
Pero amiga, una cosa es segura: una vez que te meten el dedo en el ano no hay vuelta atrás. Si no dijiste nada, te guste o no, el siguiente paso es el sexo anal, así que mejor prepárate y compra vaselina si no quieres que la experiencia finalmente involucre una visita a urgencias y termines con puntos en el orto.
Ahora, en el caso de que te atrevas a decirlo, sugerencia: no, no me gusta, simplemente no me excita. Pero jamás le dejes pensar a tu pareja (sexual) que es por miedo, mala experiencia o dolor. Sencillamente, sé clara: no me gusta la weá y punto. Porque la mayoría de los hombres tiene el “complejo de superhéroe” y seguramente querrá ser “el que te quitó el trauma“, “el que te ayudó a superar la tranca” o, sencillamente, “el weón que te desvirgó el ano“.
En lo personal, creo que si se experimenta con el sexo anal es mejor que lo laves bien. Muy buena suerte.