Cae la cortina

por · Junio de 2015

Hay una especie de consenso sobre la canción de Ases Falsos: se supone que “Cae la cortina” es un tema sobre la sinceridad, que confronta lo aparente con lo no velado, sobre todo con un lado grotesco, perverso y «cuático» que algunos reprochan pero que también tienen.

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Ya ha pasado mucho tiempo desde que Fother Muckers pasó a Ases Falsos, y debería ser medianamente claro para sus seguidores que ese cambio no era una mera cuestión de nombre. Cristóbal Briceño lo ha dicho ya en varias ocasiones: lo que tenía pensado era una renovación de sus composiciones tanto en su rigor gramatical como en la forma en que contaba las historias en las que se basan sus canciones. Eso que siempre había estado presente en Fother Muckers (los personajes, las historias, los ambientes) ahora se volvía más expreso, directo y cercano a una fábula.

“Cae la Cortina”, el último single y video de Ases Falsos, cumple esas dos condiciones. Es también su canción más escuchada (según Spotify) y hace dos semanas decidieron hacer un prelanzamiento con la prensa y algunos fans. Samuel, un estudiante que se quedó en una esquina de una de las piezas donde lanzaban el video, dice que es su canción favorita del disco. Su frase favorita es «Cuando cae la cortina / Queda claro cómo vives», aunque no sabe muy bien por qué, quizás porque lo hace sentir que somos todos iguales. Lo que le gusta, cuenta, es que Ases Falsos le canta a todo, a la tristeza y la felicidad sin restricciones. Simón Sánchez, el bajista de la banda, cuenta que es una canción que disfruta en vivo porque es estimulante, y que la letra, pese a estar escrita por Briceño, también puede hablar de él, de ciertos engaños en los que vivimos y que se mostraron en la polémica que vivieron hace un tiempo con la estudiante que buscaba saber sobre la banda y expuso sus respuestas en las redes sociales.

La canción

Hay una especie de consenso sobre la canción: se supone que “Cae la cortina” es un tema sobre la sinceridad, que confronta lo aparente con lo no velado, sobre todo con un lado grotesco, perverso y «cuático» que algunos reprochan pero que también tienen. Es, siguiendo lo obvio, una canción dirigida a un hombre, escrita a veces desde una especie de resignación, una aceptación de que el otro es tan parecido en la rareza o en la perversión como él:

Ya superé la decepción
en mi casa no soy ciudadano
la suciedad, la perversión
lavan platos codo a codo en la cocina

Y está cantada también en algunos pasajes no con resignación, sino con rabia:

Después de todo eres igual de raro 

Cae la cortina y vemos cómo vives 

Cae la cortina y todo queda claro

Y probablemente, la letra se vuelva más indignada en su pasaje final:

Después queda claro el enredo
cómo un hombre bueno y sano
es obligado a comportarse
como un enfermo para adaptarse.

Si fuera así, “Cae la cortina” es una canción dirigida al hipócrita, al que aparenta, no con la intención de exigirle de que mueva su propia cortina, sino al menos de que no juzgue el espacio de rareza del resto. Esa exigencia, imagino, está dada porque Briceño cree que, al final de cuentas, todos somos iguales, tenemos las mismas culpas, obsesiones similares y reproches internos parecidos, y que si fuera así, no hay nada que reprobarnos entre nosotros.

A la vez, Briceño expone que esa idea de que debemos cambiar con el fin de sobrevivir es ilusoria. De todas las posibles contradicciones que quiere hacer patente la canción, esa es la más importante, y es, a la vez, una tema central en la obra de Briceño: que todas esas imposturas, todas esas cordialidades, no son necesarias. En eso radicaba parte de la polémica con la estudiante, y asumo que por eso Ases Falsos prefirió darse el tiempo de agrandar la polémica, de escalarla, en vez de esconderla. La realidad que busca Ases Falsos no necesita mesura, ni cordialidades para sobrevivir. Lo que se necesita es otra cosa.

Y esa otra cosa es, si intentara adivinar, una cuestión personal. No es algo que pueda resolver una banda en canciones de cuatro acordes. Y creo que de eso se trata, en definitiva, Conducción: para sobrevivir uno no debe adaptarse, o más bien, debe sobrellevar la tensión entre resignarse y mantenerse en la posición animal, como el tigre al acecho de la portada.

Lo demás

También las canciones que cantamos son iguales. La gracia de “Cae la cortina” es que en ella Briceño utiliza la fórmula de Emmanuel en “Chica de humo” o “Bella señora” para demostrar esa igualdad, para demostrar esa condición de que no necesitamos imposturas. “Cae la cortina”, tanto en la canción como en el video (supongo que es obvio) usa muchos elementos del cancionero romántico de fines de los 80 y comienzos de los 90. Son las canciones que ponen en radio Imagina, las que escuchaban nuestros padres cuando éramos chicos, y lo «retro» del video no tiene por qué alejarse de la canción y su contenido. Sobre todo porque la sensación que provoca la canción, en su parecido a esas canciones románticas, genera una cierta concordancia con cómo uno observaba las relaciones sentimentales en esa época: llenas de tapujos, cerradas, donde lo sexual aparece pero suena insano.

Supongo que, después de todo, “Cae la cortina” hace expreso lo que antiguamente era latente con los mismos sonidos y los mismos estímulos de las canciones anteriores, recordando una tradición, pero invirtiéndola en su contenido.

Cae la cortina

Sobre el autor:

Cristóbal Carrasco (@cuadernoaparte).

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