El quinteto de jazz rap viene de lanzar V, su quinto disco, grabado en San Francisco y editado en Estados Unidos. Este es el repaso por una carrera tan arriesgada aunque fluida, como su música.
Hace casi ocho años que Como Asesinar a Felipes llamó la atención, primero por el nombre, después por la estética, y al final, y sobre todo, por la música. ¿A qué suena esta banda de instrumentos viejos que graba tocando al mismo tiempo? En disco o en vivo, el sonido es casi idéntico: «Todos en la banda compartimos el amor por el sonido análogo y lo-fi», define DJ Spacio, uno de sus cinco integrantes.
«Creo que lo que sucedió en los sesentas y setentas en términos musicales es insuperable, encuentro música más interesante en esos años que ahora, y es ahí donde buscamos inspiración a la hora de componer», defiende Felipe Metraca, el baterista y compositor del grupo. «Además somos amantes del jazz y los discos que nos gustan fueron grabados con pocas tomas y todos juntos».
En vivo, la batería acústica Gretsch, el bajo Fender y el piano eléctrico Rhodes forman un imán que apunta al público. Desde atrás, dos tornamesas van sampleando bronces y voces que se intercalan con las rimas de un MC, ubicado al frente, manteniendo siempre en vilo, empujando las fronteras del jazz y el rap hacia un territorio en apariencia nuevo:
En el estudio, explica Spacio, «nos propusimos que los discos sonaran como sonamos en vivo». Según el DJ, «no llegamos al estudio a componer un disco, siempre vamos con los temas listos, así necesitamos menos horas, lo que se traduce en un ahorro de tiempo y dinero».
CAF fue formado en 2007 por el rimador Koala Contreras (Enzo Miranda) y DJ Spacio en secuencias y efectos espaciales; más tres ex compañeros de la Escuela Moderna de Música: Metraca (Felipe Salas) en batería, SebaBala (Sebastián Muñoz) en bajo y Subcomandante Marcos (Marcos Meza) en teclados, reemplazado desde el último disco por el músico Gabo Paillao. Lo suyo es un sonido que exige atención, opuesto en complejidad y densidad al pop actual, que hace de lo simple una virtud.
De alguna manera CAF coquetea la contradicción: son seguidores de bandas de hip hop, pero defienden la música orgánica, interpretada por músicos reales, frente al abuso del sampler y el trabajo de archivo de los beatmakers.
Metraca, el baterista, lo explica así: «El hip hop es nuestro punto de unión, pero a medida que empezamos a componer lo que sería nuestro primer disco, comenzamos a desarrollar un lenguaje propio basado en las influencias y búsquedas de cada uno. Además Koala es capaz de hacer rap sobre compases irregulares, lo que nos permitió llevar la música donde quisiéramos, sin tener ningún tipo de barrera».
Rap del otro
Históricamente las letras del rap se debaten entre la conciencia negra, nacida desde las luchas históricas en Estados Unidos, y la cultura del individualismo, la competencia y el consumo. Las letras de CAF juegan con la introspección y lo etéreo, y se mueven entre los márgenes de la lucha de clases de Panteras Negras y Legua York, y la emotividad de grupos como CHC y Colectivo Etéreo.
«No hay víctimas sin victimario / en mi calendario / los números perdieron su validez / es la calidez del sol en mi cara / una mañana, una palabra poco clara vaga / a mi alrededor / murmullos quieren convencerme de un paisaje desolador / no tengo fecha clara de cuando el ser humano se convierte en depredador / algunos con el progreso se convierten en domador / ganador / perdedor / el drama de la competencia / la cuna de la traición / advertencia / puede ser como tú quieras», rima Koala Contreras en “Formo parte de un engaño”, una canción de CAF grabada en 2007.
¿El rap es música? Por supuesto. Rapear es, ante todo, ritmo. Desde 1998 que Koala Contreras experimenta con el «rap del otro», una idea que acuñó al frente de su primera banda FDA.
«Es solo una forma de decir que no hacemos el rap que domina los medios en cuanto a temas y métricas», explica Spacio. «En cuanto a temáticas, no es auto referente y egocéntrico, tratamos de hacer una reflexión del individuo con respecto al entorno pero desde su interior. Y en cuanto a la música, es el variar las métricas, tratar de ocupar algunas irregulares, no solo el tradicional cuatro cuartos que es el que ocupa todo el rap».
Es interesante como esta banda construye discursos y puede decir y sugerir en tan poco. “Síguela”, que está en Colores y cadáveres (2010), es un buen botón:
«Solo nos queda entender que, del rompecabezas, la pieza más pequeña somos / nada de lo que queramos será regalado / no queremos ser cegados por el brillo del diamante prometido / la comodidad del Primer Mundo y sus negocios ocultos para mí no son de fiar / justifican la guerra para manejar la economía / sube la bencina, la micro / no sube el sueldo», rapea Koala.
O las voces de un tema como “IV”, que aparece en el último disco:
«Reina la autoridad del capital que lastima / lastima fuertemente a la comunidad más sencilla / se alimenta la bestia con cada lágrima», rapea Koala Contreras y, más adelante, Spacio samplea un discurso grabado en 1969: «Tú quieres imponer una forma de vida a otros / tú debes imponer la vocación al otro / pero quién te ha dicho a ti que eres un ejemplo que debe seguirse».
«Suena muy actual», apunta Spacio sobre la voz del humanista argentino Silo que suena en la canción. «Es simplemente describir el orden actual de la sociedad, donde los acumuladores de capital logran sus metas esclavizando a los más débiles en un modelo social y económico diseñado para ellos», reflexiona el músico que también colabora con Foex y Ana Tijoux. «Nuestras desgracias crediticias o sueños aspiracionales son el alimento de los controladores del dinero. Parece que desde el ‘69 a la actualidad no ha cambiado mucho el mundo, siguen tratando de convencernos de que este modelo es la forma de vivir, pero los mismos que lo dirigen no pueden presentarse como ejemplo de vida».
Parece que las ideas viven más que las personas.
Para el recuerdo de los nuestros
La escena es así: siempre con el micrófono empuñado, mientras suelta frases al tiempo que camina dando pasos largos, Koala Contreras rapea sobre la base rítmica de SebaBala y Metraca, que responden con compases raros y llenos de cortes y quiebres. Al otro extremo, otra de las diferencias a favor de este sonido: el trabajo de Subcomandante Marcos, el pianista que dejó la banda y hoy reemplaza Gabo Paillao, y que imprimió su sello melódico y puso colores a estas canciones en apariencia opacas, o siniestras, y que suenan a thriller antiguo.
“Ya perdimos la paciencia”, en la versión del DVD Operación Teatro Oriente (2010), es un impecable registro para entender la mecánica del grupo y sus individualidades: La palabra y la tornamesa como elementos solistas, el piano al servicio de la melodía.
Ese concierto, grabado en un solo plano secuencia con una cámara grúa, y dividido en tres partes, sintetiza la primera mitad de vida de CAF:
Ese 25 de octubre de 2009, CAF mostró sus dos primeros discos completos, y un adelanto de Colores y cadáveres.
Marcos Meza, activo en los últimos aires de Teleradio Donoso y autor de tres álbumes solistas de música incidental y los arreglos de bronces para el disco Odisea (2010), puso la cuota de misterio en esta ecuación que refuerza el DJ Spacio, responsable de unir a Los Prisioneros y Julio Cortázar en una canción como “En busca de un nuevo sueño”, o de samplear a Ennio Morricone (“De principio a fin”) o Busta Rhymes (“Ya llegó”), y de mostrar destellos de su técnica de scratch.
-¿Por qué Marcos Meza sale del grupo?
DJ Spacio: Él decide enfocar su energía por otros caminos para desarrollarse como músico.
Hace más de un año que Gabo Paillao, tallerista aventajado de la Conchalí Big Band, tomó el control de los teclados en CAF. «Gabo trajo toda una renovación de energía y escuela a la banda, y un sonido un poco más jazzy e improvisado que el que teníamos», comenta Spacio. «También agarró muy buena onda con el sintetizador, lo que se puede escuchar en V».
V (2014), el último trabajo de CAF, fue grabado en San Francisco con Billy Gould como productor y algunos cambios en el sonido de la banda: el característico timbre Rhodes suma ahora acordes y melodías de sintetizador con la firma de Paillao.
«V es la consecuencia de nuestro disco anterior, quizás con menos elementos de rock progresivo y más hip hop», explica Metraca. «Quisimos darle énfasis al sintetizador, entonces el resultado es algo más eléctrico y rítmicamente menos complejo que Comenzará de nuevo (2012)».
-¿Cómo fue el proceso para escribir las canciones de V?
Metraca: En CAF componemos todos. Siempre he creído en el poder del trabajo colectivo, en que cinco mentes se junten para crear algo, para mí el resultado es más interesante, además uno aprende a ceder, que no es un trabajo fácil en la música. En este disco todo comenzó con el trío de piano, bajo y batería, es el primero que componemos con Gabo y fluyó con mucha naturalidad. Después Koala escribió y comenzó a desarrollar la parte vocal, mientras le hacíamos arreglos para encajar música y voz. Finalmente Spacio agrega las capas y atmósferas para cerrar y dar continuidad y forma al disco.
Colores y cadáveres
Lo decíamos al principio: la imagen de CAF es uno de los atractivos de la banda. Discos, afiches y gigantografías unidos por una estética en común. Una cruza de humanoides con cabezas de instrumentos tirándose golpes, crónica roja y cine policial.
«El creador de los personajes es Ariel Altamirano», dice Metraca sobre el también cofundador de Discos Pegaos y conocido como DJ DeMentira en las bandas de Fakuta y Gepe. «Lo llamamos el sexto CAF. Él ha trabajado la gráfica desde el primer disco. Han habido más artistas, pero él es el que lleva más tiempo con nosotros».
Los muralistas Agotok, Sebastián González y el conocido fotógrafo de bandas Ignacio Gálvez también han participado en sus trabajos.
«Para la banda es muy importante el diseño de los discos, los afiches, stickers, stencils, ya que ayudan y fortalecen el concepto, le dan vida y forma a nuestra música y nuestras canciones», explica Metraca. «Por ejemplo, las portadas de los discos van contando la historia de los personajes, o los afiches de las presentaciones siempre tienen algo de contingencia».
Cerca del sol
Mucho antes de CAF, la voz de Koala Contreras sonaba sobre bases con pedazos de canciones sampleadas en los tiempos de FDA. «Cuando el DJ pincha el vinilo / estoy tranquilo», rima el MC en “Rap personal”, un tema de su disco solista Los animales deben estar locos (2009), con beats de Foex y DJ Spacio.
Como dicta el manual del género, los beatmakers se apropian de samples o extractos de otros artistas para crear una obra nueva y original. La mayoría usa música negra del siglo XX: disco, jazz, funk y soul; además de fragmentos de películas, discursos políticos o avisos comerciales. De ese periodo seminal del hip hop, CAF tomó el desvío, la ruta jazz rap trazada por los trompetistas Miles Davis y Erik Truffaz, en Doo-Bop (1992) y Saloua (2005), o el The Roots de ?uestlove y Black Thought.
En otras palabras, desarmaron la fórmula primigenia MC+DJ por una instrumentación real, un punto que revisamos al comienzo, pero que se entiende mejor en discos como Buhloone Mindstate (1993), firmado por De La Soul, con el saxo de Maceo Parker y Pee Wee Ellis, y el trombonista de James Brown, Fred Wesley. O en The Low End Theory (1991), de A Tribe Called Quest, con el bajista Ron Carter.
En Chile, algunas bandas de fusión incorporaron el rap previamente. Lo hizo Pedro Foncea en De Kiruza con temas como “Algo está pasando”, el primer rap grabado en Chile, publicado en 1988. O Florencia Aguilera sobre la base de Congreso en una canción como “En la movilización”, del disco La loca sin zapatos (2001). Ahora, las rimas con escalas del jazz que alcanzaron a registrar los disueltos YuyoDenegroQuinteto, una banda de raperos y DJ mezclados con contrabajo, guitarra y saxo, es quizá el antecedente más directo de CAF en el circuito capitalino.
Ese punto, los híbridos y el reciclado y el revisionismo, ha sido densamente propuesto por el periodista y crítico musical Simon Reynolds en Después del rock (2010):
El rock se encuentra en esa zona retro desde hace mucho tiempo, pero el hip-hop y la música electrónica post-rave han ingresado recientemente a ese lugar que llamo ‘meseta recombinante’. Es ese punto en el que una forma artística ha acumulado detrás suyo tanta historia que se ha vuelto más sencillo para los nuevos artistas crear híbridos dentro de territorios ya abiertos por pioneros anteriores (…) Tal vez la cultura pop necesite de una sacudida para acceder al próximo nivel. (p. 228)
«Es una interesante reflexión que parece muy cierta, pero discrepo en que no se avanza a algo nuevo», opina DJ Spacio. «El juntar influencias, nuestro momento histórico, más la evolución de la tecnología nos lleva a puntos nuevos donde nuestros antepasados no pudieron estar. Este es un árbol del cual salen y salen ramas, la raíces están claras, pero la forma que tomamos las nuevas ramas siempre será un misterio. Seremos muy parecidos a nuestra rama padre pero a lo mejor podremos llegar más cerca del sol».
¿Cómo se puede entender la fusión de CAF? «Me repito muy pocos discos, casi todos los días escucho algo desconocido para mí, soy más de buscar que de abanderarme», aclara Spacio sobre sus álbumes de cabecera. «Yo todo lo contrario, siempre vuelvo a escuchar mis favoritos y siempre me sorprendo con algún detalle que nunca había oído», contrapone Metraca.
-¿Y cuáles son esos discos?
Dj Spacio: Algunas discografías de Ennio Morricone, J Dilla, Pete Rock, Piazzolla y Premier.
Felipe Metraca: Por mencionar algunos, A love supreme de Coltrane, Chaosphere de Meshuggah, Houses of the holy de Zeppelin, III – Temple of boom de Cypress Hill, The dark side of the moon de Pink Floyd, Revolver de los Beatles, White pony de Deftones, Strange days de los Doors, Lateralus de Tool, London calling de Clash, Bitches brew de Miles Davis.
-Miles Davis decía en su autobiografía que «la sensación más fuerte que he experimentado en mi vida (con la ropa puesta) fue cuando oí por primera vez a Diz y Bird juntos». ¿Tienen alguna experiencia de ese tipo?
Dj Spacio: La primera vez que vi a BB King en vivo me pasó algo increíble, comenzó el show y todo bien, tremendos arreglos sonando como cañón, pero el tercer tema lo hizo solo, era solo guitarra, juro que yo no había tomado ni alcohol, pero me comenzó un cosquilleo en el cuerpo increíble, cada nota me hacía vibrar una parte distinta de la médula espinal, fue casi como un orgasmo, si él lo hubiese querido me hace desmayar con la guitarra.
Metraca: No fue una canción o banda, sino que fue cuando vi por primera vez Carretera perdida de David Lynch. La fui a ver como tres o cuatro veces seguidas al cine. Muchas veces para hacer música uno busca influencias en otras disciplinas como la pintura o el cine.
Discografía comentada
Como Asesinar a Felipes (2008, Potoco Discos). Rimas de rap, timbres y armonías de jazz, y voces que aparecen desde samples. Producido por la propia banda y grabado en cinta en el living de Algo Records, el debut de CAF buscó desde un principio desmarcarse del pop con loops humanos y los colores del piano eléctrico reconocibles en “Alerta roja” y la popular “En busca de un nuevo sueño”
Un disparo al centro (2009, Potoco Discos). A los cinco integrantes de la banda se suma una orquesta completa. Con siete canciones y veintidós minutos de duración, este ambicioso trabajo contó con arreglos de cuerdas y bronces firmados por Marcos Meza e interpretados por la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chile, además de Álex Anwandter en violín. Nuevos timbres cristalizados en la oscura y radioheadiana “La puerta no se abre sola” o la enigmática “Cuando la verdad no encaja”.
Operación Teatro Oriente (2010, Potoco Discos). Aclaremos: no es un disco sino un DVD grabado en vivo en el Teatro Oriente, el 25 de octubre de 2009. En el concierto, que fue gratuito, CAF muestra sus dos primeros trabajos en dos formatos de banda: como quinteto y, luego, acompañados de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Chile. El registro fue filmado en un solo plano secuencia y se divide en tres movimientos, como los conciertos de música sinfónica.
Colores y cadáveres (2010, Potoco Discos). Siempre impredecibles, acá cuentan con tres colaboraciones que marcan la hoja de ruta de la banda: jazz, desde la guitarra de Raimundo Santander, en “Colores y cadáveres”; punk, con Álvaro España, la voz de la banda Fiskales Ad-Hok, en “Síguela”; y las rimas de Epicentro, del grupo de hip hop Calambre, en “Opción”. El trabajo es, también, el primero que producen junto a Foex, cabeza del sello de hip hop Potoco Discos.
Comenzará de nuevo (2012, Potoco Discos). Seis canciones producidas y mezcladas por Billy Gould, presentadas a lo grande en el Museo Nacional de Bellas Artes. Se trata de un disco complejo, influenciado por Can, Tool y el rock progresivo en general. “Alto”, uno de los sencillos, tiene un video con cameos de CAF y el guitarrista de Weichafe Ángelo Pierattini, además de la actuación protagónica de Isidora Zegers, una de las bailarinas de Anwandter de Odisea, y Cristóbal Briceño de Ases Falsos.
V (2014, Koolarrow Records). Cinco canciones de cinco minutos cada una. El quinto disco de la banda fue grabado en San Francisco y es el primero que registran con el nuevo tecladista Gabo Paillao. De ahí los sintetizadores que se acoplan al sonido característico de CAF. Las letras, por otra parte, asoman más directas. Algunos botones: “III” y sobre todo “IV”. El registro solo está disponible en formatos LP y casete.