Cordón Macul: ideas tras la capucha

por · Septiembre de 2014

¿Cuáles son las ideas que encienden las molotov en Macul con Grecia?

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¿Cuáles son los ideales y cómo se expresan los encapuchados en uno de los lugares emblemáticos de la manifestación social en Santiago? Desde el anarquismo hasta el marxismo guevarista: el sustento ideológico que acompaña a la bomba molotov de los integrantes del Cordón Macul, un grupo que lucha con capucha.

Está lloviendo en Santiago. Varios automóviles entran y salen del Campus Juan Gómez Millas (JGM), de la Universidad de Chile, y estudiantes y profesores trajinan apurados hasta sus salas de clases, saludando a Juan Troncoso, el guardia de la facultad de Filosofía y Humanidades, que se distrae jugando con un perro negro.

«Uno tiene la orden de cerrar todo y entregar el lugar», dice Troncoso, despreocupado.

Dos guardias de JGM recorren el lugar: «Hola Juanito, ¿cómo está? Nosotros acá muy entretenidos, haciendo ronda con lluvia», ironiza uno de ellos. Se van pronto y don Juan sigue en lo suyo, dando indicaciones a quienes preguntan, guiando a carteros que llegan.

«Salieron los capuchas, ya van caminando», avisa una mujer por el walkie-talkie que Troncoso sostiene en su mano. Se va rápido a la garita de la entrada de Avenida Ignacio Carrera Pinto, saca una mochila negra con sus cosas, y cierra el lugar. «¡Compañera Claudia López, presente, ahora y siempre!», grita un grupo de jóvenes caminando hacia la salida. Avanzan rápido y salen con neumáticos a cortar la calle. A la llegada de Fuerzas Especiales al lugar, los encapuchados entran a JGM, sacan cadena y candado y cierran la reja.

Foto por cosmopolita1

Foto por cosmopolita1

El Campus JGM es parte del Cordón Macul, cordón integrado por la Universidad de Chile, la Universidad Tecnológica Metropolitana y la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, ex Pedagógico de la Universidad de Chile. Todos están ubicados en las inmediaciones de Av. Grecia con José Pedro Alessandri, ex Macul. Este Cordón se configuró en la década de 1970 como uno industrial, y más tarde se fortaleció como una organización de estudiantes universitarios.

Los encapuchados del Cordón Macul se manifiestan todas las semanas a través de enfrentamientos llamados “salidas”: levantan barricadas y lanzan bombas molotovs a calles aledañas y a integrantes de Fuerzas Especiales (FF.EE), que están diariamente instalados en las cercanías de las universidades.

«Si no hubiesen pacos igual se saldría por algún motivo, y si no hubiesen motivos y sólo pacos, también saldríamos, pero la idea es que siempre se justifique, porque se arriesga mucho», dice Simón, encapuchado de JGM. El ataque realizado es denominado por ellos mismos como «acción directa y violenta».

Dentro de los fundamentos filosóficos e ideológicos, de los que están altamente nutridos los grupos de encapuchados, se encuentran desde el anarquismo insurreccional hasta el marxismo más combativo. Igor Goicovic, actual director del Departamento de Historia de la Universidad de Santiago, autor de diversos escritos sobre historia social en Chile, explica que «se da como una suerte de expresión multifacética. La más clásica y mediática es la que aparece rotulada como anarquista, pero no todos los grupos anarquistas hacen de la acción violenta su estrategia fundamental. Los grupos de la tradición marxista, específicamente la guevarista, también están involucrados en estos organizaciones».

Los encapuchados ven la acción directa como una ofensiva simbólica, puesto que se ataca a las fuerzas de represión y control social —y porque se rompe con la pasividad ciudadana impuesta—, y como un ataque físico, considerando que se hace daño a los integrantes de Carabineros, que son vistos como representantes del Estado y el capital. Simón dice que «si a una persona externa le hace sentido lo que hacemos, nos damos por satisfechos».

clases

Los estudiantes del Cordón Macul que utilizan la acción directa rara vez se organizan como cordón para salir. Incluso, dentro de una misma universidad existen distintos grupos que sólo en determinadas ocasiones se coordinan para atacar juntos. Esto se puede apreciar en los distintos comunicados que entregan cuando se enfrentan con Fuerzas Especiales. Esta forma de expresión se diferencia de las actividades llevadas a cabo por los centros de alumnos de la UTEM, del Campus JGM y de la UMCE, que constantemente llaman a marchar o a realizar foros como comunidad.

Los miembros encapuchados del Cordón Macul consideran a la acción directa como válida y necesaria si es utilizada para la defensa propia frente al funcionamiento del sistema, las leyes y el capital. Su argumento es que la sociedad es violentada constantemente por estas fuerzas, lo que el crítico Slavoj Žižek definió como «violencia sistémica».

Estos grupos, con el objetivo de desequilibrar permanentemente al sistema y llamar su atención, también apoyan otro tipo de acciones individuales de mayor calibre. Por otro lado, están de acuerdo con formas de expresión como la organización popular y los sindicatos combativos.

Tras las salidas, los encapuchados corren hacia el interior de sus respectivos campus, evitando que FF.EE pueda identificarlos y detenerlos al momento en que descubren sus rostros y se cambian de ropa. Si alguno de ellos es detenido, se le acusa de intento de homicidio, siendo penado con presidio mayor en su grado medio o presidio perpetuo, arriesgando entre 5 años y un día y 40 años de cárcel.

«Intentamos disminuir los riesgos porque son hartos años de estar preso. Además, uno arriesga su integridad física, porque las FF.EE disparan a quemarropa y fácilmente te pueden sacar un ojo con los balines. Las lacrimógenas siempre te las tiran al cuerpo y son súper pesadas», dice Simón sobre los peligros de encapucharse.

Goicovic explica que la acción directa no se trata de un déficit de participación, sino que «son sujetos que tienen aspiraciones que están fuertemente estimuladas por el mercado, y ven cómo esas metas que se plantean, como objetivos de profesionalización o conseguir ciertos logros académicos y universitarios, no se resuelven. Al ver que las brechas se acentúan, esos niveles de frustración se expresan como rabia y buscan este tipo de canales».

Por otra parte, Goicovic agrega otra arista de los encapuchados: «una parte importante de quienes se expresan y se manifiestan ritualizan; es decir, no hay necesariamente un contenido, un objetivo, una demanda o una reivindicación, sino que tiene que ver con una puesta en escena, una especie de performance que se va ritualizando a través del tiempo, en la cual quienes se congregan para llevar a cabo este tipo de acciones se sienten representados, se constituyen como comunidad».

Foto por cosmopolita1

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Al recorrer los campus de las tres universidades que conforman el Cordón Macul se pueden encontrar pequeños rastros que evidencian a quienes ejercen la acción directa: desde manchas de fuego y bencina a las salidas, hasta guantes plásticos y de cuero, ropa abandonada y bolsas.

Luego de las salidas, los encapuchados se preocupan de dejar limpio el lugar usado. Uno de ellos es encargado de portar bolsas de basura, y recoger restos de botellas usadas como molotov y cajas y cartones donde portan sus materiales. También es común verlos portar un extintor en caso de emergencia.

Es pasado mediodía del miércoles 3 de septiembre y un grupo de unos cuarenta encapuchados aparece por el frontis de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Chile. Algunos llevan capuchas mitad rojas y mitad negras; otros, completamente rojas o negras, dependiendo de sus ideologías.

«Chiquillos, con cuidado por favor, Carabineros va a empezar a tirar balines, váyanse más lejos», dice una guardia del campus a quienes miramos el enfrentamiento.

Levantan barricadas por Av. Grecia, llega FF.EE y sus carros antidisturbios. El agua, el gas, las lacrimógenas, los balines y las bombas de ruido no logran espantar a los encapuchados que constantemente están gritando. «Pacos culiaos», grita una encapuchada mientras corre y lanza una bomba molotov a un zorrillo ubicado afuera de la universidad.

Un helicóptero de Carabineros sobrevuela el lugar a una baja altura, buscando posibles sospechosos. Luego de unos cuarenta minutos de enfrentamientos, los encapuchados dejan el lugar y FF.EE también, pero estos últimos se van al frontis de la UMCE, puesto que otros encapuchados también han cortado el tránsito por Macul.

A pesar de que la Unidad Operativa de Control del Tránsito sólo informó de ocho desvíos por manifestaciones en el Cordón Macul entre el 1 y el 8 de septiembre, fueron más de diez las salidas realizadas por los encapuchados, puesto que en vísperas del 11 de septiembre, las manifestaciones ascienden.

Al final, a través de la acción directa cada vez más ideologizada y consiente, los encapuchados del Cordón Macul buscan tribunas donde extender su discurso al resto de la sociedad. Quieren mostrar quién es el enemigo, qué es lo que está mal.

Cordón Macul: ideas tras la capucha

Sobre el autor:

Macarena Núñez

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