“Si decidí quedarme en Valparaíso es por su tradición escritural”, dice a Pániko el autor de Crítico, Valpore y Motel Ciudad Negra.
Cristóbal Gaete es autor de Crítico (Garceta, 2016), Valpore (Garceta, 2015) Paltarrealismo (Cinosargo, 2014) y Motel Ciudad Negra (Hebra, 2014). Recibió el Premio Municipal de Literatura el año 2015. Ahora, en el año 2018, tiene la amabilidad de responderme unas preguntas por correo electrónico.
-¿De dónde nace tu pulsión por escribir?
-La pulsión es una bomba interna que no tiene origen conocido, pero sigue operando con una oscilante regularidad más allá de los años. Como no me gusta apurarme no hay períodos secos; mi relativa pulsión se acomodó al relativo ánimo y escaso tiempo libre para no generar períodos de angustia. Hoy escribo casi todos los días porque está muy ligado a mis estrategias de sobrevivencia y libertad posibles en un país como el que conoces, pero bajo cada línea de las escritas por marcar el paso clasemediero descansa algún carácter esperando el momento de ser ejecutado.
-¿Te consideras parte de una generación contemporánea de narradores chilenos?
-Mi lectura de narradores chilenos o latinoamericanos podría homologarse a la de Geisse o a Felipe Reyes o a Felipe Becerra Calderón. Siento cercanía estilística con ellos también, pero no con la mayoría, donde hallo una prosa muy eficiente en su sentido narrativo, impropia de una tradición alternativa latinoamericana, que se adapta a los géneros de manera clásica. Igual hay autores que lo hacen muy bien bajo esas reglas, que podrían escribir en otros países de tradición más larga en Occidente. Quizá Santiago es otro país. La idea de generación hoy está viciada por el mercado.
-Has sido catalogado como un “escritor regional”. ¿Estás de acuerdo con la etiqueta?
-No, pero soy un escritor de Valparaíso y un lector de literatura chilena y latinoamericana. Latinoamérica es una región. Si bien entiendo el menosprecio que implica decirme escritor regional, no me paso de rollos con eso. Mi vida real y vocación no tiene mucho que ver con las etiquetas, el barrio es la musa que escribo.
-Tomando en cuenta tu propia experiencia como editor, ¿cuál es tu visión con respecto al boom de editoriales independientes que han surgido en Chile en los últimos años?
-Yo comencé a leer por gusto a mediados de los noventa, en ese momento la narrativa chilena era lo que decidían publicar las grandes editoriales, que parecía un sistema concentrado por clase o por talentos etariamente mayores. Al año 2010 eso cambió y eso ha permitido una variedad de voces que podemos extender a otros géneros literarios y hasta la vida social y política de Chile. Yo ni existiría como autor sin las editoriales independientes. Por otro lado hay varias de estas editoriales que le trabajan al canon reeditando autores seguros, otras muchas que replican acríticamente desde su diseño lógicas de las transnacionales, gente que con su capacidad de lobby se debió haber dedicado a áreas más sucias, varias que no dignifican al autor, figuración exagerada de los editores, etc. Creo que podría estar escribiendo mucho de esto, pero no quiero excederme; son un aporte fundamental a la literatura chilena, pero los costos morales de convertirse en una pequeña industria en un país neoliberal desvirtúan la idea. Un ejemplo: ¿cuántas editoriales independientes han cuestionado el formato del libro?
-¿Consideras al escritor de Valparaíso distintivo de alguna forma?
-Si decidí quedarme en Valparaíso es por su tradición escritural. Aquí el que destaca y puede representar la ciudad en otros lados y llevarla consigo algo le tiene que pegar, no es gratis. Creo que el rasgo es la integración de la ciudad; de los mejores (Rojas, González Vera, Darío, etc) hasta los peores todos lo han intentado: Valparaíso se adhiere a la literatura que aquí se genera, no es un lugar para escribir, está en la escritura.
-¿Consideras que tienes un proyecto estético que engloba toda tu producción literaria?
-No lo sé, sé que hay una estilización moral aplicada sobre el territorio, una degeneración de los géneros literarios, pero a veces sé que saldré de eso ocasionalmente. Ante todo, quiero decir que ante las condiciones reales-sólo un milagro me permitiría vivir de mi escritura, que no es la escritura, que es para otros- mi libertad se ejecuta en no presentar mi proyecto estético estático, pensando en un producto o fórmula repetida, sino en hacer un ejercicio distinto de composición cada vez que pienso un libro.
-¿Cuál dirías que es la columna vertebral que cohesiona los distintos cuentos, crónicas y críticas presentes en Crítico?
-Pienso en Crítico como un ensayo narrativo sobre la precariedad y la literatura, una columna que va de la ficción a la no ficción en mi territorio. Son notables algunos puntos de los que ya desarrollé en otras preguntas: la escritura libre de la eficiencia, distintos modos escriturales en el mismo libro, la relación con la poesía, la visita de referentes latinoamericanos, etc.
-¿Cuáles son tus proyectos a futuro?
-Sobrevivir y criar.