Carta abierta a Dave Grohl, de Jani Dueñas
Ya es oficial: Foo Fighters encabeza la segunda edición del Lollapalooza chileno en 2012. ¡Su primera vez en Santiago! Y le pedimos a la actriz y comediante Jani Dueñas– fan declarada- su opinión más hormonal.
Carta abierta a Dave Grohl
Dave:
Nuestra historia de amor comenzó mucho antes de que el mundo supiera que yo te amaba. Fue una tarde del año 2006, vivía sola hace un par de años y había recién terminado mi primera pega como actriz en la tele. Pensaba que eso era lo único que podía hacer para ganarme la vida, teleseries, un protagónico (casi imposible), bolos, bolos con continuidad (con suerte). Juraba que si iba a suficientes castings y sonreía lo suficiente lo lograría. Eso en el mundo de mis fantasías, claro. Las actrices somos muy fantasiosas, Dave, eso ya debes saberlo.
Pero la vida es ingrata para una actriz joven que ya no es tan joven ni tan linda ni tan flaca como las demás. Y había filas y filas de actrices mucho más aptas para el trabajo y mucho más sonrientes.
Esa tarde volvía de un casting, otro más, el milésimo casting del mes, sabiendo que el personaje no sería mío. Estaba cansada, Dave. Agotada de sentirme extraña, fuera de lugar, invisible, me odiaba un poco y los odiaba a todos también. Tenía 31 pero era una niña, una adolescente tardía, emo como pocas, el humor aun no aparecía en mi vida y me la pasaba escribiendo cosas tristes y escuchando música todo el tiempo.
Estabas en mi playlist, siempre lo estuviste, cuando vi el adorable video de “Big Me” no pude más que conseguirme el disco y copiarlo. Y con tu disco siguiente, “Walking After You” y sobretodo “Everlong” me golpearon como un combo con manopla directo en el corazón. Y me siguen golpeando, hasta el día de hoy (y a cualquiera que tenga sangre corriendo por las venas imagino que también).
Como decía, volvía a casa con la frustración acumulada en la garganta, pedaleando con los audífonos puestos y la música en desorden. De pronto, una canción. Una que hasta ese minuto no significaba nada, era una buena canción, no me malentiendas, Dave, pero para mí, hasta ese segundo, no era más que el single de tu último disco cargado hace poco en mi iPod.
Tenía un blog en ese tiempo, un blogspot, me acuerdo. Y fue ahí donde vomité apenas crucé la puerta de mi casa en un post titulado (muy adecuadamente) “Un día de mierda”. Sé que mostrarle tus diarios de vida al hombre que amas puede ser riesgoso, pero ya te darás cuenta de por qué lo hago.
“…estoy empezando a aburrirme, estoy empezando a perderme, estoy empezando a no ver nada. Sólo me achico cada día más a punto de abandonarlo todo. Escucho en el camino a casa:
I´ve got another confession my friend, I´m no fool. I´m getting tired of starting again somewhere new… were you born to resist, or be abused?
Y pedaleo cada vez más fuerte y más rápido, me bajo más la visera del gorro y así no miro a la gente que me esquiva por la vereda. Parece que vuelvo a ver luces y la sangre corre por dentro como un motor furioso.
Pero no. Sólo dura lo que dura Dave Grohl en mis oídos. Ahora llego a casa y ya no me creo. Me sirvo un vaso con ron, hielo y cocacola, me fumo tres cigarros al hilo y me quedo ahí. Esperando que mañana pase algo que haga que todo sea distinto”.
Eso escribí.
No me mires así, ya sé lo que estás pensando. Puta que era emo, por la chucha. Y sí, mis problemas con el alcohol vienen de ese tiempo, ahora lo sabes, ya puedes dejar de preguntarte por qué siempre quiero que vayamos a bares. En fin.
Ese fue nuestro primer momento, Dave. Nunca olvidé ese momento. Nunca olvidé que me hiciste recorrer cuadras y cuadras movida por la fuerza de tu voz. Que parecía que me cantabas a mí, o mejor, que cantabas desde mí. Y esos momentos, cuando uno siente que una canción habla por uno y describe exactamente cada una de tus emociones, esos son los momentos que valen.
Luego desapareciste de mi vida un rato, me puse a escuchar otras cosas y después del Echoes, Silence, Patience & Grace te volviste todo loquito con tu concierto en el Wembley Stadium y después sacaste un disco de Greatest Hits, que es lo que hace una banda cuando quiere tomarse vacaciones pero seguir vendiendo discos en el intertanto, aceptémoslo, no importa, yo te quiero igual.
A principios de este año alguien me dijo: ¿supiste que Foo Fighters sacaron disco nuevo? Y yo dije: ¿Ah si? Meh. Y lo bajé por curiosidad. Había visto el video de “White Limo” donde salías con Lemmy, gritándole a la cámara y estaba confundida, algo me decía que esto podía gustarme, pero era como ver a un viejo amor, uno de esos chicos que una noche en una fiesta te dijo una frase que te dejó loca y luego desapareció. Lo habías olvidado, podía ser una desilusión o podías descubrir que era el amor de tu vida.
No sé cómo pude, Dave. Olvidarte, digo. Perdóname por eso y sírveme otra piscola para seguirte contando.
Lo que pasa es que ya no soy tan emo como antes, tengo sólo 5 años más de los que tenía cuando me enamoré de ti por primera vez y, sin embargo, ya no soy la pendeja que era entonces. Ahora hago comedia, ahora mi trabajo es hacer reír. Ya no me interesa la tele (aunque sí, trabajo en ella) y yo misma me río mucho más que antes. Ya no tengo un blog, ahora solo tuiteo cosas tristes de vez en cuando, pero cada vez menos.
¿Y sabes qué? Si algo me alegró de escuchar el Wasting Lights por primera vez, fue que no hubiera una sola puta balada en todo el disco. Las guitarras, Dave, las guitarras. Y Taylor pegándole a la batería como nunca. Y Pat de vuelta y para siempre. Y esas bases rítmicas furiosas, sólidas como una roca y tu voz. Oh, Dave, tu voz..
Es cierto, yo te amaba desde antes. Pero la confirmación de que eras el hombre perfecto vino cuando te ví en tu casa, en tu garage, con tus amigos, con tus hijas (de tu esposa no hablaré porque me niego aceptar que exista), cuando te vi en Back & Forth, ese documental que sigue el proceso de grabación de uno de los mejores discos de rock de los últimos años, cuando caché que lo grabaste sin usar ni un solo computador, cuando caché que Butch Vig lo había producido, cuando repasé tu historia y sentí que te conocía.
Me volví un poco loca, tengo que reconocerlo. Todo Twitter se enteró de que te amaba, todo Tumblr supo de mi devoción por tí y pasé tardes enteras viendo cada bendito video en YouTube de alguna entrevista tuya. Cuando alguien me mandó ese video donde echaste a un tipo de un concierto por comenzar una pelea, debo ser honesta, mis ovarios explotaron.
Hay gente que no me entiende, tal vez porque no eres el mino “clásicamente mino”, tienes los dientes grandes, se te ven las encías cuando ríes, tus fosas nasales están demasiado abiertas, ya no eres el jovencito esmirriado de Nirvana y ahora tienes arrugas, melena desordenada y cuando te dejas barba pareces un troglodita. Pero ellos no te ven como yo, Dave, cuando pones la pata sobre el amplificador y tocas tu guitarra y tu pelo mojado por el sudor se mueve como un látigo. O cuando tocas “Cold Day In The Sun” con Taylor y se declaran su amor y uno nota que más que un “bromance”, eso es simplemente hermandad. Cuando vas al show de Conan o al de Letterman y tus respuestas son tan rápidas y ocurrentes y graciosas. Y te ríes, te ríes tanto, con esa dentadura enorme tuya.
Tenemos más en común de lo que crees, Dave. Tu también eres un comediante. Y si pasáramos una tarde juntos, pasaría lo que pasa en mi cabeza. Nos reiríamos y saldríamos a caminar y a tomar cerveza y comeríamos una hamburgesa cerda y me limpiarías la mayonesa de la cara con ternura y reiríamos de nuevo. Y bajaríamos a tu garage y tocarías batería para mí y en algún momento, no sé cómo, me las arreglaría para que me abrazaras, con esas plumas de cuervo tatuadas rodeándome por completo.
Te lo dije, las actrices somos fantaseosas. Y las actrices de más de 30 con alma de quinceañeras, aún más.
Ven a verme en Abril. Tengo un garage grande y lindo en mi casa y en esa época en Santiago ya no hay lluvias mil sino otras cosas mucho más divertidas. Ven y cálzate la guitarra, sube la pata en el ampli, toca más de 3 horas para nosotros. Que yo de tí nunca tendré suficiente. Y a nuestra ciudad, algo me dice, le está faltando rock.
Love,
Jani.
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