Unos días antes de que se filtrara su nuevo disco, Kanye West se comparó con Steve Jobs en el NY Times, donde también profundizó en su personalidad, sus gustos en moda y por supuesto en Yeezus.
Se cae la tarde, camino. Hoy no tengo horario. Reviso tuiter. Descubro dos caracoles imposibles en el centro de Santiago. Rebajes, revelados, carcasas. Sigo. No tengo ningún trabajo pendiente. Ninguna cuenta por pagar. Hoy no espero a nadie ni nadie me espera. En feriamix de Ahumada tocan el último de Daft Punk. En Plaza de armas dos raperos se pierden entre el mensaje de los predicadores. Están a pocos metros y a veces sus gritos se mezclan y calzan. Da risa. Da pena. Camino. Espero el semáforo. Vuelvo a tuiter y ahora leo concentrado. Alguien también habla de Yeezus. «Y se filtró Yeezus. Gracias dios de la Internet». El último disco de Kanye West está suelto en la red y aprovecho que vivo cerca para correr a bajarlo.
Desde Shangri-la se puede ver el océano Pacífico. El estudio de grabación es el mismo que se construyó bajo la supervisión de Bob Dylan y The band en los 70s (algunas escenas de The Last Waltz fueron filmadas aquí) y la propiedad fue adquirida en 2011 por el productor Rick Rubin.
Shangri-la está en la costera Malibu pero a pesar del clima caluroso y la brisa marina de California, lo que menos hay ahí es descanso. Al menos para Kanye West. Entre mayo y la primera semana de junio se encerró junto a un grupo de amigos, colaboradores y parásitos para registrar Yeezus (Roc-A-Fella /Def Jam), su sexto disco de estudio en solitario, bajos las órdenes de Rubin, mientras se prepara para ser padre por primera vez con Kim Kardashian.
Me conecto. Mientras descargo Yeezus después de un fake traicionero, gugleo k-a-n-y-e-w-e-s-t.
Miro su tuiter: sigue a una persona, lo siguen más de nueve millones.
Miro su sitio oficial: aparece en un video grabando letras y en el código de fuente dice YEEZUS.
El 2011 Kanye West cerró el primer Lollapalooza chileno y un año antes compuso dos de sus mejores trabajos: el impecable Watch the Throne (2011), junto con su amigo Jay-Z, y el épico My Beautiful Dark Twisted Fantasy (2010), una obra maestra del hip-hop contemporáneo después del incomprendido episodio 808s & heartbreak (2008).
Ese era mi último recuerdo, junto con la media hora de video donde Kanye se enamora de una fénix, entre medio de un montón de referencias visuales poco sutiles (quiere ser Resnais, Fellini), alta costura y la bronca del período post Graduation (2007): «first rule in this world, baby: don’t pay attention to anything you see on the news».
Kanye West habla de más, pero casi nunca. Esta semana hubo una excepción.
A propósito de la salida de Yeezus —programada para el 18 de junio—, dio una extensa entrevista al New York Times, donde profundiza en su personalidad, sus obsesiones y por supuesto su disco nuevo.
Sobre 808s & heartbreak:
«Fue el primer disco de black new wave. No me había dado cuenta de que era new wave hasta ese proyecto. A pesar de mi conexión con (el diseñador gráfico) Peter Saville, con (el diseñador de moda) Raf Simons, con la moda de lujo, con los acordes menores. ¡No había escuchado new wave! Pero soy un artista de new wave negra».
Sobre la valoración de su trabajo:
«My Beautiful Dark Twisted Fantasy y Watch the Throne no fueron nominados a Álbum del Año, y a ambos los hice en un año. No sé si estadísticamente es correcto, pero diría que soy la persona que más Grammy’s ha ganado a mi edad (36), aunque no he ganado ninguno frente a un blanco. Pero la cuestión es, no me importan los Grammy’s; solo me gustaría que las estadísticas fueran más precisas».
Sobre Yeezus:
«La arquitectura —particularmente una lámpara de Le Corbusier— fue mi mayor inspiración (…) A principios de año estaba en París y solía ir a los museos. En el Louvre había una exposición de mobiliario y la visité como cinco veces, incluso de manera privada. Fui a ver casas reales ideadas por Le Corbusier y a discutir sobre cómo lo habían diseñado. Hicieron cosas que nunca se habían hecho antes, como agrandar los paneles de vidrio. Como digo, soy un minimalista atrapado en el cuerpo de un rapero».
«En este álbum hay momentos que tienen que ver con cosas que ya he hecho antes, como usar solo mi voz y percusión. Lo que la gente llama despotricar, pero puesto sobre un beat, y cerca del nivel de lo que hacía gente como Run–D.M.C. o KRS-One. No hay sonidos de ópera en este nuevo álbum, ¿sabes a lo que me refiero? Es mucho más como low-bit. Aún me muestro un poco snob, pero he removido completamente mis canciones snob que apuntan al cielo. Las he quitado todas (…) El álbum es como trap (hip hop sureño) y drill y house. Sabía que quería tener una influencia profunda de Chicago en el disco, y he estado escuchando house viejo de Chicago. Pienso incluso que “Black Skinhead” podría entenderse que bordea el house, “On Sight” suena como acid house, y luego “I Am God” suena obviamente súper house».
Sobre Rick Rubin:
«Aún soy un niño aprendiendo sobre minimalismo, y él es un maestro en eso. Ha sido realmente una bendición poder trabajar con él. Tengo que decir que después de trabajar con Rick Rubin, la experiencia me ha vuelto humilde como para entender por qué, incluso después de haber producido Watch The Throne, incluso después de haber producido My Beautiful Dark Twisted Fantasy, por qué nunca he ganado el premio a Álbum del Año».
Sobre su influencia en la cultura pop:
«Creo que Kanye West va a ser algo similar a lo que significa Steve Jobs. Soy sin duda como él, ya sabes, Steve en Internet, yo en la ciudad, en la moda, en la cultura. Punto. Me separa un buen trecho [del resto]. Siento honestamente que al haber fallecido Steve, ya sabes, es como cuando Biggie murió y a Jay-Z se le permitió llegar a ser Jay-Z. Pienso que esa es una responsabilidad que tengo, abrir paso a nuevas posibilidades, enseñarle a la gente: ‘este es el nivel al que las cosas pueden ser hechas’. Así que cuando tienes algo que lleva el nombre de Kanye West, se supone que es algo que está llevando las posibilidades un poco más allá. Seré el líder de una compañía que acabará teniendo un valor de billones de dólares, porque tengo las respuestas, entiendo cómo funciona la cultura. Soy el núcleo».