El festival de Metallica día 2
Aposté bien el primer día y fui “all in” a Fucked Up, pero el siguiente me pasa la cuenta. El domingo me pilla contra el tiempo, así que voy a la sala de prensa a adelantar un poco de pega y aprovechar de ver el partido de Italia vs Inglaterra. Estoy esperando ver a Gary Clark Jr.
0 a 0 en la Euro y Erich Church que se pasea saludando en la sala de prensa del Orion. Chela en mano veo los penales. Ya no veré a Gary y gana Italia. Soy el único periodista pendiente del fútbol parece que llegó la hora de moverme.
Fuel Stage y Volbeat que rompe tímpanos. Me gustan, pero conozco pocas canciones, me gustaría escuchar The Garden’s Tale. No la tocan. Hay harta gente, no me hubiera imaginado nunca que fueran tan conocidos en americalandia. Soy un ignorante.
Ahora toca el turno del country o rock sureño como lo presenta James Hetfield, todo en manos de Eric Church. Trato de conocerlo y espero Drink In My Hand, veo de lejos a su guitarrista y pienso que Hetfield se quedó en el escenario son iguales, pero no.
Estoy cansado y mareado tomo un sorbo de agua y me mojo la cara. Comienzo a caminar para ir a ver a mi primera apuesta del día: Titus Andronicus. Llego a la reja y me afirmo, se viene violento no me quiero caer.
Ahí llega Patrick, Liam, Eric y Julian a instalarse en un pequeño escenario ante no más de 200 personas. Preparan ellos mismos los equipos, se ven calmados. ¿Sabrá la gente que cuando esto empiece que será una explosión? Upon Viewing Oregon’s Landscape With the Flood of Detritus, No Future Part Three: Escape From No Future, I’m Going Insane y el vocalista Patrick Stickles que se sube a la reja para hacernos cantar o por lo menos intentarlo. Se vuelve loco, suda. Los pocos que estamos ahí gozamos. A More Perfect Union una de mis favoritas y a correr para variar acabo de recordar los lejos que quedé del Orion Stage la última vez. Tengo que encontrar un buen lugar para Metallica.
Tratando de recuperar el aliento me acomodo en mi lugar. Unos gringos conversan. Uno de ellos se da vuelta y me pregunta: “¿de dónde vienes?” Chile respondo. Abre sus ojos y me dice: “acabas de ganar, eres el fanático que viene de más lejos” pienso en explicarle que solamente viajé desde Nueva York y como reportero. Pero río. No quiero matar la magia. Sí, soy un fanático más.
¡Hit The Lights! Ya dejé claro que es mi preferida. Master of Puppets, ¡Fuel!, For Whom the Bell Tolls, ¡The Shortest Straw! los signos de exclamación no son suficientes. Aunque la verdad es que Metallica está bien fría. Hetfield grita un par de veces ¡Orion! Orion. Veo que se avecina un mero trámite. Disfrutaré las canciones, me convenzo. Ya saben The Struggle y My Friend of Misery por primera vez en suelo gringo. No veo a muchos cabecear a mi lado. A mí, me duele el cuello. Seguimos con los clásicos todos corean Nothing Else Matters, no veo muchos encendedores. The Unforgiven la esperé demasiado. Sad But True, Enter Sandman y se termina el álbum negro.
¡Blackened! Y fuegos artificiales para escuchar el clásico de clásicos One. No hay mucho feeling. Se comienzan a despedir con Seek & Destroy dan las gracias por la asistencia.
La verdad estaba espectante, pensé en sorpresas, estaba ansioso, pero todo se diluyó. No vi mucha entrega por parte de Metallica, fue casi un trámite. Quedé con gusto a poco por un lado, esperaba más de este segundo día y, a pesar de todo, es ¡METALLICA!
¿Se repetirá? Espero que sí, hagan sus apuestas.