El mar como lugar de reflexión

por · Junio de 2016

Los Fabulosos Cadillacs estuvieron en Santiago haciendo parte de La salvación de Solo y Juan, un disco conceptual con más voces y letras más nostálgicas, en un show que se extendió por más de dos horas.

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El mar es un enigma. Para unos es un lugar de purificación o de renacimiento, para otros representa algo oscuro que encierra miedos y desgracias. El mar, ese espacio infinito, ese espejo del cielo, ese de sonido único y que llama a la reflexión. Ese es el escenario principal del nuevo disco de Los Fabulosos Cadillacs: La salvación de Solo y Juan, el que se convirtió en el primer trabajo totalmente inédito en 17 años de la agrupación argentina liderada por Vicentico y Sr. Flavio.

Con el sonido apacible del mar fue que arrancó el sábado pasado el show que tiene de gira a la banda para mostrar el nuevo material, que es una ópera rock con una historia que se desarrolla frente al mar: la de los hermanos Clementi, huérfanos de madre que nacieron criados por su padre, Aveno, en las penumbras de un farol. Para leer la historia completa y entender todo el concepto que en tiempos de streaming se atrevió a lanzar la agrupación, hay que ir a su página de Facebook e indagar en las notas que han publicado.

Por eso fue que a las 21:15 horas en las paredes del Arena retumbaron sonidos de olas y de tormentas, junto al tema instrumental “Obetura del faro”, con el que empieza el nuevo trabajo producido por el venezolano Héctor Castillo, quien trabajó con Gustavo Cerati. E imágenes, muchas imágenes en blanco y negro del mar, de un faro, de los integrantes de la banda, de carreteras y de los personajes Solo y Juan, representados con unas cabezas gigantes de cartón que llevan dos de sus integrantes. También sonó “El impacto”, otra nueva canción, mientras los músicos tomaban su lugar en el escenario.

Ya con la agrupación de más de 30 años en escena, empezaron a sonar algunos viejos éxitos. “V Centenario”, “El genio del dub”, “La luz del ritmo”, “Demasiada presión”, “Piazzolla” y “Estoy harto de verte con otros”, fue el disparo inicial de hits, esta vez con algunas novedades: dos baterías y nuevos músicos. Astor Cianciarulo (16), hijo de Flavio que estuvo unas veces en la batería y otras en el bajo, y Florián Fernández Capello (21), el hijo de Vicentico, que se colgó la guitarra eléctrica y otras veces la acústica.

Cuando empezaron a sonar los nuevos temas, quizás la idea del mar como lugar de reflexión puede ser una lectura correcta para una banda, que con su fórmula imbatible ha logrado hacer un show de festejo que siempre pasa por Chile y nunca falla. El nuevo perfil del grupo parece ahora más apacible, con composiciones como “Navidad”, “No era para vos” y “La tormenta”.

Entre frases sueltas de sus nuevos temas hay, sin duda, melancolía e introversión: «Solo y Juan, frente al espejo / ven su vida en soledad. El silencio de su padre / es como el mar, como el mar» (“Navidad”). «Más allá, la tormenta, más allá de la nada» (“La Tormenta”). «Decime que no, que no somos tan distintos, entre el infierno y aquel mar» (“No era para vos”). Una nostalgia que se mezcla con un trabajo que tiene más voces, un estilo musical más antiguo, tal cual como una ópera rock.

Y entra las nuevas con la vieja onda de fiesta latina (pero con muchos coros), “Averno, el fantasma”. Otro tema que tiene el mar presente: «Me caí muerto y dije chao chao, salí volando por arriba del mar».

Para los momentos en que sonaron las canciones más antiguas —no faltaron “Mal bicho”, “Matador”, “Vasos Vacíos”, “Vos sabés” y “Calaveras y diablitos”—, en las pantallas no había mar. Dieron vueltas las ilustraciones que el artista plástico argentino Jorge Alderet (Dr. Alderete) —quien trabajó en al arte álbum— iba haciendo en vivo, detrás de la banda y desde un computador.

Con bailes y ratos de melancolía, Los Fabulosos Cadillacs supieron cómo hacer —otra vez—, que el público se mantuviera de pie por más de dos horas a pesar de las canas y los kilos de más. Y que el sonido del mar y la historia de Solo y Juan, quedaran dando vueltas entre el ska, el reggae, la cumbia, la salsa y todos esos sonidos que mueven el cuerpo.

El mar como lugar de reflexión

Sobre el autor:

Lorena Tasca (@LaTascaLore) es periodista con experiencia en medios chilenos y venezolanos.

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