El detective del 2012 es el mismo de 1887
El año 2009 y bajo la óptica de Guy Ritchie, Sherlock Holmes dio el paso a la pantalla grande. Las críticas fueron dispares: Mientras algunos alababan la interpretación de Robert Downey Jr. como el famoso sabueso inglés (de hecho, le valió un Globo de Oro como mejor actor), otros criticaban que Holmes fuese una especie de héroe de acción y dejara de lado su carácter deductivo y detestivesco.
Ante esto, obviamente, la respuesta inglesa no se hizo esperar. En el año 2010 la BBC lanzó su propia adaptación del personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle, con la miniserie llamada “Sherlock”, que consta de 3 capítulos de 90 minutos de duración cada uno.
Lejos de las pomposas explosiones del Holmes de Ritchie, los creadores de la miniserie Steven Moffat (Dr. Who, The Adventures of Tintin) y Mark Gattis (quien también interpreta al hermano del detective en la serie, Mycroft Holmes) entregan un producto minimalista, rápido, intrigante y adictivo, ambientado en el Londres moderno.
Respetuosa, divertida y sin ningún atisbo de complejidad, Moffat y Gattis traen al siglo XXI al detective del 221B de Baker Street interpretado magistralmente por Benedict Cumberbatch, quien además de usar la observación y deducción, utiliza mensajes de texto, GPS e Internet para resolver los casos. También, la serie utiliza múltiples guiños a los seguidores más duros del “detective asesor” más famoso del mundo, como el hecho de que Holmes no fume su pipa y sólo use parches de nicotina por lo rigurosa de la legislación inglesa.
El Sherlock Holmes de Cumberbatch es antisocial, asexuado y con una rapidez de pensamiento impactante, siempre un paso adelante de los televidentes. Por otra parte, Martin Freeman interpreta al leal Dr. John Watson, que está totalmente desmoralizado luego de su regreso de Afganistán, aunque su relación con Holmes le permitirá encontrar su lugar fuera del ejército.
Luego de una exitosa primera temporada con más de 7.5 millones de telespectadores por episodio y un final de temporada marcado por el encuentro de Sherlock con su némesis Jim Moriarty (Andrew Scott), el detective más famoso del mundo volvió el primer lunes de 2012 con una segunda tanda de (también) 3 capítulos, que incluyen relatos como “A Scandal in Belgravia”, “The Hound of the Baskervilles” y “The Final Problem”.
El primer episodio de la segunda temporada de “Sherlock” se llama “A Scandal in Belgravia” (obviamente basado en el cuento “A Scandal in Bohemia”), en donde una serie de comprometedoras fotografías amenazan al centro de la monarquía británica, aunque Holmes y el Dr. Watson finalmente terminarán combatiendo a la CIA y al terrorismo internacional en una conspiración que envuelve al gobierno de la isla. Además, el detective de Baker Street se enfrentará a la única mujer que lo ha complicado: Irene Adler (Lara Pulver).
“A Scandal…” sigue la senda de la primera temporada, con una historia rápida, intrigante y divertida, pero ahora los riesgos que comienza a correr Holmes son mayores, partiendo por su extraña historia de “amor” con Adler. Obviamente, “Sherlock” es la mejor serie del momento (perdóname Breaking Bad, tú ya saliste del aire hace un par de meses). Una adaptación de un clásico respetuosa, que parece más actual que nunca y que no mira atrás en busca que pequeñeces. Lo que en otras manos habría sido complicadísimo, a Moffat no le cuesta nada: el detective del 2012 es el mismo de 1887.