La irregularidad entre las canciones de Torches y Supermodel es notoria en la presentación. Un tibio intento por no ser una copia de sí mismos.
Es imposible no pensar en su presentación en Lollapalooza Chile 2012. En cómo Foster the People armó la primera fiesta del día domingo a las 1.30 de la tarde. En que venían solo con Torches (2011) bajo el brazo y eso significaba un puñado de buenas canciones pop, pegajosas, ante todo bailables. En el pasado de su líder como escritor de jingles y en una frase que dijo a la revista Rolling Stone: «Definitivamente aprendí desde el punto de vista comercial qué es lo que funciona».
Ahora, tres años después en el Coca Cola Stage se ve el brillo de un micrófono dorado. El que canta es Mark Foster. Suena «Pseudología fantástica», de su segundo disco Supermodel (2014), una placa que puede ser leída como un intento de Foster por demostrar que es más que un escritor de música para publicidad, de pop sin pretensiones. Y ese es su mayor problema porque, a pesar de abrir el espectro sonoro de la banda, coarta ese pop trabajado y bailable. No hay karaoke esta vez.
Por lo mismo, la irregularidad entre las canciones de Torches y Supermodel es notoria en la presentación. Las canciones de su último disco son irrelevantes, olvidables y aburridas. Un intento por no ser una copia de sí mismos, pero con un resultado pésimo: una búsqueda predecible por ser impredecible.
Pasa «Houdini», «Life on the Nickel», «Helena beat», «A beginner’s guide to destroying the Moon». El show es sostenido por los adolescentes que en 2012 tenían 15 años y ahora tienen 18, y recuerdan esas canciones de alguna fiesta, de algún iPod ajeno o propio, que no envejecen, pero Mark Foster sí lo hizo y eso, finalmente, es lo que importa.
Cierran con los hits «Pumped up kicks» y «Don’t stop (color on the walls)», escritos mientras Foster componía para Mophonics. El sol aún quema a las 18.35 de la tarde pero todos se paran a bailar. Si uno mira de frente al escenario se ven al menos veinte «palos selfie». Tres años después los adolescentes tienen otras costumbres pero escuchan las mismas canciones.
Fotos: Felipe Avendaño © paniko.cl
