Gonzo: salvaje, brillante, intoxicado
Hace siete años Hunter S. Thompson se voló los sesos. Tenía 67 años y todo un legado en el periodismo, donde registró -desde las vísceras- las fisuras de una sociedad que se sentaba a tomar cerveza con el Super Bowl de fondo, mientras se perdía a una generación entera en la guerra de Vietnam.
“El límite… no hay una manera honesta de explicarlo porque las únicas personas que realmente saben donde queda, son las que lo han traspasado”, explica en el documental Gonzo. The life and work of Hunter S. Thompson, de Alex Gibney; un perfil que puede explicar sus notables momentos narrativos, sus anécdotas divertidas y también la impotencia de no publicar la gran novela americana.
No parece casual que un muy joven Thompson quisiera ser como Scott Fitzgerald o el propio Ernst Hemingway, encarnando los excesos del primero y el balazo en la boca del autor de “The old man and the sea“, decía Piglia; en los últimos tiempos recibía a sus amigos con un Magnum 44 en la mano, pasado de drogas y alcohol. Lo atormentaba el éxito de Tom Wolfe. Los dos habían sido periodistas innovadores. Nadie escribirá nunca nada mejor sobre el infierno alucinante de Las Vegas que lo que dejó escrito Thompson. Pero Thompson se quedó en la cuneta mientras que el otro periodista Gonzo siempre disfrazado de blanco alcanzó la gloria. ¿Por qué las novelas de uno eran rechazadas mientras que las del otro se las quitaban de las manos los editores con anticipos multimillonarios? En lugar de responder la pregunta, o de sencillamente meterle una bala a su rival, Thompson se voló los sesos el 20 de febrero del 2005.
“Quiero descansar. Quiero que el humo de mi cigarro deje de molestarme en los ojos para no encenderlo más. Quiero pensar que todo esto de alguna manera valió la pena. No es por nada pero mi vida es una puta mierda. Así de simple. En el submundo de mis amigas drogas fui un ganador. El de los muertos vivos realmente no lo entiendo. No entiendo la forma en que se hacen las cosas que para bien o para mal, siempre te terminan jodiendo. Yo tomé el camino difícil. Ese donde las reglas no importan porque realmente no existen. No aguanto más. Lo siento, los tengo que dejar. No les pido que me recuerden. Pero alguna vez enciendan un cigarrillo por mí y piensen como lo hice yo…”, escribió unos días antes de que sus cenizas volaran al aire desde un cañón con forma de puño, entre fuegos artificiales y el deseo de irse de este mundo de manera épica y ruidosa.
Su legado queda en “Fear and loathing on the Campaign trail ’72“, “The course of Lono“, “Songs of the doomed“, “Better than sex” y “The proud highway“; donde el cronista se convierte en el protagonista de la crónica, promoviendo su actuar y sufriendo las consecuencias, relatando en primera persona con una voz que interviene (sobre) la realidad. En cuanto al nombre “Gonzo“, Thompson explicó que era un término que con un amigo usaban para referirse a las personas que tienen la mente peor que los locos.
* Acá el torrent.