Cómo viven los hijos de narcos que no tienen problemas en exhibir sus lujos y excentricidades en las redes sociales.
«El narco despierta morbo» escribe Carlos Velázquez en El karma de vivir al norte, donde dice que ciudades como Torreón le recuerdan al Baltimore de The Wire: una espiral de dolor que supera cualquier pesadilla. Familias enteras asesinadas. Ataques contra medios de comunicación. Un tiroteo en medio de un partido de fútbol de primera división. Un atentado en el local más famoso de comida. La prohibición de los carteles de velar a los muertos. Ciudades como cementerios al aire libre. A veces se trata de escuchar con los ojos. Con toda esa violencia alrededor, ¿cómo es la vida en las altas esferas del narcotráfico?
Hace un par de días la revista Proceso de México publicó unas fotos del supuesto Facebook de Ismael Zambada, hijo de Ismael “Mayo” Zambada, uno de los líderes del Cartel de Sinaloa, en donde se jactaba de sus lujos: Lamborghinis, pistolas enchapadas en oro y grandes felinos como mascotas.
Uno podría pensar que las cuentas de Facebook o Twitter, desde donde se suben estas fotografías, son falsas. Que los narcos no se van a exponer de esa forma; pero la historia ha demostrado que su desfachatez es infinita y que, aunque siempre están cuidándose de la ley, hay muchos ejemplos donde los capos de la droga no se arrugan en admitir su calidad de criminales.
El caso más conocido y contado hasta el cansancio es el de Pablo Escobar, dueño de la Hacienda Nápoles, donde tenía desde hipopótamos hasta una plaza de toros.
Pero de seguro la jugada hecha por el narco boliviano Roberto Suárez Gómez, el llamado Rey de la Cocaína (el proveedor de droga de Tony Montana en Scarface, Alejandro Sosa, está basado en Suárez) es una de las más osadas. En 1983 envió una carta nada menos que al Presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, ofreciéndole pagar la deuda de su país a cambio de una amnistía.
Por estos días las redes sociales ofrecen una nueva ventana para ver cómo viven estos narcos, o más bien sus hijos, quienes no tienen problemas de mostrar sus lujos y excentricidades.
Uno de los que más ocupa las redes sociales es Alfredo Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien después de la muerte de Osama Bin Laden es el hombre más buscado por el FBI.
En la reseña de su cuenta de Twitter dice: «Vendo naranjas como mi apa pendiente de mi tiendita». Una frase muy parecida a la que dijo su padre una vez, que aseguró no tener ningún vínculo con el narcotráfico y que él simplemente era un granjero. Claro, de cosechar, cosecha, de ahí que en vez de naranjas sea cocaína, es otra cosa.
Los tuits de Alfredo Guzmán dan para reírse o quedar con la boca abierta por su desfachatez. Aquí algunos caramelos:
«Hoy es viernes y mi cuerno lo sabe». En el mundo del narcotráfico al AK-47 —arma preferida de los narcos latinoamericanos por su origen ruso— es conocida como cuerno de chivo, por la forma curva que tiene su cartucho.
«Y cuidado con pisar el terreno Guzmán que Ivan zaka el fierro largo».
«Para los que pisan terreno ajeno mi comando armado activo». El tuit va acompañado de una fotografía en donde se ve a un grupo de sicarios y guardaespaldas armados subiéndose a una camioneta.
En otra fotografía se ve el interior de un automóvil con armas, celulares, balas y fusiles de asalto. La imagen va acompañada con el tuit: «A 100 en la blindada».
Esta seguridad queda en evidencia en otra fotografía que subió Alfredo Guzmán, en donde se aprecian los casi seis centímetros de grosor que tienen los vidrios de sus autos.
Obviamente estos niveles de resguardo no son para nada un capricho. En junio de este año Guzmán tuiteó: «Miren nomas como me regresaron la torka estos plebes, y todavía quieren que no me enoje», acompañado de una fotografía en donde se ve una camioneta 4×4 con rasguños de balas.
Gracias a las redes sociales también podemos ver otros lujos más íntimos de los hijos de narcos. Este año Guzmán escribió en su cuenta de Twitter: «Si dinero sobra, a la verga, estos no me sirven» con una imagen donde se ve un iphone dentro de un vaso con alcohol.
«Este es mi problema por las mañanas». La frase acompaña una foto donde se ven más de 10 llaves de Ferraris y Lamborghinis, entre otros autos de lujo.
Además de mostrar sus armas y vehículos deportivos, Guzmán hace alusión de la libertad con que se mueve su padre, quien supuestamente es buscado incansablemente por el ejército mexicano, la DEA y el FBI.
A la web ha subido supuestas fotos del Chapo, hasta un artículo que asegura que el capo del Cartel de Sinaloa tiene licencia de conducir norteamericana. Si es cierto o no, a su hijo pareciera no importarle ya que en esa imagen tuiteó: «Si sale y entra cuando quiere o no?».
Un incrédulo pensaría que ningún narco se expondría de esta forma tan evidente, ya que serían presa fácil para la policía y el ejército. Pero como muchos entendidos en el tema dicen, hace tiempo que los gobiernos dejaron de perseguir a los capos de los grandes carteles y en vez de eso, trabajan conjuntamente, donde las dos partes se benefician de los millones de dólares que deja el negocio.
El caso más reciente de este vínculo entre narcotraficantes y gobiernos es el de Enrique “Kike” Camarena. Hace un poco más de un mes se hicieron públicas declaraciones de ex funcionarios de la DEA y la CIA, respecto al homicidio del agente encubierto Enrique “Kiki” Camarena, ocurrido en la década de los 80, desmintiendo la versión oficial que decía que fue secuestrado, torturado y asesinado por orden de Caro Quintero, capo del cartel de Guadalajara, luego de que descubriera una enorme plantación de marihuana.
Los ex funcionarios aseguran que el homicidio de Camarena fue ordenado por el propio gobierno de Estados Unidos, ya que Camarena había descubierto que la CIA se quedaba con partes de las ganancias del narcotráfico para financiar a los Contras en Nicaragua. Por eso no es de extrañar que el hijo del criminal más buscado por Estados Unidos suba fotografías de su vida diaria, en donde incluso aparecería el mismísimo Chapo Guzmán.