Julian Casablancas: Un hombre solo

por · Abril de 2014

Cuando Casablancas abre su presentación, el público se mira desconcertado. Algunos hacen muecas. Otros comienzan a irse.

Publicidad

Cuando Julian Casablancas sale al escenario —acompañado por The Voidz, su nueva banda de apoyo—, dice y canta algo inentendible, mientras el grupo hace una improvisada prueba de sonido antes de partir con “Ego”. Suenan lamentables. Su voz no se escucha y eso va más allá de la suciedad que le gusta impregnar a su micrófono. Sigue “2231” y el patetismo continúa. El público se mira desconcertado. Algunos hacen muecas. Otros se comienzan a ir.

***

¿Qué sabíamos de Julian Casablancas antes de esta presentación?

Que ahora es Julian Casablancas+The Voidz. Que The Voidz lo devuelve a un sonido más pesado que The Strokes. Que se aburrió de los sintetizadores del impecable Phrazes for the Young (2009), su primera aventura solista. Que su banda parece sacada de una impresentable película ochentera. Que quiere probar que puede ser thrash con sólo tres acordes. Que sus shows en el SXSW fueron vergonzosos. Que luego de esas presentaciones, un blog dedicado a The Strokes cuestionó públicamente su amor por la banda. Que ahora toca “Instant Crush” de Daft Punk. Que volvió a emborracharse. Que está más sobrio que nunca. Que quiere volver con The Strokes. Que ya no se siente un monstruo. Que quiere pasarlo bien con sus amigos. Que odia a The Strokes. Que su disco con The Voidz aún no está terminado. Que en los videos promocionales suenan perfecto. Que en vivo suenan como la mierda. Que pide comprensión. Que sólo han hecho seis presentaciones juntos. Que su show en el Club de La Unión fue un fiasco de principio a fin. Que su sonidista le pegaba combos a la pared por la impotencia. Que le dio una entrevista borracho a un diario chileno. Que en realidad no fue tan así, solo estaba cansado por el viaje. Que conoció La Chascona. Que jugó ping pong antes de su show en Lollapalooza.

Julian Casablancas3

***

Ahora pasan “Ize of the world” y “Biz Dog”. La gente se va por puñados. Nada funciona. Los miembros de The Voidz compiten entre ellos para ver quien suena más fuerte. Mientras, Julian Casablancas intenta cantar. Le da la espalda al público. Entre cada canción, balbucea o ensaya algún chiste a su banda. Nadie entiende nada. Solo dos frases: «Beautiful ladies» y «I don’t understand, but cool. Thanks», luego de los gritos de «mijito rico».

Casablancas se mueve en el escenario Claro como ese primo incómodo de toda celebración familiar, ese que se cura fácil y tira chistes estúpidos y tira flatos y dice demasiados garabatos para ser el centro de la atención. Ese que dice vivir de su talento, pero es un imbécil. Un borracho patético. Un hombre solo. Es demasiado triste.

“Glass”, “11th Dimension” y “River of Breaklights” fueron las que sonaron más decentes. Mal, pero decente en comparación al ruido generalizado. Los sintetizadores le ganaron a esos muertos-caricaturas-modelos publicitarios de The Voidz. Luego viene “Take it or leave it” y esa canción somos nosotros y grito con rabia y mi voz se pierde con la de todos. Cierra con “Where no Eagles fly”, pero ¿acaso importa con qué carajo cierra?

Creo que unas palabras que le dedicó el gran Alec Baldwin a Charlie Sheen suenan perfectas para Casablancas: «Toma una siesta, date un baño. Ruega por el perdón de América. Te lo darán. Solo después de eso, regresa».

***

«¿Estuviste todo el show de Casablancas? ¿Tan mal estuvo? Por lo que me han dicho, es lo peor que le ha pasado a Chile desde 1973», me dice un amigo en New Order. Yo ensayo algo parecido a una sonrisa.

Julian Casablancas2

Julian Casablancas: Un hombre solo

Sobre el autor:

Javier Correa (@__javiercorrea) es periodista y coescribió «Nunca cumplimos 30. Una historia oral del Canal 2 Rock & Pop» (2018, @librosdementira).

Comentarios