La electricidad de la memoria

por · Agosto de 2015

Más que una novela sobre decisiones, Mala madre, el segundo título de la escritora chilena María Paz Rodríguez, trata de una historia sobre las ramificaciones de la culpa.

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Hace cuatro años, la escritora chilena María Paz Rodriguez publicó su primera novela: El Gran Hotel (Cuarto Propio). Se trataba de una historia contenida y fragmentada que apostaba por la brevedad y el buen manejo de revelaciones y silencios. Una mujer, con muchos dolores y duelos a cuestas, se encerrraba en un hotel a repasar su vida. Hoy, Rodriguez lanza su segunda novela, Mala Madre (Alfaguara), y la estrategia es completamente diferente. En sus más de 250 páginas, la narradora explora con detalle y paciencia infinita cada uno de los recovecos de la historia de María Claro y aquellos que la rodearon, en una narración que va de Madrid a Santiago, Temuco, Londres y Iowa.

María Claro es una artista radicada en Estados Unidos que saltó a la fama— y se consiguió una discípula ferviente, Tiny— al montar una instalación llamada “Mala Madre/ The Bad Mother”, una pieza en la cual el espectador se asomaba a distintas escenas a través de unas extrañas mirillas. Pero un día la discípula se va a trabajar en un proyecto en otra ciudad y una nieta de un pasado borroso llega hasta su puerta. Con eso, la estabilidad anclada en la rutina de la artista comienza a desarmarse y solo queda volver a asomarse —a través de cartas, de reflexiones sobre el arte, de recuerdos dolorosos— a las mirillas del pasado con su madre, la Mamalinda (y la narradora se pregunta: «¿qué hacen las niñitas bien cuando sus mamás no las quieren?»), su infancia concentrada en un viaje en un «barco que parecía un abrazo» y las heridas que sus tías viejas («una vida de mujeres demasiado solas»), su ex marido y sus malas decisiones le produjeron.

Aunque más que una novela sobre decisiones, se trata de una historia sobre las ramificaciones de la culpa: esas que se estiran en el tiempo, que se dejan traslucir en los gestos, que se enroscan en las palabras tensas de un correo electrónico o una carta que al final no se envía. Una historia también que centra su atención en los personajes femeninos, otorgando una fuerza arrolladora a la necesidad (la desesperación por la pulsión) de cambiar, de transformarse.

Hay una ambición inmensa en la propuesta de esta novela —que se arriesga con discusiones sobre el arte y paseos por distintos episodios de la historia universal y nacional—, pero también una extraña belleza. Una novela que, en sus mejores momentos, recuerda con sus personajes a los de José Donoso —con sus tías eternas, con sus fiestas ya cayendo en decadencia— y a Rodrigo Fresán en su forma de acercarse a la memoria personal a través de la mediación e imaginación de películas y canciones.

Una novela compleja y llena de alturas por las que vibra esa electricidad que, como bien sabe la protagonista, puede a la vez iluminar y quitar la vida.

malamadre

Mala madre
María Paz Rodríguez
Alfaguara, 2015
254 p. — Ref. $12.000

La electricidad de la memoria

Sobre el autor:

María José Navia (@mjnavia) es autora de SANT (Incubarte editores, 2010) e Instrucciones para ser feliz (Sudaquia Editores, 2015). Es Doctora en Literatura y Estudios Culturales (Georgetown University), y escribe el blog Ticket de cambio.

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