La estética del tajo

por · Agosto de 2017

Presentación de David Bustos al libro de Florencia Smiths.

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Presentación de David Bustos al libro de Florencia Smiths.

¿Cómo se puede escribir desde regiones? ¿Cómo se puede escribir desde un puerto que es la otra cara de Valparaíso, sin ese aire turístico y patrimonial, sin una movida? ¿Cómo se puede escribir desde la desembocadura del Río Maipo, desde Tejas Verdes, Barrancas, de Llo-Lleo?

Que esté presentando este libro por la editorial Pez Espiral hoy, es un testimonio que se puede escribir desde otro lado. Florencia Smiths es un ejemplo, o más bien su poesía.

Vivir en Santiago, es como vivir dentro de una carrera de caballos. Viví 40 años en esta ciudad, sé lo que digo, trabajé en la tv, otra gran carrera de caballos que no es tan distinta a la carrera literaria.

Si pensamos la emigración del campo a la ciudad, de las regiones a la capital como un fenómeno social, podemos detectar que el campo cultural no está inmune. Muchos insignes poetas hicieron esa operación y visibilizaron su trabajo, a muchos les fue muy bien, llegaron a ser ciudadanos del mundo.

Pero desde Claudio Bertoni en adelante, las cosas cambiaron, de París a Con Cón.

Este libro es un libro escrito en región, en San Antonio, y cuando digo esto quiero decir que es un libro que debe golpear puertas ¿qué tipo de puertas? Puertas de lectores de poesía, donde la relación con el lenguaje se define a partir de una palabra que viene a nuestro encuentro, que nos trastoca y nos alcanza.

La Estética del Tajo es un compendio de los tres trabajos anteriores de Florencia Smiths. El Margen del cuerpo (2008), La Ciudad No (2009) y La velocidad de la caída (2014).

Tres trabajos contundentes que tienen en común la intensidad y esa intensidad es gracias a un mundo y un lenguaje propio. ¿Cómo se puede tener un mundo y un lenguaje propio? No lo sé, pero lo que sí sé es que hay que tener: resistencia, coherencia y valentía. Un ejemplo de aquello es el poeta viñamarino Ennio Moltedo o Ximena Rivera. Se escribe fuera del poder, porque no se cree realmente que el poder exista fuera de la poesía. Se cree que el poder está en las palabras, en cómo las escoges y cómo eres capaz de respirar a través de ellas.

Smiths en 10 años armó un mundo, lo tradujo en palabras, en poemas, en libros.

Fragmentos en prosa poética, donde el corte de verso opera a modo de respiración. Un tipo de respiración que tiene el ritmo de la conversación al oído. Pienso que toda esta poesía es un mapa del oído. No se trata del oído del que escucha algo al pasar y rápidamente lo convierte en forma poética, como podría pensarse en la poesía popular o la antipoesía. Aquí el oído está vuelto hacia dentro, es una escucha silenciosa que se escucha decir.

Cito:

Ya no le gusta oír el tiempo cayendo desde las extremidades de una casa infantil, ya no soporta la vicisitud de ser la que no se cuenta y por quien nadie dará un atisbo de carácter. Pero aún hay una sospecha preferida: los pájaros, el mar marchitando a las rocas, la lluvia golpear el guión de la calle, la música que elige para escuchar, y sobre todo, el ruido cortado que infunde el lápiz cada vez que se hace el margen.

El mundo de Florencia es producto de una escucha interna. Sus principios son musicales, la melodía y melancolía de una batalla interior. La exterioridad es concebida sólo si es interna, si ha pasado o pagado el peaje de entrar en las condiciones de un espacio cuerpo, espacio mente, espacio memoria. Entonces el cuerpo se mueve, la mente se piensa, la memoria recuerda.

Todo esto tiene un inicio en la herida, en el duelo de la infancia. La pérdida del padre como elemento fundacional, donde la hija a partir de la violencia del asesinato decide hacer testimonio. Se introyecta el asesinato del padre, es decir se interioriza una relación y se instala asimismo, un objeto que sirve como referencia para la aprensión del objeto externo, teniendo esa doble facultad de ser sujeto y objeto para sí mismo.

Smiths no puede reparar esa primera y única crueldad que la invade, no desea hacerlo tampoco, ella acepta esa condición irreparable de la desaparición y escribe, como si esta fuera la manera de alcanzar lo perdido, como si esa conversación interna fuera la única forma de hacer que lo perdido permanezca activo.

Una dosis de gran profundidad se requiere para leer esta poética, no hay grandes teorías del lenguaje, aquí hay más bien una cuestión psicoanalítica, que nos habla finalmente del dolor y su huella. Una simbolización dialéctica que opera en un tiempo no cronológico ni normado por consideraciones evolutivas.

Aceptar callarse para escribirse, para ser la consigna, desaforar al súper yo con su conducta censuradora y restauradora del orden, para fluir por los sitios inestables del yo, sin sofisticados mecanismos de defensa, ni distancia objetivadoras. La distancia en Brecht, por ejemplo, una distancia de la comprensión y el control, que puede explicar el objeto. Smiths evita esa distancia o si la hay, sólo existe en cuanto momento articulado por las palabras. La distancia del testigo que desea estar cada vez más cerca de los hechos para poder tomar nota.

Cito:

Necesita tocarse y sentirse tocada por esas manos difuntas. Por esas uñas que ahora negras rasgan la arbitrariedad de la belleza. Pide reconocer el frío mortal que a su vientre le circunda, en esa soledad del margen que un día tu arrebato le inscribió como escritura.

Entonces La Estética del tajo puede ser leída como una cartografía, como una carta, como huella. Una poética que sintoniza con otras voces esenciales de la poesía de mujeres como: Malú Urriola, Damaris Calderón, Verónica Jiménez, Ximena Rivera.

Es de esperar que los periodistas deportivos de la poesía chilena, tomen nota de este libro, que dejen de gritar los goles de las estrellas de turno. Que comiencen a leer cuando las luces del estadio se han apagado.

En un país en que la desigualdad y la concentración son dispositivos que permean también a piacere el campo cultural, en un país en que ser de región y mujer pareciera ser un doble castigo, La Estética del tajo es un libro ineludible; pasar por el lado sería faltar a la verdad, y eso es justamente lo que este libro no hace, está escrito a pesar de sí mismo, está escrito a contrapelo. Diez años de poesía que para algunos, pueden significar toda una vida.


La estética del tajo

Sobre el autor:

PANIKO.cl (@paniko)

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