La Floripondio: Manteniendo el ritmo

por · Mayo de 2011

Entrevista con el batero Fritz Demuth, a raíz de la salida del disco Hipertenso

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Por estos días debería estar apareciendo “Hipertenso”, el regreso de los emblemáticos La Floripondio, tras seis años sin mostrar material de estudio.

Nos juntamos con su baterista, Fritz Demuth, a conversar sobre la actual etapa de los villalemaninos, que por estas fechas, además, celebran sus 20 años de trayectoria. Aprovechamos, también, de mostrarte su nuevo tema.

El Descontrol

La escena siempre es clara. Mucha cerveza, gente frenética dándose empujones y codazos. Chicas de pelo teñido saltando, punkies con sus crestas empinadas, barbones enseñando sus abultadas panzas. Mucho sudor. Fiesta radical. La banda sobre el escenario no dista tanto. Están en medio de una orgía de ritmos y ruidos camuflados entre acordes, es La Floripondio, la banda de free-jazz-trash y afro-punk, de rock experimental y sonidos fiesteros que encarna, quizá, el último mito de Villa Alemana. La escena, decíamos, siempre es clara. No importa si la foto es de a comienzo de los 90s, cuando tocaban en bares pequeños sin escenario o en la sede local del Partido Comunista; o de hace solo algunas semanas, cuando presentaron en Valparaíso, al igual que en Santiago un poco antes, lo que será su nuevo disco, “Hipertenso”: “La verdad es que hicimos el lanzamiento del disco, no como hacíamos antes, que era teniendo el disco físico, con carátula, hecho y a la venta. Ahora lo hicimos pensando en que lo que estamos tocando en vivo son temas de este disco”. Nos explicará unos días después, Fritz Demuth, el batero -y uno de los fundadores de la banda junto al paradigmático Macha Asenjo y Tuto Vargas, el bajista- en medio de un café ubicado en Viña del Mar. “Ya está grabado y mezclado, falta solamente la masterización y reproducirlo físicamente, para los que quieran tener las copias, pero va a estar también en la web para que la gente que no tenga los recursos para comprarlo, lo pueda bajar de forma gratuita”.

Se hablaba de la salida de este disco desde el 2008, ¿Por qué la demora?
—Es que gran porcentaje del disco se grabó hace mucho tiempo, en Buenos Aires, hace varios años atrás. Pero de ahí siguió un proceso natural y seguimos grabando después de eso, hasta ahora que ya tenemos el disco listo.

Sacando los discos en vivo y las re-ediciones en vinilo, en su último disco de estudio, “Paria” (2005), había un poco de relajo, sonidos más reggae, sin embargo, lo que han mostrado en vivo de “Hipertenso” parece más un vuelco a lo brutal. ¿Es tan así?
—Tiene de las dos cosas. Harto rock and roll básico, punk y acelerado. Tenso, como dice el título. Pero a su vez, tiene el contraste del dub más volado, que se vincula con nuestro amor a la cultura jamaiquina, pero siempre crudo y rudo, como pensamos nosotros que deben las propuestas cercanas al reggae, en cuanto al sonido. Una rudeza lenta.

“Nosotros nos sentíamos partícipes de las instancias culturales de la Concertación, a pesar de estar en desacuerdo con más del 50% de lo que hacían. Pero ahora, con Piñera, estamos más cercanos al 90% (de desacuerdo), si no al desacuerdo total”.

Además, este disco lo van a liberar por internet, ¿qué opinas de esta forma de distribuir la música?
—Me encanta lo que está pasando con la música ahora, la idea de “compartirla”. Antes, con los sellos, tenías que pelear (ganancias) entre el 5 y 7 % o el 10 %, con suerte, con los sellos más chicos, y para ser independiente tenías que hacer una inversión millonaria. Ahora todo es más simple, los estudios son más económicos, más chicos, grabas el disco y lo subes a internet y la gente que usualmente no tenía plata pa’ comprar el disco, puede bajarlo. Soy músico pero no compro discos, son muy caros, por eso lo ofrezco gratis. Me parece muy maricón eso de no querer que tus discos se pirateen, siendo que todos pirateamos. La música evolucionó al punto en que se gana dinero con los conciertos. Si quieres más plata, tienes que tocar más y hacer que a la gente le guste lo que haces.

Pero ustedes como Floripondio pertenecen a la SCD, ¿qué opinas de la política que ellos tienen con las descargas “ilegales”?
—A mí me importa una raja lo que ellos piensen en ese sentido. Tienen un discurso apegado a la ley, porque son una institución bastante conservadora en muchos aspectos. A mí lo que me interesa de ellos es que juntan remanentes económicos por los temas que se colocan en lugares gigantescos como las dicoteques, la tele o la radio, o sea, gente que lucra con tu música. Es su pega, cobran derechos de autor, los recolectan y me ponen el dinero en una cuenta sin que yo haga nada. En ese sentido estoy agradecido, esa pega de la SCD es la que vale, que se preocupen de recaudarle dinero a los músicos. Si ellos no están de acuerdo con la descarga de música a través de internet, es porque obviamente ellos ganan porcentaje por la venta de discos, pero ese ya es un tema de ellos con los sellos, porque al final ellos son empresarios también.

La Floripondio en sus inicios, hoy cumplen ya 20 años, de Villa Alemana pa'l mundo

Vida Férrea

Como verdaderos veteranos del rock criollo, La Floripondio cumple por estos días 20 años de hueveo, furia y experimentación: “en octubre o noviembre vamos a celebrar el cumpleaños a todo ritmo, con fiestas y tocatas” amenaza Fritz. Por supuesto, varias han sido las etapas que han quemado, desde esos iniciáticos años en que se codeaban con el under más revoltoso de la quinta región, con bandas como Villa Alemana Rok, Inkultos, Tryo, Belial u Ocho Bolas, en tocatas en las que no pocas veces los desórdenes y peleas terminaban con el ingreso de Carabineros. Pasando por los tiempos en que lograron imponer su primeros hits radiales universitarios, “Bailando como mono” y “Fumen Bueno”, odas a la fiesta y a la libertad, que sonaron una y otra vez en radios como Rock and Pop, y que les abrió las puertas definitivas de Santiago y a ese curioso momento que se denominó El Nuevo Rock Chileno, en donde se codearon con sus pares de Entreklles, Pánico, Fiskales ad Hok o Supersordo. Hasta llegar a la actualidad, en donde la banda liderada por El Macha, a pesar de estar más alejada del foco de los medios, es definitivamente, un referente de los conciertos más salvajes de este lado del mundo.

¿Qué te pasa con eso? ¿Con darte cuenta de que ya cumplieron dos décadas tocando?
—Me satisface profundamente, porque es una prueba de la veracidad de las pretensiones y deseos que tenía hace 20 años. Me veía haciendo lo que me gustaba y en eso estamos, no podría no estar feliz por eso.

¿Y dista mucho la escena de los 90’s con lo que pasa hoy?
—La energía sigue intacta, las tocatas del bar La Cantera (Valpo.) son iguales a las tocatas que hacíamos nosotros en los 90s. Tanto las bandas como el público.

Además, pasa que todos en La Flori están en una vida adulta ¿Cómo se enfrenta el rock cuando ya se tiene que trabajar, formar familia, compromisos y todas esas cosas?
—Somos las mismas personas que antes pero con más experiencia y diversidad de intereses, también. Eso provoca que transitemos por ambientes distintos, pero que, de igual forma, nos vinculemos con gente de distintos lados.

¿Por eso sus inquietudes han derivado en otras bandas? El Macha se consolidó como el rey de la fiesta en Chico Trujillo, en donde también están Juan Gronemeyer (percusionista) y Tuto (bajista); Pescao (guitarrista) tiene su banda punk rock Púa; tú formaste tus proyectos electrónicos, Dangan y Friztyle…
—Siempre hemos tenido proyectos paralelos en Floripondio, porque es una banda muy diversa, imagínate que somos 8 músicos, y ahora en vivo somos 10, agregamos a otro percusionista y a Fat Pablo, que nos está aportando en lo del dub, con efectos y rap. Son 10 personalidades que tiran cada uno para un lado y desarrollan otros proyectos.

A todo esto, ¿cómo ha sido la coordinación con la activa rutina de Chico Trujillo?
—Como siempre, no más. Siempre tuvimos actividades diversas, siempre tuvimos que coordinar espacios. Igual como cuando partimos coordinando el colegio con los ensayos de la banda, o los estudios de la U con la banda (Demuth, aparte de músico, es ingeniero en sonido). No hay ningún problema con coordinar Floripondio con Chico Trujillo.

Con la cabeza llena de memoria

La floripondio, la hierba, se encuentra fácilmente en algunos rincones de la ciudad, se corta, se pica y se deja hervir por unos cinco minutos. Luego, se bebe. Así mismo como Fritz Demuth bebe un vaso más de su cerveza, instalado en el pequeño café viñamarino. Hemos repasado su historia personal del rock. De Villa Alemana a Valparaíso, de Valparaíso a Santiago, de Santiago a las giras europeas. Hipertenso vendría siendo el sexto disco de La Floripondio, que los encuentra, como hemos dicho, en una etapa más tranquila, pero con mucha más experiencia: “dejamos de tocar en la Quinta Región porque nos fuimos a tocar mucho más a Santiago, por un tema de público. Allá se puede tocar más seguido, porque además invirtiendo lo mismo en Santiago que acá en la región, hay muchas más ganancias allá” reflexiona el batero. Además, la celebración de estas dos décadas, los emparenta una vez más con otra de las bandas íconos del coraje rockero, los Fiskales ad Hok: “nuestra relación con ellos es de hace muchos años, nos hemos hecho amigos, hemos compartido escenarios, instrumentos, organizaciones de cosas, hay una admiración mutua y una amistad”.

Revisando el historial, uno se da cuenta de que La Floripondio, con los años, agudizó su discurso al mismo tiempo que se masificaba su música, empezaron a mezclar fiesta con letras de dura crítica social, por ejemplo. ¿Eso perdura en el disco nuevo?
—Se mantiene, sí. Por un lado reflejamos la alegría de tocar, de estar con los amigos, y la mezclamos con lo que por ahí llaman “el vacilón conciente”. Es el derecho a pasarlo bien pero sin dejar de observar lo que sucede a tu alrededor, no por estar vacilando vas a ser un huevón ciego que le importa una raja lo que pasa a su alrededor.

Aparte, ustedes fueron una banda bien crítica con la Concertación, a pesar de que los invitaban a sus fiestas culturales. ¿Cómo ven todo eso, ahora que la Concertación no está y hay un gobierno de derecha al mando?
—El tema de lo crítico en los escenarios de la Concertación, tiene que ver con los espacios que ellos mismos generaron para poder ser críticos dentro de su dinámica, tenía ese carisma la Concerta. Ahora eso no se da, y tampoco producen apetencia participativa. En este momento estamos desvinculados de la institucionalidad cultural y del gobierno, porque carecen del carisma. No tienen instancias participativas reales, no hay diálogo, son fomes. Ellos optaron por armar todo culturalmente, dejando de lado la participación de las organizaciones ciudadanas, por ejemplo.

¿Pero es muy distinto a la Concertación?
—Pero, claro. Nosotros nos sentíamos partícipes de las instancias culturales de la Concertación, a pesar de estar en desacuerdo con más del 50% de lo que hacían. Pero ahora, con Piñera, estamos más cercanos al 90% (de desacuerdo), si no al desacuerdo total. En general, no nos gustan los dobles discursos, los lobos con piel de oveja. Por eso hay que tener cuidado con quién trabajar, sobretodo en estos temas.

Para ir cerrando, cuéntame qué planes vienen para la banda.
—Mantener el ritmo, me acomoda. Ya nos dimos cuenta de muchas cosas en 20 años, que nos queremos dedicar a la música, tocando cuando estemos todos disponibles. Ya no nos vamos a separar, a no ser que alguno de nosotros se muera o explote o algo así.

Te dejamos, entonces, con “Si hago lo que quiero me convierto en descontrol”, parte del disco “Hipertenso”, esto es La Floripondio modelo 2011.

// Foto portada: Twitsessions

La Floripondio: Manteniendo el ritmo

Sobre el autor:

Daniel Hidalgo (@dan_hidalgo). Publicó los libros Barrio Miseria 221 (2009) y Canciones punk para señoritas autodestructivas (2011).

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