Presentación del libro Joven & alocada, donde Camila Gutiérrez relata su propia biografía como hija de una familia ultraconservadora y evangeláis, hasta la “culpa fornicaria”.
En el libro Joven & alocada. La hermosa y desconocida historia de una evangeláis (2013, Random House Mondadori), Camila Gutiérrez relata su propia biografía, desde la infancia hasta la madurasound. Desde su vida como hija de una familia ultraconservadora y evangeláis, hasta su propia rebeldía contra sus padres, su Tío Pastor y su iglesia, su colegio canuto y su “culpa fornicaria”.
Esta es la lectura que hizo su hermana Virginia Gutiérrez Berner, doctora en SUNY Buffalo con una tesis sobre mística cristiana del siglo XVI e Inquisición, para la presentación del libro que completa esa ficción que fue la película Joven & alocada, inspirada en su vida.
Hola. Quería escribir cosas inteligentes sobre Joven y alocada y citar muchos autores, pero como todavía no llegan mis libros de donde vivía antes, voy a tener que citar de memoria y no va a ser muy inteligente. Pensaba en citar a Hannah Arendt, que es una de mis filósofas favoritas, cuando dice —creo que es en La condición humana— que la vida política, la pública de la plaza, es diferente de la privada, la del hogar. Dice que la gente —los ciudadanos, que igual eran puros hombres en ese tiempo— cuando participan en la vida pública, van a la plaza y vocean sus opiniones, entran en un espacio de libertad que la vida privada del hogar no les permitía. Que no le permitía a nadie —todo el mundo en la casa vive en función de la casa: de tener hijos si eres madre, de ser hijo si eres hijo, de ser esclavo si eres esclavo, pero incluso si eras el padre de la familia, que era lejos lo más ventajoso, tampoco eras libre sino hasta que te ibas al espacio público, donde podías ser el que eras sin estar sujeto a las relaciones, a los requerimientos de ser padre y esposo y dueño. Pensaba en eso cuando leí «La hermosa y desconocida historia de una evangeláis». Supongo que pensaba en eso porque nunca caché que podía pasar si las historias del hogar pasan a la vida pública: qué pasa si eso que pertenece a la esfera del hogar se enuncia en la plaza del pueblo y cómo ese paso reconfigura el hogar. Y todavía no sé que pasa.
Si sé que cuando me levanté un sábado en la mañana en calzones y polera y fui al compu a cachar, ay, qué pasa con mi Hermana que no he visto porque estoy en Estados Unidos y leo su fotolog y hablamos por email nomás, casi me morí cuando vi que había puesto que un joven x se la había culiao por el culo. Por el culo y sin lubricante, poh. La casi penúltima cosa que quería saber era eso y mucho menos por fotolog y no por email, no por decirme a mí en muy privado. Entonces no supe, pero en el futuro sí, que salir del secreto, que traer la casa muy privada a la plaza pública es una liberación, porque permite el discurso y el humor y la distancia del lenguaje y también —esto lo voy a hablar después— un silencio que no es impuesto. Permite que la confesión sea libre y no como dice Foucault, para construir una identidad ficticia que responde a una demanda del poder. Cacho ahora que los secretos familiares, incluso los bonitos como los que nos contábamos la Cami y yo, prohiben una cosa importante. Que decir que a una le metieron la pirula en el hoyo, metafóricamente —como la familia lo hizo con la Cami— y literalmente —como el joven x lo hizo con la Cami— y decirlo en la plaza pública, es la libertad de presentar eso que pasa en la vida y hacerlo participar de lo que pasa en las vidas de otros. Mostrar, como dice Borges, que un hombre es todos los hombres. Lo que esta evangélica dice toca a todos los que han sentido y sufrido la división entre el espacio de la casa con su opresión y el de la calle con su libertad (y ya sé que esto es una simplificación, pero tengo poco tiempo).
Bueno, volviendo al silencio: esa libertad pasa no solamente por hablar en público, sino también —y esto se ve en el libro— por quedarse callado, por tener derecho a no hablar. La Camila mantiene secretos en el libro —dice en una parte, al mencionar a su ex polola, que no habla de su vida privada— pero esos secretos son libre elección y no temor. Creo que todo el discurso del libro, todo lo explícito, es síntoma de libertad, pero para mí una de las libertades más grande que muestra es la de callarse partes, es la de tener el derecho a no contar, y afirmar ese derecho para ella y para todos los que estuvimos obligados a mostrar hasta lo que teníamos en los cajones y el diario de vida. Gracias.