Esta semana Sil, Sofi y Ceci Kelly, el trío argentino de dance punk Las Kellies, cierra su gira por Chile.
–Es la primera vez que nos quedamos tanto tiempo.
Silvina piensa y dice eso mientras en la televisión un émulo de Steve Irwin se las ingenia para estrangular una serpiente frente a las cámaras. Las chicas, que están relajadas en mitad de una tarde de esas calurosas de este verano que no se quiere ir, se acomodan a lo largo de un sillón instalado en una pieza de la casa de Bilbao que ha sido su cuartel de operaciones durante las últimas semanas en Santiago. Es la cuarta vez que viajan de Buenos Aires a Santiago, es la cuarta vez que están acá, de este lado, y ese tanto tiempo alude a que esta vez, a diferencia de sus visitas anteriores, la estadía, así como sus fechas de conciertos, se prolonga por tres semanas.
–¡Qué loco que está eso! –exclama Sofi, al otro extremo del sillón, apuntando hacia la tele.
Ellas son Las Kellies. Y han decidido bautizarse a la manera de los Ramones: a Sil Kelly y Sofi Kelly, se les une Ceci Kelly, batería, bajo, y guitarra, respectivamente. Sil y Ceci, además, se encargan de las voces. Son, en esta versión, un trío femenino con ansias de post punk y música negra y de hacer del rock algo bailable, muy bailable, corporal. Dance punk le llaman muchos. Dance punk, hecho por chicas.
–Siempre pensamos en una banda de chicas y nunca se nos pasó por la cabeza tener un varón –dice Sil–. No es algo de género, porque si te fijás, las bandas de chica van por un lugar que está siempre definido, creo que nosotras no vamos por ese lugar.
Se formaron en 2005, cuando Sil y Ceci se conocieron en un concierto, empezaron a tocar con ayuda de sus amigos, con instrumentos y amplis prestados, los mismos amigos las alentaron a seguir. A la fecha han editado cuatro discos: Shaking Dog! (2007, independiente), Kalimera (2009, independiente), Las Kellies (2010, Fire Records), Total Exposure (2013, Rastrillo / Crang Records / Fire Records), recibiendo una muy buena aceptación de los medios especializados y de Europa, se aprontan próximamente a su quinta gira por esas tierras.
–Sí, yo creo que sí –dice Sil, pensando en los 9 años que llevan juntas–. Fue cambiando mucho todo, fuimos aprendiendo todo con esta banda, de a poco, cuando empezamos no sabíamos tocar muy bien, fuimos aprendiendo qué nos gustaba de la música, también éramos bien chiquitas cuando empezamos, hubo una evolución general.
–Cambió todo bastante –apoya Ceci–. Se parece un poco, pero cambió. Es otro tipo de música, a algunos les gusta, otros se sienten desilusionados. Antes nos disfrazábamos, ahora no. Muchos eran fanático del garage, que era lo que hacíamos antes, y ahora estamos en una onda mucho más groovy y así como ganamos nuevos fans, otros no entienden mucho la dirección. También en los shows en vivo hemos cambiado, el tipo de energía que hay. En (casi) diez años uno cambia un montón.
–En realidad, el rock siempre fue bailable –concluye una idea, Ceci.
El tema son las influencias. A lo largo de su historia, Las Kellies han sido capaces de amalgamar el punk, el rockabilly, el dub, el post punk, el new wave, el soul, el hip hop. Han revisitado, a su modo, a The Slits, a Sumo, a Devo, a Pixies, a B52’s, a Gang of Four. Su tercer álbum fue producido por Dennis Bovell -productor de las mismas The Slits, Orange Juice y The Pop Group, entre otros-, sus letras son en mayoría en inglés «porque nos gusta la música norteamericana e inglesa», declaran. Hay excepciones: “Perro Rompebolas“, algo cercano a un hit, que en clave punk se ha transformado en el tema favorito de muchos de sus seguidores.
–Pasa que se está volviendo a que la música sea más sensorial y más espontánea –teoriza Sofi–. Porque yo creo que hubo una etapa en que el rock te llevaba más a lo estático pero ahora es una forma de llevarte a otro lado, de sacarte de lo que siempre viste.
Está bueno que la gente se mueva mientras tocas –agrega Ceci.
Anterior a su formación actual, por Las Kellies pasaron dos bajistas. Cuando Sofi llegó a ocupar ese lugar, lo primero que tuvo que hacer, luego de aprenderse los temas, fue tomar un avión a Europa, para una gira de la banda.
–Era la primera vez que me tomaba un avión –recuerda Sofi–. De viaje como doce horas o más, fue una locura pero estuvo buenísimo. Tocamos en festivales, en Inglaterra, y mucho club.
Pensar en variadas audiencias las ha hecho, de igual forma, pensar en la música de otro modo. Iván Díaz Mathé, fundador del grupo emblema del dub argentino Nairobi, con quienes confiesan una cercanía especial, fue el productor de su último disco, Total Exposure.
–Cuando empezamos la banda, pedimos música a nuestros amigos y nos llegó un catálogo de mucha música de los setentas, inglesas –recuerda Ceci.
–Nuestro actual productor nos hizo escuchar mucho a Black Uhuro, muchos discos de dub –contrapone Sil–. En lo personal estoy escuchando mucha música negra, mucho hip hop, también, a A Tribe Called Quest, a Snoop, Dr Dre.
–Para componer, en la sala compartimos algo, las cosas que nos gustan, hacemos la canción, una vez que tenemos la canción vamos a grabar -dice Ceci-. En los primeros discos, hacíamos la canción, la habíamos ya compuesto, grabábamos y ya está. En cambio ahora es como que tenemos esto grabado, agreguemos algo más.
–El productor nos instruyó más en el proceso de producción, no quedarnos solo con el demo -remata Sil.
Pronto, Las Kellies parten de nuevo a Europa, tienen en planes sacar un nuevo disco que están recién preproduciendo: «queremos que sea más crudo», es lo que tienen claro.
Las Kellies cierran su gira por Chile este 26 de abril en Club Loreto, pero antes se presentan en Radicales este jueves.