Como parte de la discusión, opinan directores y locutores de radios chilenas.
Como parte de la discusión sobre la Ley del 20%, que busca fomentar la música chilena con cuotas de radiodifusión, le hicimos dos preguntas a distintos directores y locutores del medio radial chileno.
Sergio Fortuño
Fortuño es periodista de la Universidad de Chile y Magíster en Opinión Pública de la Universidad Diego Portales. Fue director de Radio Concierto y colaborador de El Mercurio, La Tercera y revista Rock & Pop. Hoy, dirige Radio Zero y es asesor de contenidos del Grupo Dial. Colabora con Revista Paula y Qué Pasa. @Fortugno
P. ¿Está de acuerdo o en contra de la “Ley del 20%”, que establece una cuota de música chilena obligatoria en las radios nacionales? ¿Por qué?
R. No estoy de acuerdo, porque me parece una ley que no logrará su propósito. Será solo una formalidad, una imposición extra para las radios, sin tener las consecuencias positivas que se promueven. Si asumimos que se busca un mayor fomento a la música chilena con esta imposición, tenemos que preguntarnos qué pasaría si se aplica en concreto. Partamos de la constatación de que todas las radios toman sus decisiones de programación según los gustos e intereses del público, sin que intervenga ningún otro factor. He trabajado en este medio por veinte años y nunca he visto que funcione de esa manera. En virtud de la interpretación de los gustos del público, las radios arman parrillas programáticas. En esas parrillas, hay distintos porcentajes de música chilena. En el caso de las radios que tocan menos de un 20% de material local, resulta obvio pensar que lo que harán será programar más de la música chilena que ya tocan. De este modo, la ley va a beneficiar a quienes ya tienen espacios de difusión en esta industria. La ley va a hacer que Alberto Plaza gane más plata por derecho de autor. No va a promover a nuevos artistas ni dinamizar la industria musical nacional.
P. ¿Son efectivas las políticas públicas destinadas al fomento de la música nacional?
R. No lo tengo tan claro. Quizás en ámbitos más acotados de creación académica o de itinerancia de espectáculos que sin subvenciones públicas no llegarían a públicos alejados, pero no me consta nada de eso. Entre los artistas chilenos que hoy son populares y relevantes no veo la mano del Estado, sino más bien iniciativas privadas de sellos (multinacionales o independientes), mánagers, productores, dueños de recintos, etc. Con mucha de la gente que trabaja en radio hemos conversado que sería la raja si, como medio, podemos aportar a la existencia de una política pública que aporte a la música nacional, tal vez al modo de los fondos del Consejo Nacional de Televisión para la producción de programación local de calidad.
Sergio Cancino
Cancino es periodista de la Universidad de Santiago de Chile. Fue director de Radio Rock & Pop y colaborador de las revistas VIVE!, Rolling Stone Chile y Zona de Contacto de El Mercurio. Hoy, es director de Radio UNO y Radio Concierto. @scancino
P. ¿Está de acuerdo o en contra de la “Ley del 20%”, que establece una cuota de música chilena obligatoria en las radios nacionales? ¿Por qué?
R. Creo que el proyecto de ley restringe la libertad editorial que cada medio tiene para determinar sus contenidos. Además, reduce un tema amplio y complejo a una discusión sobre difusión radial. Nada dice de los demás medios. El proyecto ni siquiera distingue entre los distintos tipos de emisoras y estilos musicales, puntos que sí abordaron en su momento los modelos de Australia y Canadá, por ejemplo. Las leyes de cuotas que otros países implementaron, funcionaron en una industria basada en la venta de CDs, la era “discocéntrica” pre-digital. Hoy me parecen obsoletas.
P. ¿Son efectivas las políticas públicas destinadas al fomento de la música nacional?
R. Pese a los avances, me parece que es necesario modificar el Fondo de la Música hacia aportes más permanentes, según las distintas necesidades de los creadores. La nueva ministra de Cultura ya habló de la “desfondarización”, de superar la “concursabilidad” como gran vía para grabar discos, financiar giras u otras actividades. La escasa educación musical que recibimos en escuelas y colegios es uno de los temas pendientes de la política pública, como también la carencia de infraestructura para los shows en vivo, de plataformas permanentes de difusión y de protección social del músico.
Fernando Mujica
Mujica es profesor de Artes plásticas de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Fundó la revista Extravaganza y la agencia Plegable. Fue colaborador del canal de cable Vía X y Radio Concierto. Actualmente, es locutor de Radio Zero. @fermujicam.
P. ¿Está de acuerdo o en contra de la “Ley del 20%”, que establece una cuota de música chilena obligatoria en las radios nacionales? ¿Por qué?
R. Estoy en contra de que las cosas se hagan por obligación y con leyes de por medio. Si hablamos de música, hablamos de arte. No debe haber abogados para que un medio vea que hacer con su editorial. Que falta música chilena en radios es obvio, y debería haber más del 20%. Hay demasiada música chilena buena, pero aparecer y forzar las cosas es otro tema. Creo que culturalmente falta generar mejores estrategias, y no solucionarlas de forma “apurada” con leyes. No todas las radios pueden sumar más música chilena. No cuadra con todas las editoriales que en Chile se manejan en radio. Creo que hay proyectos que apuntan a un rock pesado que probablemente no tiene tanto repertorio, puede que haya radios que solo quieran poner música ochentera, donde el catálogo nacional no es de lo mejor. No lo tengo tan claro, pero “obligar” me parece del pasado y da susto. No es un tema que me preocupe, porque en mi carrera radial de casi veinte años he generado mucho espacio para la música nacional. Otros no. Creo que la gente que trabaja en radio, en términos muy generales, debiera tener más acercamiento a lo que se hace acá. Muchos lo tienen, otros no. Depende de la línea editorial y artística de cada proyecto. No puedo obligar a los blogs que hablen de algo ahora que es “ley”.
P. ¿Son efectivas las políticas públicas destinadas al fomento de la música nacional?
R. Las que conozco, sí. La verdad, siempre he trabajado de forma independiente (en otros proyectos, no en radio) y no me he empapado de cuáles son esas políticas al detalle. Apoyan a bandas y apoyan a medios. Algo se hace. Trabajo en una radio que toca música chilena y que genera un espacio real para la música chilena, como radio y show en vivo, que es Sesiones Zero, pero créeme que no hago radio con un contador de cuánto toco y cuánto no. Creo que la discusión debe abrirse a los medios en general y no solo a la radio. Veo muchas bandas nuevas preocupadas de hacerse famosas y tocar en festivales y me faltan bandas haciendo links con colegios para tocar gratis a las 2 de la tarde y mostrar su música a nuevas generaciones y así crear más audiencias. Me da lata que no se toque más música chilena en las radios, pero también me da lata ver bandas que apoyan la libertad de expresión apoyando cosas que se dictarán por leyes. ¿Qué es esto? ¿Una terapia de pareja? ¿Dos personas llevándose bien porque hay un sicólogo de por medio? ¿A la fuerza? No way. Más música chilena y más libertad de expresión.
Ignacio Lira
Lira es periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha colaborado en medios como las radios Rock&Pop y 40 Principales, y los diarios El Mercurio y Publimetro. Hoy, es locutor y productor de Radio Universo. @nacholira.
P. ¿Está de acuerdo o en contra de la “Ley del 20%”, que establece una cuota de música chilena obligatoria en las radios nacionales? ¿Por qué?
R. No estoy de acuerdo. Creo que no cumple con el objetivo que supuestamente propone, que es establecer una nueva ventana para la música chilena. Está mal planteada desde el inicio: quiere imponer una cuota pero no consigue definir varios elementos muy importantes, como el horario en el que estas canciones tienen que ser programadas o qué pasa con las radios que no son musicales o que tienen estilos definidos. Quienes defienden este proyecto de ley argumentan que así se le da un espacio a artistas que de otra manera no podrían sonar. Pero hay una pregunta muy importante que aquí no se responde: ¿Qué es música chilena? En el proyecto no se define, y sin esta definición es imposible aplicar esta ley. Un reggaetón cantado en inglés, pero hecho en Chile, ¿es música chilena? ¿Todo lo que se haga en el país, sin importar como suene, es música local? Eso no está definido. Tampoco están incluidas ni consideradas las bandas independientes, las que no están bajo el alero de un sello. En la ley no dice nada si es que hay que fomentar la música nueva, los grupos incipientes, o si van a sonar los mismos de siempre. Este proyecto no tiene en cuenta que las radios tienen líneas editoriales, las que a su vez están asociadas a líneas comerciales: no es que un tipo instauró en su emisora un estilo de música porque le gusta o porque se le ocurrió. La música que suena tiene relación directa con el producto que el dueño quiere vender y con el público al que quiere llegar. Y eso, la Ley del 20%, se lo pasa por donde se sabe.
Para mí, el cuoteo por el cuoteo no sirve, no genera un cambio. Es muy fácil que quede todo igual: que la radio de los ochentas toque más a Los Prisioneros, que la radio de los noventas toque más a Los Tres, y que la radio del 2000 toque más a Los Bunkers. Así, la intención de darle espacio a nuevos artistas podría incluso salir para atrás, perdiéndose entre los que suenan siempre. Esta discusión, además, está veintidós años atrasada, y es una ley más propia de 1992, cuando la radio era el principal medio de difusión musical en el país y cuando había aquí una industria discográfica fuerte. Hoy la radio ya no cumple el rol de entonces, por lo que hablar de cuotas suena demodé. Es nocivo, aparte, comenzar un debate con este grado de retraso.
De parte de quienes la defienden, hay una visión apocalíptica, de que sin este 20% los músicos estarán destinados a la desaparición. Por muy pequeño que sea, y sin ninguna cuota, este país ha podido proyectar artistas hacia el extranjero, a mercados más grandes y competitivos, tanto en el rock como en el pop. Esto no es una tierra de nadie, como se ha querido ilustrar: un país sin oportunidades ni espacio para lo local. Lo que pasa es que hoy hay otras maneras de promover y difundir la música, y quienes así lo han entendido, y con mucho trabajo, hoy pueden vivir y crecer a partir de ella. Se han hecho, también, comparaciones antojadizas. Como lo que sucede en la tevé abierta, donde por ley un porcentaje de la programación tiene que ser de producción local. Siguiendo esa línea, podemos decir que las programaciones radiales son en un 100% de factura chilena, con productores, locutores y controladores nacionales. Volviendo a lo que decía antes, es bien antojadizo hacer críticas de afuera sin entender del todo cómo funciona una radio.
Esta ley, por sí sola, es insuficiente, ni siquiera es buena como comienzo. Debería ser paralela a un programa de fomento e incentivo, donde el Estado no solo financie a través de concursos la producción de algunos discos, sino que además estimule la promoción y la distribución de estas obras, premiando, a lo mejor, a los medios que dan cabida a los artistas nacionales. Esta campaña por el cuoteo, creo yo, tiene mucho eslogan facilista incorporado. Es una reacción aclanada, una bandera de lucha que calla y entierra otras problemáticas mucho más trascendentes para la música nacional. Un grito lanzado por los mismos de siempre.
Pablo Medel
Medel es periodista de la Universidad de Santiago. Trabaja como locutor y crítico en la emisora de esa casa de estudios, Radio Usach. Hoy conduce, en esa estación, el programa Escena Viva, que tiene de lunes a viernes a músicos nacionales sonando en directo. @Escena_Viva.
P. ¿Está de acuerdo o en contra de la “Ley del 20%”, que establece una cuota de música chilena obligatoria en las radios nacionales? ¿Por qué?
R. Estoy de acuerdo, principalmente por mi experiencia de trabajar por muchos años en una radio. Por todos es sabido que el cajón de los excluidos está repleto de discos de músicos chilenos (con o sin apoyo del Fondo de la Música). Ya sean independientes o agrupados en sellos, bandas emergentes o cantores populares, la verdad es que todos se van al mismo saco. Para qué decir los exponentes de estilos que difícilmente consiguen espacio en la parrilla de las radios: jazz fusión, folclor andino, punk o hip hop. ¿Por qué no los programan? Porque efectivamente no se dan el trabajo de romper el cerco mediático que las trasnacionales imponen desde el extranjero, ya sea por razones comerciales o dudosamente artísticas. La verdad, es penoso ver el nivel de los programadores de música en radios en nuestro país. La negación a la Ley del 20% es sólo un síntoma de la escasa valoración que se le da, no sólo a los músicos, sino en general a los artistas en nuestro país.
P. ¿Son efectivas las políticas públicas destinadas al fomento de la música nacional?
R. Pienso que a largo plazo las políticas públicas son efectivas. Si constatamos la experiencia de Brasil, Argentina o Canadá, descubriremos que hay una gran cantidad de artistas respondiendo a un mercado cada vez más nutrido y en expansión, cosecha de muchos años de trabajo. Destrabar este dique es una responsabilidad del Estado y es lógico que si los intereses comerciales se cruzan con los públicos, no queda más que intervenir. ¿O piensan que los conglomerados de radio tendrían esta misma actitud agresiva si la ley fuera voluntaria? ¿A qué le temen? Fácil, a que el Estado les quite la concesión radial por no cumplir la ley. Más claro echarle agua.
Nicolás Castro
Castro es periodista de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente conduce los programas Plan Maestro, Rock & Pop Stage y Ultrasonido, en Radio Rock & Pop. Antes trabajó como locutor, productor y programador en Radio Horizonte. También es editor del sitio No Nací en Manchester (nnm.cl) tuvo el mismo cargo en la revista Extravaganza!. Ha colaborado en Dazed & Confused, El Mercurio, Revista Paula y Super 45. @nicocastrog.
P. ¿Está de acuerdo o en contra de la “Ley del 20%”, que establece una cuota de música chilena obligatoria en las radios nacionales? ¿Por qué?
R. En primer lugar, me gustaría decir que me choca un poco la violencia con la que se habla respecto al tema. Es medio ridículo que los que estén a favor sean considerados como los paladines del arte chileno y los que estén en contra sean unos villanos esnobistas, que merecen ir a la hoguera. Simplemente no es así. Aclarado eso, tengo que decir que -pese a que comparto absolutamente la intención de fondo, léase una mayor difusión de la música local- no me parece que la ley cumpla con su cometido. Primero, porque así como está planteada los beneficiados lamentablemente no van a ser todos, sino los mismos que suenan hoy. Segundo, porque otros medios de comunicación que se lavan las manos con respecto al tema están quedando fuera de la discusión, especialmente la televisión. Tercero, porque imponer me parece algo propio de tiempos bastante más tristes de nuestra historia. En mi caso particular, por ejemplo, desde que empecé a trabajar en radio he hecho todo lo posible por difundir la mayor cantidad de artistas locales. Y lo hago porque creo en ellos, no porque me sienta obligado a hacerlo. Que de un día para otro me lo impongan con cronómetro y porcentaje no me parece muy sano.
P. ¿Son efectivas las políticas públicas destinadas al fomento de la música nacional?
R. Claro que no. Son insuficientes. Reducir la discusión a si las radios deben o no poner un porcentaje mínimo de música local es atacar el problema desde una óptica errada. Si es que se aprueba, el tema va a quedar archivado ahí por años, y se perderá la posibilidad real de conversar de políticas públicas que realmente apoyen al desarrollo de una escena musical que crezca gracias a un apoyo estatal y no a esfuerzos particulares (bandas y sellos independientes) o privados (marcas y/o benefactores). Países bastante sanos al respecto, como Canadá o Suecia, entregan muchas facilidades a los artistas locales, porque saben que es una gran forma de mostrarse al mundo. Mucho más urgente que esta discusión me parece la de los fondos públicos —tanto en su cantidad como en su calidad—, de quiénes participan en la elección y qué seguimiento se hace a quienes se los adjudican. Otro tema paupérrimo es la escasez de lugares para tocar. Mientras más facilidades y apoyo exista, el tema de sonar o no en la radio va a ocurrir de manera mucho más natural, y no va a ser necesario imponer nada. Sería interesante ver que la discusión vaya en esta dirección, mucho más propositiva y menos alienante que la actual. Sin duda, haría que muchos participáramos de manera más activa en ella.