Revisamos el nuevo disco de Los Chinches editado por Volodia discos
So riesgo de parecer redundante y freakoide, primero me situaré georreferencialmente: estoy en pleno casco histórico de Valparaíso, hora post almuerzo de mucho calor y con una mezcolanza rara de aromas y ruidos que entran por la ventana. Un perfecto “escenario” para darle play a Los Chinches, el Lp del grupo homónimo de Cristóbal Dumay, Felipe Bawlitza y Luciano Mariño.
Y es que la idea del collage, de la mezcla casi como una suerte de cocinería de sonidos, acompaña el buen disco de la banda de los ex Pendex (que completan Hernán Correa y Rodrigo Bravo), aparecido a fines del año pasado bajo la etiqueta independiente de Volodia Discos. Un viaje que desordena el correcto y más bien uniformado espectro de sonidos que traía el catálogo nacional 2010, inclinado hacia el lado dulce del pop, desde un inicio con “Embargo” (cuyo video nos adelantaron en marzo), un raro asalto de psicodelia-dub que inaugura la función y deja con ganas de más.Más adelante, en la columna de “Los Chinches”, se aprecian creaciones que revelan, de cuerpo entero, el concepto acuñado para definir su estilo en iniciales tocatas, por allá en 2007 y 2008: “Chinche sound fantástico”. Piezas como “Errante”, “Bomba a piso” y “Arena en la sangre” (punto alto), ofrecen una recodificación en clave garage y en medio tiempo del periodo temprano de Sumo y del rocksteady melancólico de Peter Tosh, en un estilo que trasunta muy propio e irresistible de apreciar en las tocatas de la banda, faceta que a los muchachos parece gustarles más que el estudio.
Esto es Chinche sound fantástico: La recodificación en clave garage y en medio tiempo del periodo temprano de Sumo y del rocksteady melancólico de Peter Tosh
Por algunos pasajes, el álbum entra en terrenos del ska, salpicado con elementos de reggae y punk, siempre conservando un aire sucio, mestizo, retro y muy propio. “Nuclear war” los emparenta con The Ganjas (donde ha colaborado Mariño) y la buena “Volver a caer” (tiene vocación de single) evidencia horas escuchando a los patriarcas, con sonidos dignos de Los Jaivas y de grupos como los Dead Sixties. “Todos necesitamos una sombra” es un nítido deleite instrumental que resume bien la propuesta, y la cumbiera “Ya se ha muerto mi abuelo” arma flor de fiesta reviviendo un hit del peruano Juaneco y su combo, suerte de abuelo de Wendy Sulka y La Tigresa del Oriente.
En suma Los Chinches desembarcan con un disco sorprendente, dueño de una vital energía, merecedor de mayor atención, que vale la pena escuchar y que funciona como perfecto link al enérgico show en vivo, donde se despliega el otro gran talento de Dumay, Bawlitza y compañía.