El dúo de Soledad Puentes y Constanza Espina es la refrescante apuesta para este año del sello Unión del Sur.
Santiago se incendia y una paloma se mete a un restorán de comida vegana intentando capear el calor. Afuera del local, Soledad Puentes (guitarra, programaciones y voz) lleva el pelo tomado y está completamente de negro frente a un notebook. Constanza Espina (voz) tiene una polera de Snoopy, un corte a lo Mafalda y un granizado ya sin líquido. Las dos miran la escena bajo un toldo. Las dos componen Marineros, el dúo de pop chileno que es la nueva apuesta del sello de Javiera Mena y el productor Cristián Heyne, Unión del Sur, y que se coló entre «las cinco promesas latinoamericanas» elegidas por El País de España. Desde ahí se están ganando un espacio importante en el circuito, con shows junto a Mena, en MFest, o Bahía Inútil, el proyecto de Fernando Milagros, en las Tocatas Mil.
Por un momento, la paloma se lleva la atención de todos, un poco como ha pasado con Marineros en el circuito musical chileno. Soledad cierra el computador, Constanza termina de almorzar, y el pájaro es devuelto al calor que derrite las ganas en el sector de Antonio Varas con Bilbao.
—¿Les tomó por sorpresa lo de El País?
—Sí —responden al unísono.
No esconden el asombro. Soledad dormía mientras Constanza navegaba en Internet.
—La Constanza llegó a la pieza y me dijo «mira, hay un artículo en El País» —dice Soledad—. Y yo «¿qué onda, qué está pasando?». Después vimos que era un post completo, con suerte pensé que era el video de “Espero” (el único sencillo conocido del dúo). Fue muy bacán. Éramos una banda que sólo tenía un single y nos trataron de «promesas de Latinoamérica».
—La Francisca (Wienecke), que trabaja con nosotros en prensa, también se sorprendió —agrega Constanza—. ¡Quedó pa’l hoyo! Igual mandamos varios comunicados a sitios y blogs, pero nunca tuvimos el contacto de El País ni nada de eso.
Ambas ríen nerviosas al explicar el tema, pero con esa vergüenza delicada y orgullosa que viene cuando hablan bien de ti: de un día para otro, nada menos, sumaron tres mil visitas más en youtube.
Después de “Chile: Paraíso del pop“, cada artículo de El País repercute fuerte acá. Es como si, viniendo desde el diario de Madrid, la cosa fuese realmente en serio.
«Subimos puntitos de respeto, como en los videojuegos», dice Constanza, la vocalista principal. Las semanas siguientes fueron agitadas, con entrevistas para El Mercurio o CNN Latino.
«Somos nuevas», completa Soledad, quien hace los coros, además de tocar la guitarra. «Pero no tiene que pasar harto tiempo para que nos pesquen: partimos de una buena base».
—El 2013 de Marineros fue de muy bajo perfil, ¿Por qué?
C: —Porque estuvimos trabajando no más.
S: —Queríamos que nuestro trabajo fuera algo bien completo. Lo abordamos en todos los aspectos: teníamos las canciones, ensayábamos mucho, pero queríamos hacer todo nosotras, desde el video hasta el arte del disco. Algunos amigos nos ayudaron en las visuales, en la iluminación. Vimos cada una de esas cosas, entonces tomó mucho tiempo. Grabar y editar el vinilo (doble single de 7’’, con “Espero” y “Oh, oh”), y dejarlo listo para que saliera a la venta, nos tomó el año completo.
Soledad Puentes y Constanza Espina se conocieron en el debut del Lollapalooza chileno en 2011. Vieron a Ana Tijoux, Javiera Mena, Dënver, Empire of the Sun, The National y Kanye West. Nunca habían hablado, sólo tenían amigos en común. Se agregaron a Facebook, se enviaron canciones y se juntaron en Santiago. La primera es de Viña del Mar, pero vive en la capital desde el 2007; la otra terminó de estudiar Arquitectura en Concepción y se vino para hacer música: «Hagamos la banda, dijimos. Tenemos las canciones, empecemos a componer».
—De eso han pasaron tres años, ¿Imaginaron que sería así?
C: —La primera canción, “Espero”, la hizo la Sole antes y la terminamos las dos. Escuchábamos esa canción e imaginábamos el futuro.
Tuvieron bandas antes, bien under, pero tocaban en bares de amigos. Todo en la buena onda. Pero con Marineros quisieron algo en serio: «Leímos manuales de qué hacer para ser pro», cuenta Soledad, mientras le da un ataque de risa a su compañera.
La clave estuvo en conocer a Cristián Heyne. Gracias a Javiera Mena, el productor tras GP de Gepe, Rebeldes de Álex Anwandter y Mena de Javiera, escuchó la maqueta del single y se convenció. «Nos dijo que si nos dedicábamos a esto nos iba a resultar todo lo que quisiéramos, que la canción era buena, que teníamos el talento y que traeríamos algo súper fresco, que sería como un nuevo color a la gama actual», recuerda Soledad.
—¿Es difícil “llegar”?
C: —Sí, requiere de mucha dedicación y nervios de acero. Tienes que tener mucha paciencia, todos los días son para nosotros Marineros: nos fuimos a vivir juntas para terminar bien tarde con Marineros y empezar bien temprano con Marineros.
S: —Ha sido muy intenso, pero con muchas ganas de hacerlo. Han habido momentos en que en que ya no nos soportamos, en que decimos «ya, dejemos de hablar de esto, déjenme tranquila», pero también así el trabajo fluye más rápido. Hemos tenido la formalidad y la disciplina.
—¿Cómo han sentido la recepción de la gente?
S: —Buena. Tanto que un día estábamos en el supermercado y un señor se nos acercó para preguntarnos si se podía sacar una foto con nosotras.
C: —Nos miramos pensando «¿qué onda este señor, qué le pasa?». Y nos dijo: «Ustedes son de Marineros».
S: —Era el director de la radio Región 16, entonces nos ponía “Espero” desde que salió la canción. En general todo ha sido bacán, todos han sido muy buena onda.
—¿Qué creen ustedes que las diferencia de otras bandas?
C: —La simpleza.
S: —Lo primero es que somos un dúo de mujeres, que es lo más difícil. También las armonías, jugamos harto con eso. Yo hago las graves y la Constanza las agudas. Además, integramos melodías sencillas y líneas de guitarra. Como dejar un espacio vacío en una canción o un contratiempo en que haya silencio o algo no tan recargado. Pocos elementos pero muy honestos.
—¿De dónde viene la inspiración?
C: —De lo que escuchamos y vemos. De lo que pasa en el mundo, lo que podemos ver cuando nos vamos a la punta del cerro a mirar, y compararlo cuando volvemos a esta ciudad llena de ruido y de autos. Existir en este planeta. Eso nos influencia mucho a la hora de escribir. Alguna de las dos llega con melodías y las vamos completando. Yo no toco ningún instrumento, entonces invento melodías con la voz y las llevo donde la Sole; ella es de esas personas que pueden hacer todo. Así se nos hace más fácil completar una canción.
S: —Cuando chica tomé clases de guitarra, aprendí los acordes básicos, pero casi todo ha sido bien autodidacta. Eso es bueno, creo yo, porque no te encasilla a reglas de armonía, es más libre.
Hace unas semanas, el dúo se enfrentó a su primer gran escenario. Lo soñaban tal como sería: con ese viento cálido que corría de punta a punta en la explanada de Matucana 100, sorteando a los de miles de fanáticos de Javiera Mena que desde temprano se movían por el sector de la Quinta Normal. A un día de su presentación en MFest, Soledad ya estaba nerviosa, al punto de la histeria. Peor estaba Constanza, que ya preparaba unos breves discursos para rellenar en medio de cada canción, para evitar los vacíos mientras su amiga cambiaba de instrumentos.
—¿Cómo proyectan el 2014?
S: —En mi cabeza hay muchas cosas, y ojalá pasen: muchos shows, queremos tocar mucho y estar cerca de la gente, esa es la parte entretenida.
C: —Todo lo que trabajamos se ve durante esos 30 ó 35 minutos de show. Ahí está el resultado, y recién ahí nos sentimos algo satisfechas.
S: —Hubo harta ansiedad con haber hecho las cosas y esperar los resultados. Decíamos «ya, lancemos el video, ¿pero qué pasa si no lo ve nadie?». Pero todo se fue dando bacán y ahora hay que desplegar esa energía.
Esa noche se llevaron varios gritos y aplausos. Dieron el primer paso y lo lograron. Dieron el segundo en Tocatas Mil y también avanzaron. Ya pronto dejarán de contarlos. Les gustaría ir a México, España y Coachella. La vida es como el mar, dicen, a punta de tormentas y naufragios se aprende a navegar.