En la movilización. Una crónica desde Magallanes
Vicky Cordero salió de la shopería directo a protestar. Todo tranquilo. Súper en buena. Hasta que dos muertes oscurecieron a cagar e irreversiblemente las manifestaciones magallánicas.
Por Victoria Cordero, desde Punta Arenas. Fotos por: Patagón sin ley.
11 de enero. No parecía tener nada de extraño, digamos, aparte de las movilizaciones en la plaza de armas, que ya eran normales. La gente estaba muy tranquila, y a todos se les veía muy contentos por la popularidad del rechazo al alza del gas. Estaban felices gritando, con banderitas y todas esas cosas. Ya se había anunciado hace rato que el día siguiente habría paro, pero parecía como si nada pudiera inquietar a las personas, ni siquiera el anuncio de Hinzpeter sobre la llegada de fuerzas especiales (que ya habían llegado a Punta Arenas en la mañana según mucha gente).
Yo estaba con tres buenos amigos en una shoperia del centro conversando tonteras y pasándolo bien, llegó la hora de irse (cerca de las 10 de la noche) y cuando salimos nos dimos cuenta de que en la plaza estaba súper prendida la cosa, así que partimos. Poco rato después fuimos a la casa de uno de los cabros a buscar unas banderas que tenía (ni ellos ni
yo hemos sido jamás de los que tienen la banderita en la mochila, la polera de Magallanes ni recitan “el ovejero de mi tierra”, pero la protesta que lo ameritaba). Así que volvimos a la plaza, con un tom de batería para meter boche, dos banderas de Magallanes y una bandera que hice con una bolsa negra de basura y un palo de escoba.
En el camino empezamos a ver el humo de las barricadas. Se fueron sumando otros amigos y en la plaza nos pusimos a gritar, saltar y todo, la gente hacía una especie de pasillo por donde pasaban los autos súper lento, de a uno, tocando la bocina y desde adentro las señoras con los brazos y ollas afuera gritando, y unos cuantos pacos ahi, mirando, tranquis, sin cargosear a nadie, buena onda.
Después de un rato fuimos a la población 18 de septiembre (sector sur) y ahí si que estaba la zorra. Así, tal cual, llenísimo de gente, cabros chicos, viejitos, punks, hombres rudos y dueñas de casa, todos en la misma. Acá sí que habían barricadas, de las buenas, de las que siempre esperamos ver aquí desde que íbamos al colegio y lo único que queríamos era salir a la calle a protestar, pero nunca pasó en ese entonces, y ahora que era real, cada vez se sentía mejor. La gente estaba comprometida de verdad, se veían emocionados, no pasaba nada malo, no hubo asaltos, nadie rompió nada, nadie se agarró a combos.
En la vuelta a mi casa, vimos muchas más barricadas, en la Costanera, y también vimos un helicóptero que empezó a dar vueltas y estuvo casi toda la noche ahí. Dando vueltas.
Cuando entré a mi casa me di cuenta finalmente de lo brígido que estaba empezando a ponerse todo. Llego al living y mi mamá me dice que mataron a dos chicas, murieron atropelladas por un Terrano blanco que según la gente que estuvo ahi pasó alrededor de 100 kms/hr al lado de una barricada.
Ellas eran Claudia Castillo de 19 años y Melisa Silva de 23, era mamá de un niño de 5 años, además de una niña de 2 años que ahora está internada con quemaduras graves en el hospital clínico de Magallanes (más adelante se supo que el mismo conductor, atropelló en total a 7 personas).
De la nada, empezó a oscurecerse la cosa, en la tele ya decían que habían saqueado dos supermercados, los clásicos idiotas que se aprovechan para hacer estupideces. Todos se empezaban a preocupar por el caos. Hoy en las radios se hacen llamados a la manifestación pacífica, y mi abuela llegó diciendo que juntemos agua porque parece que se viene una toma de Aguas Magallanes (que por suerte no fue), y se especula que los vuelos van a ser reprogramados en el aeropuerto. En la portada del diario El Pingüino (¿Cómo podría llamarse de otra forma?) “PARO TOTAL” es el gran titular, se viene chiquillos, es lo único que puedo asegurar.