Nunca he botado algún recuerdo importante, desde que tengo uso de memoria. Guardo esas cosas en cajas de zapatos.
1.
El próximo domingo, por motivos de trabajo, me instalaré en Lima lo que queda de 2017. Por lo anterior, hace poco más de un mes tuve que dejar mi departamento y volver, con camas y petacas, a la casa de mis papás. A mis 31 años, he tenido que mudarme –entendiendo por mudanza aquella circunstancia de la vida en que todo lo que llevas contigo se va desde un lugar a otro y existen un par de cajas que embalar de por medio– unas 5 veces. Espero, de corazón, que esta no sea la última vez. Es agradable estar en movimiento. Me parece razonable saber que –todavía– todo cabe en unas cuantas cajas.
2.
Helen Garner, destacada escritora australiana nacida el año 1942, en un ensayo que forma parte de su último libro Everywhere I look, se detiene en el acto y circunstancia de la mudanza. Así, aprovechando comentarios de conocidos y amigos, construye un texto en que las distintas frases y expresiones dan cuenta de la complejidad del asunto.
«Estás escarbando entre cajas. Encuentras algo escrito en un pedazo de papel y de repente estás en el suelo bañado en lágrimas, pensando en lo que anhelabas y en aquello que has perdido. Cada vez que te mueves tienes que pasar por toda tu vida».
«Cuando estaba con contracciones para tener mi primer hijo –me contó una profesora– me recuerdo diciendo: ¡Ya no quiero a esta guagua! Mudarse es parecido: una vez que empiezas tienes que seguir haciéndolo hasta que está listo. Y no importa cuanta gente está ahí contigo; toda ayuda es externa y, tras ese punto, estás ahí en la tuya».
«Las cosas mejoran –dijo un músico de Bondi– una vez que paras de esperar que tus amigos te ayuden y empiezas a pagar a gente dedicada a ello».
3.
En el cuento “#Mudanzas”, incluido en su colección de relatos Instrucciones para ser feliz, María José Navia (Santiago, 1982) explora este acto de cajas y camiones desde la exposición del mismo y la conexión sentimental y anónima entre quienes están en movimiento. Mediante el hashtag Mudanzas se entrelazan historias paralelas que muestran –como las redes sociales requieren– sólo lo sólido que se asoma, pero dejan oculto, a la sombra, la crisis y oscuridad que puede involucrar el cambio.
«Echa un vistazo a las cajas con libros que se acumulan junto a su cama. Quiere escribir: Toda mi cultura cabe en diez cajas. Comienza a poner el signo #, luego la eme, y allí aparece, sin mayor esfuerzo: #mudanzas».
«Hace un rato que no logra sacarse una canción de la cabeza: “You are a tourist” de Death Cab for Cutie. Si alguien estuviera filmando este pedazo de su vida, ésa sería la canción escogida como banda sonora.
Una canción extrañamente alentadora.
And if you feel like a tourist in the city you were born
Then it’s time to go
(Rodrigo busca el video en YouTube. Lo cuelga en Twitter).
And define your destination
There’s so many places to call home
Rodrigo va caminando lento, con los audífonos en los oídos. Parece que todo va a estar bien».
4.
Me dijeron que avisara treinta días
antes me dijeron que avisara treinta
veces me dijeron que al
menos avisara treinta veces y que
en días como estos no se debe
-no se puede- trabajar.
Así comienza Mudanza, de Alejandro Zambra. Un poema lindísimo. Un poema construido a propósito de idas y vueltas constantes entre el lugar que se deja y aquel al que se llega.
Mudanza reconoce que las cosas no se pueden dejar atrás.
Siempre hay palabras por las cuales regresar.
Siempre las cosas se pueden decir/hacer de otro modo.
5.
No sé cómo un departamento logra caber en la pieza de infancia y juventud y algunos lugares aleatorios más.
Nunca he botado algún recuerdo importante, desde que tengo uso de memoria. Guardo esas cosas en cajas de zapatos.
Solamente una vez he borrado correos electrónicos.
Intenté pintar el departamento con amigos antes de entregarlo. No pudimos. Tuve que contratar a alguien para que lo hiciera bien.
Mis últimos dos departamentos los terminó por entregar mi mamá. Nunca termino la tarea y siempre tengo que salir contra reloj. Ella no ha tenido problemas y ha logrado que me devuelvan la garantía.
Tengo dos amigos con camionetas. En tres piques movimos todo.
Subí fotos y videos del proceso a Facebook, Instagram y Twitter.
Por contrato, tenía que avisar 60 días antes.