Este viernes, Netflix estrena la primera temporada completa de Narcos, una nueva serie con actuaciones de Wagner Moura, Luis Gnecco, Paulina García y Pedro Pascal.
Pablo Escobar es un personaje icónico de la cultura latinoamericana. Su fama como uno de los mayores narcotraficantes del mundo ha sido relatado de mil formas. Este viernes, sin ir más lejos, Netflix suma a su catálogo una moderna versión de la historia del colombiano ahora centrada en Steve Murphy (Boyd Holbrook), un agente de la DEA, quien vivirá una guerra personal contra “El Patrón” en Narcos.
Pedro Pascal (Game of Thrones), Luis Gnecco (Prófugos) y Paulina García (Gloria) son los chilenos que participan en la producción presentada hace unas semanas.
—Narcos no es solo sobre Pablo Escobar —dice la actriz chilena encargada de interpretar a la madre del narcotraficante, Paulina García—. Está inspirado en el libro de uno de los policías quien es justamente el que cuenta la historia. Creo que eso ya es distinto de todo lo que se ha hecho.
Steve Murphy, el agente y narrador de la serie, cuenta sus desgracias en Miami producidas por el naciente caos que ha instaurado el narcotráfico en su ciudad. Esta realidad situada a principio de los ochenta lo llevará a Colombia para enfrentarse con el origen del asunto.
El brasileño José Padilha dirige este proyecto, mientras que el encargado de interpretar al “Patrón” es Wagner Moura. La dupla se conoce desde la película Tropa de élite.
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Posted by Narcos on Wednesday, July 15, 2015
—El personaje (Pablo Escobar) tiene suficiente complejidad para seguir dándonos información y seguir investigándolo audiovisualmente —dice García—. Por otro lado (en la serie) hay una buena combinación entre humor y dolor, suspenso y terror. Existen historias de amor, amantes y mujeres. Hay una mirada crítica y social sobre cómo funcionaba el mundo de los narcotraficantes.
Luis Gnecco, por su lado, interpreta al chileno fabricante de cocaína Mateo “La Cucaracha” Moreno.
—El tema era muy entretenido, cuando llegué allá y comenzamos las lecturas era todo fantástico —dice Gnecco—. Todos los personajes se trabajan de una manera muy seria, a mí me trabajaron y me hicieron sentir de verdad protagónico y a todos los personajes que entran y salen es el mismo trato. No hay personajes chicos y todos importan en la historia. Eso te habla de un trabajo serio, de un director serio y responsable, y de un guión que está muy bien escrito.
—Me puse en el único lugar que uno puede, que es el de una madre que sacó a siete hijos con una mano por delante y la otra por detrás —dice García—. Ella (su personaje) es una profesora normalista, una mujer pobre que además huye durante una época súper convulsiva de Colombia. El único lugar en donde uno puede enfrentar un personaje así es desde el lugar donde ella cree que está haciendo lo correcto, y lo está haciendo por sus hijos. Era una mujer gozadora, buena cocinera, todo eso me parece comprensible y cercano: disfruta estar con su familia y con sus hijos; si le parece que el hijo ha hecho progresos y que en esos progresos considera a la familia y la cuida, la trae y la incluye, entonces está todo perfecto. No se puede hacer un juicio a un personaje.
