Otro aterrizaje de gozadera

por · Abril de 2016

La banda venezolana Los Amigos Invisibles se presentó por primera vez en Santiago con su nueva formación. Con sus temas de doble sentido y meneos de cadera, al ritmo de varios sonidos latinos, puso a bailar a un Teatro Cariola repleto.

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La banda venezolana Los Amigos Invisibles se presentó por primera vez en Santiago con su nueva formación. Con sus temas de doble sentido y meneos de cadera, al ritmo de varios sonidos latinos, puso a bailar a un Teatro Cariola repleto.

«Acción de gozar larga e intensamente», es el significado que tiene la RAE para gozadera en el coloquio dominicano y venezolano. Esa misma palabra ha sido la firma en la música de los integrantes de Los Amigos Invisibles. Una mezcla de funk, acid jazz, pop y una infinidad de ritmo latinos que provoca —de manera inevitable— mover la cabeza, los hombros, la cadera, las piernas y los pies. En otras palabras, poner al cuerpo a recrearse, a desestresarse. Exactamente, a gozar.

Esa ha sido una de las principales metas de la agrupación que nació en Caracas en 1991: gozar. Una misión que han convertido en grito de guerra. «¡Esta noche vinimos a gozar!», fue la frase con la que el vocalista Julio Briceño arrancó el concierto que celebró en el Teatro Cariola el pasado 7 de abril, con el recinto repleto.

Ahí, con una bola disco en medio del teatro y luces que se paseaban por todo el escenario, la banda interpretó —otra vez, tras su última visita en 2013— algunos de sus temas más exitosos en sus 25 años de carrera. “Ponerte en cuatro”, “Cuchi cuchi”, “La vecina”, “El disco anal” y “Mujer policía”, entre otros. Todos con el mismo sabor en común: letras con varias frases llenas de doble sentido y ritmos para mover el esqueleto.

Uno de los sonidos más presentes en los discos de la banda, que es el funk, esta vez no tuvo la usual presencia en el show, quizás por la ausencia de uno de sus miembros fundadores: el guitarrista José Luis Pardo, amante del ritmo generado por las comunidades afroamericanas en Estados Unidos. Desde 2014 es reemplazado por Daniel Zaa. Y en los teclados, faltaron los movimientos —algunas veces muy sexuales— sobre el instrumento que estaban a cargo hasta hace dos años por Armando Figueredo, sustituido ahora por Agustín Espina.

De todas maneras, esa esencia que los mismos integrantes han señalado como el sonido y sabor venezolano, se conserva en vivo. Aún en temas nuevos, como la versión de “Otra cara bonita” de Yordano, uno de los compositores e intérpretes más importantes de Venezuela desde los ochenta. Título que también le da nombre a la gira que llevó a la agrupación a varias ciudades de América Latina y que preparan para un nuevo trabajo discográfico.
Para “Viviré para ti” tuvieron a la cantante Carito Plaza (ex FunkReal) como invitada nacional, una cantante con inclinaciones por el acid jazz y el funk. En la versión del disco Commercial (2009), es la mexicana Natalia Lafourcade —íntima amiga de varios integrantes del grupo—, quien presta su voz para el tema.

Con la intención de gozar, los músicos ahora instalados en Miami, sumaron 23 temas, en casi hora y media de show. Y para cerrar la elegida fue “El baile del sobón”. Una letra dedicada los hombres que les gusta manosear mujeres sin pedir permiso y sin importar si están en pareja o no están interesadas. Sobón, una de las tantas palabras con firma venezolana que usa esta banda que ya ha girado por Estados Unidos, Europa y por casi toda América Latina. Y que desde hace tiempo ya es cantada por algunos con acento chileno, como pasó en el Teatro Cariola.

Otro aterrizaje de gozadera

Sobre el autor:

Lorena Tasca (@LaTascaLore) es periodista con experiencia en medios chilenos y venezolanos.

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