Comentario de la novela gráfica “Pagando por ello”, de Chester Brown.
Fue una de las obras gráficas más reconocidas del año pasado, y es que “Pagando por ello” de Chester Brown es irresistible. Acá reseñamos esta pieza sobre tipos que acuden a prostitutas sin dejar de ser gente decente.
Un día, la novia de Chester le dice que se ha enamorado de un baterista que conoce y que no quiere perder la oportunidad de invitarlo a salir y ver si sucede algo. ¿Te molesta? le pregunta, que no, le responde, pero que, de resultar, no quiere dejar de vivir con ella, por un tema económico y también de costumbre. Chester es canadiense, bordea los 30 años, es dibujante de comics y es calvo. Sus amigos, en mayoría también dibujantes, creen que está pasando por un estado de negación, porque en nada parece afectarle que su novia haya iniciado una relación con otro sujeto, y que incluso tenga sexo con él, en la pieza contigua a la que solían compartir. Así, Chester inicia un largo proceso de cuestionamiento sobre las relaciones de pareja y lo que él llama el “amor romántico” que acompaña de un constante y adictivo paso por puteríos, pagando por servicios sexuales. Lo mejor –o lo terrible- de todo es que Chester es, en realidad, Chester Brown, el propio autor de “Pagando por ello, memorias en comic sobre un putero”, que a través de la novela gráfica pone en juego su autobiografía y lo que para él ha significado la prostitución.
Un John, como se autodefine Brown, es un tipo sin nombre, uno que podría ser cualquiera sumergido en el anonimato, que paga a una profesional –cuyos nombres también son anulados y tapados por uno de fantasía– para realizar un coito, una relación de placer y de contacto, sin mayor compromiso que el dinero. Sexo por plata. Sin embargo, Brown, establece cierta relación afectiva con cada una de las prostitutas con las que se acuesta, realiza más de una cita, conversa con ellas, se preocupa, les cuenta sus inquietudes y cómo va la vida. Porque tanto John como Angelina, Carla o Gwendolyn son seres humanos, que a pesar de tener un acuerdo económico, establecen una conexión de igual forma.
Brown es capaz de armar una novela gráfica con aspiraciones de autobiografía, pero también de ensayo sobre el amor contemporáneo, idealizado y moldeado por las instituciones. La estructura de “Pagando por ello” está dividida en dos partes: primero, las situaciones en que Brown acude a la prostituta, encerrados en una pieza, esa burbuja que los separa de la rutina del mundo y, segundo, las conversaciones que el personaje tiene con sus amigos, en donde se ve constantemente puesto en duda por no querer tener una relación formal y “gratuita” con una mujer, ambas escenas son parte del camino que el personaje debe emprender, como un anti-judío errante del sexo.
Pagando por ello, memorias en cómic de un putero
Chester Brown
Ediciones la Cúpula
“Pagando por ello” es una obra genial, de una honestidad brutal, valiente como el verdadero arte, y que a pesar de abordar abiertamente un tema que la sociedad sanciona y esconde, termina siendo hermosa, inteligente y llena de situaciones cómicas. Este relato es un grito reivindicador del ejercicio de la prostitución, en donde Brown ataca directamente a las teorías feministas y a quienes ven en la transacción sexo-dinero una explotación, mostrando prostitutas que no pasan situaciones de violencia, ni son obligadas a tener que ejercer, ni quienes las contratan son pedófilos o psicópatas antisociales –el mismo Brown, como personaje, es de una timidez encantadora–, acá todos hacen uso de su libertad de elegir, es decir, de elegir tener sexo, de recibir y de pagar por él. Pero además, se trata de una ágil provocación por parte de alguien que se niega a ser parte de los formatos sentimentales que la sociedad exige.