Narrador de canciones

por · Junio de 2011

Pedropiedra: Hago canciones para no ir al sicólogo.

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Luego de un disco debut donde contó aquello que necesitaba contar, Pedropiedra se atreve con un nuevo trabajo donde, si bien intentó salir del ego en las temáticas de sus canciones, asume que le costó. De este y otros temas conversamos a continuación con el músico, en la primera entrevista oficial que da desde su comentado encuentro con Juan Carlos Bodoque.

// Fotos: Alejandro Jofré.

Narrador de canciones

Abre el tocadiscos y pone uno de los vinilos que tiene a mano. “Dangerous”, de Michael Jackson, es el soundtrack elegido por Pedro SubecaseauxPedropiedra cuando se cuelga la guitarra- para esta entrevista. Mientras él prepara los cafés, diviso un antiguo View Master rojo (sin películas), y un ejemplar de “El Padrino”, de Mario Puzzo.”Puta, es la raja. Uno de los pocos casos en que la película es incluso mejor que el libro”, cuenta desde la cocina.

Hace un poco más de un mes, lanzó “Cripta y vida”. Dicen que el segundo disco es el más difícil. En el primero, se cuenta con el aval de la novedad. En su caso, a crédito por su pasado fundamentalmente en CHC. Pero el segundo es la confirmación. El momento definitorio entre pasar a ser un one hit wonder o un cantante consagrado.

Me tocó verte tocar el 2009 en el Bar Loreto y, al año siguiente también, con la diferencia de que el 2010 la gente ya se sabía tus canciones. ¿Te gusta que te coreen?
—Puta, es bien motivante imaginar que uno está entrando a esa liga donde las canciones pueden llegar a ser recordadas. Te empuja a seguir en la misma. Quiero aprender a hacer mejores canciones, y sentir una respuesta de la gente te lo hace más fácil seguir. Aunque igual tiene un doble filo tener a un público medio ganado, aunque sea chico, porque eso conlleva una responsabilidad, de cumplir con sus expectativas.

En “Pedropiedra”, tu primer disco, se notaba una intención mucho más autobiográfica en las letras. En “Cripta y vida”, en cambio, tratas otros temas como el nihilismo, la resignación. ¿Qué temas quisiste abordar en ese disco?
—La verdad es que no cacho mucho. A mí me parecía que el primer disco tenía mucho de “yo aquí, yo acá”, “a mí me pasa esto”, y traté un poco de salirme de ahí, aunque no con mucho éxito. Tratar de abordar los mismos problemas de un ángulo levemente diferente, fue difícil. Me cuesta salir de la experiencia propia para escribir. Hice un experimento en el disco, hablo de un tren que se va, y eso es un figura repetida, como más cancionil. Y aspiro a eso, a que mis weás no tengan personalidad propia, sino a que sean más neutras. Que se parezcan a las canciones de verdad, como de Roberto Carlos.

Onda, ¿temáticas universales?
—Claro, mis canciones igual las tratan, aunque vistas desde el ego. Y ahora sigue siendo así, pero lo trato de camuflar un poco con otros elementos, con poesía… o no sé cómo decirle, pero trato de escapar un poco del “yo”.

Igual es entendible lo del “yo”. Quizás como en CHC, por ejemplo, no te tocaba escribir letras, necesitabas un desahogo.
—Claro. En el primer disco era lo único que podía hacer, y de hecho fue muy consciente. Tenía claro el punto de vista del narrador y todo pero lo dejé pasar porque, en el fondo, uno en el primer disco no tiene nada que perder, no tiene a nadie a quien decepcionar, entonces no la pensai tanto.

Lo entretenido de tus canciones es que muchas tienen una letra súper oscura, pero el contraste con la música -mucho más alegre- hace que pase piola. ¿Qué intención tienes con eso?
—Es que yo igual veo la vida la así, ¿cachai? Dentro de la tragedia también hay alegría, entonces hacer una canción muy feliz o muy triste -tanto en letra como en música- haría que se perdiera un poco la esencia de lo que quiero hacer, que es juntar todo en un mismo lugar. Me parece que es más equilibrado, y también es un rasgo de mi personalidad. Cuando estoy mal o deprimido no me echo tanto a morir, sino que trato de verle la poca importancia que tiene. Trato de no identificarme ni con la euforia ni con el desastre, lo que obviamente se nota en las canciones, porque hasta ahora las he hecho como una especie de terapia. Son cosas que de verdad me pasan. Quizás en el disco nuevo son menos explícitas y se muestra un retrato de sensaciones más que de explicar explícitamente lo que pasa.

¿Y no te incomoda empelotarte ante el resto?
—Nada. No me acuerdo quién lo dijo, pero decía que prefería que lo odiaran por lo que es, antes de que lo adoren por fingir algo que no es [NdE: Kurt Cobain]. La música igual para mí trata de emociones. Entonces, uno es un terreno, del cual hay mucho material para sacar, y creo que al final eso es lo que comunica.

Otro recurso que ocupas harto es el humor.
—Lo uso ene. Siempre estoy hueveando con mis amigos. En CHC aprendí que se podía ocupar en la música. Lo que más me gustó estando ahí fueron las letras, la forma en que abordaban los temas, como encontrar la belleza dentro de la tragedia. Fue la tremenda escuela y quise tomar ese camino y continuarlo, porque me sale más cómodo hacerlo así.

¿Y la decisión de irte a México pasó por un deseo de empezar a componer solo?
—La weá empezó a pasar allá. Yo me fui a tratar de vender un disco de CHC, porque tenía un amigo que vivía allá y me decía que podía salir pega de hacer música. Entonces ahí empecé a hacer estas canciones, básicamente porque estaba botado, no tenía nada que hacer y no estaba funcionando nada de lo que creí que iba a funcionar. Estando solo allá me vino la cuestión de hacerlo y partí con el entusiasmo de no haberlo hecho nunca antes, pero empezó a darse solo. Vislumbré la manera de hacerlo y eso fue alimentado por una necesidad de hacerlo al tiro. No voy a usar la palabra “mágico”, pero como que pasó y me agarré de ello nomás. Y es increíble, porque ese viaje terminó delineando todo lo que me pasó desde que me fui.

¿No sientes la necesidad de hacer crítica social en tus canciones? Al saber que un cantante es latino al tiro se le relaciona con eso.
—Es que igual he hecho canciones que lo hacen. Canciones como “Obrero mundial”, o “En esta mansión” tienen cosas sociales, aunque no digan “salgamos a la calle a protestar”, porque hay gente que hace eso mucho mejor que yo. Entonces prefiero meterme con lo que yo creo que sé hacer mejor.

¿Y qué es eso?
—Puta, hasta ahora hablar de mis sentimientos. Es lo que me sale más cómodo.

Cuentos de la cripta

¡So keep the faith. Don´t let nobody turn you down!, Pedro interrumpe la entrevista para realizar un dueto que obviamente nunca podremos ver. Su voz y la de Michael Jackson convergen los pocos segundos que dura la expresión en Keep the faith. Es lo que suena, pero no es la única influencia de Pedro, obvio: “quienes iniciaron mi gusto por la música fueron los Beatles, Beach Boys, el mismo Michael, Creedence”. Recuerda.

Los grupos chilenos que hay ahora tienen canciones buenas. Los sellos ya se acabaron, entonces como que la línea editorial se fue a la mierda, y empiezan a emerger weás con más personalidad

Después me gustó Marvin Gaye, Charly García. Me encanta la música cebolla antigua, Roberto Carlos, Feliciano, Raphael. Puta, es que todo el mundo tiene canciones buenas. Los grupos chilenos que hay ahora casi todos tienen canciones buenas. Como Gepe, Javiera Mena, Odisea es muy bacán, Fother Muckers, Portugal es súper bueno también. Hay harta gente haciendo música por amor al arte, sin tanto filtro. Los sellos ya se acabaron, entonces como que la línea editorial se fue a la mierda, y es ahí empiezan a emerger las weás con más personalidad”.

¿Por qué “Cripta y vida”?
—Es como un pichuleo con “vida y obra”, y también con los contrastes. “Cripta” para mí es una palabra con la que empezamos a huevear con mis amigos. Como gente que tiene cripta, como algo escondido. Como Hinzpeter: es un cripta.

¿Te carga?
—No, no es que me cargue, pero me refiero como a las cosas que aunque uno trate de esconder se te salen por los poros. Y hay gente que se preocupa de esconderlas y las hace más evidentes. Como Hinzpeter, como mis propios amigos, como yo.

La portada del disco, ¿qué onda? ¿La hizo Sebastián Silva, o no?
—Sí, y la amo.

¿Qué intención tiene? Igual es súper fea.
—Es horrible, pero por eso me gusta. Es como heavy metal, las letras son doradas. Tiene un diseño torpe a propósito, como que pareciera que quedó inconclusa, o desordenada.

Te gusta que sea fea, entonces.
—Sí. O sea no la encuentro fea. La encuentro taquilla de hecho, jajaja.

En una entrevista anterior dijiste que en tu nuevo disco iba a haber una canción dedicada a Piñera. ¿Cuál es?
—Mmmm… “Vacaciones en el más allá”, que es el single, habla del circo que se forma gracias a los medios. Los diarios, de lo que se trata, lo que vende, y del mundo en general. Y la figura del presidente está tomada como concepto, no como una persona en particular. Es como hablar del sacerdote o de un paco. Ponte tú, en el disco pasado, yo hablaba de que “presidente rima con cerdo”, y eso que a mí me encanta Bachelet. El que manda siempre parecerá el menos apto para hacerlo. No me interesa atacar a Piñera, porque al final se va a morir, va a pasar a ser un montón de cenizas y los presidentes cerdos seguirán existiendo.

¿Encuentras que sirve hacer videoclips?
—Yo creo que sí ayudan, porque es el formato que existe ahora para escuchar una canción. Si sale algo nuevo al tiro lo buscas en YouTube.

¿Qué onda los animales que bailan en el de “Vacaciones en el más allá”?
—Yo quería que hubiera baile y me parecía chora la idea de monstruos bailando en el cementerio. Al principio pensamos hacer algo más David Lynch, pero al final nos quedamos con tres animales. Conceptualmente, que sean animales no tiene ningún significado.

La muerte ronda el disco. La carátula, las letras, el video en el cementerio, el nombre. ¿Qué crees que viene después de ella?
—La putrefacción. Jaja, no sé. ¿Después de la muerte? No sé, pero de alguna manera no sé si es el fin de las cosas. Es como que te pregunten de dios. Uno en algo cree, aunque no sea en un señor de barba. Es la gran interrogante. Y eso es lo que me atrae también.

¿Crees en dios?
—No sé. Creo en algo, pero no sé en qué.

Descargas directas

A pesar de la escena en la que el cantautor se maneja, queda claro que el mote de ondero no le queda cómodo. ”Siento que todavía me estoy moviendo en weás más de elite, no sé si social, pero sí como más “taquillenta”, de la que tampoco me quiero sentir parte”, cuenta.

Entonces, ¿Qué buscas haciendo música?
—No sé… que pueda sacar otro disco. Yo creo que sobre todo sacarme cosas de adentro; es una manera de no ir al sicólogo. Aparte me gusta la producción, y es lo que me dan ganas de hacer ahora. No sé cuánto durará, no sé si voy para arriba o para abajo, pero no sé si busco algo con la música.

Y cuando escribes, ¿te sientas onda con un cuaderno? ¿Cómo es ese proceso?
—No. Cuando hago eso generalmente me pongo a hacer otra cosa. La verdad es que se me van ocurriendo frases que de alguna manera tienen significado, que me gusta como suenan o que me gustaría decir, y ahí las voy armando. O a veces tengo una melodía que después tengo que ir llenando con palabras, como un crucigrama. La verdad es que no tengo una fórmula. Hasta ahora. Aparte igual soy disperso, autoindulgente, como que malcrío mi flojera. No hago hasta que hay que hacerlas. Pero mientras nadie me apure, se me puede ir la vida haciendo nada.

¿Y qué haces cuando haces nada?
—Leo, veo películas, voy donde un amigo a jugar PlayStation, no sé. Perder el tiempo es lo más fácil del mundo.

¿Te da lo mismo que te bajen por Torrent?
—Sí, porque yo también bajo un montón de música ilegalmente y me parece que si puedes bajar gratis algo que en otro lado te cobran, no es extraño que mucha gente lo haga. Por lo mismo, yo no podría ponerme a denunciar el link de mi disco en Taringa porque sería un acto de hipocresía. Entre que tengan mi música gratis y no la tengan, es obvio que prefiero que la tengan. Aparte que por los discos ya nadie gana plata hace décadas.

¿Y cómo se gana ahora?
—Con tocatas, música para comerciales, para documentales… las tocatas cuando andan bien igual se dejan algo.

¿Te irías a un sello grande?
—No sé, yo haría la música como yo quiero. Lo que no me gustaría sería que me dijeran como hacerlo, pero no me siento tan alternativo tampoco ni tan popular: siento que estoy en el medio.

Lo que dejó la escoba fue la entrevista que te hizo Juan Carlos Bodoque.
—Jaja, era una promoción para el lanzamiento del disco. Igual fue súper difícil porque yo trataba de contestar en serio, súper tupido y Bodoque me contestaba “oh, que interesante”. Aparte era en vivo, sin ninguna pauta, sólo ensayamos la canción antes. Pero estuvo buena. Lo chistoso es que ahí la estrella era él, y al final no sabes en qué te estás metiendo porque, como es un muñeco, te puede decir lo que quiera.

¿Tienes en mente un próximo disco?
—Sí, de hecho estoy definiendo las canciones. Quiero que salga el 2012, porque es un año en que mucha gente tiene la vista puesta, aunque nadie sabe muy bien porqué. Pase algo o no –yo quiero que sí pase-, me parece un buen momento para tocar ciertos temas que están ahí, muy en el aire. Preocupaciones bastante evidentes y que no son sólo mías, como el desastre ecológico y un montón de otras weás que nos llevan a la crisis.

¿Crees que va a quedar la cagada?
—Yo creo. No sé si el próximo año, pero sería muy raro que no quedara.

Narrador de canciones

Sobre el autor:

Javier Rodríguez

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