En apretados 45 minutos, Portavoz supo reflejar la rabia de toda una generación que se tomó las calles, con letras filosas y cargadas de un contundente peso ideológico.
De pronto el tipo subió al escenario y empezó a disparar, era Andy Ferrer Melinao, más conocido como Portavoz, en uno de los escenarios de la quinta versión de Lollapalooza Chile. Sí, disparó. Disparó ráfagas de rimas dirigidas a Luksic, a los Pentagates, a quienes insultaron a Ana Tijoux el año pasado en ese mismo escenario, a la presidenta, también a la policía, mientras desafiante coreó «Soy un ladrón del Jumbo», sobre la base de la canción “Poblador del mundo”, del disco Escribo rap con r de revolución (2012), que dio que hablar no solo por ser una de las mejores producciones del hip hop subterráneo local del último tiempo, sino que, además, porque supo reflejar la rabia de toda una generación que se movilizó en las calles, con letras filosas y cargadas de un contundente peso ideológico.
«Traje a todos los cabros de la pobla, con la perso, no más, con la personalidad». Tras ese anuncio de Andi el show se convirtió en una exposición de lo mejor del rap de población, varios MCs subieron de a uno a alimentar la guerrilla de flow iniciada por Portavoz, así pasaron Subverso, Matiah, sus amigos de Salvaje Decibel: FunkyFlu y Naranjuano, también subió Staylok de Movimiento Original, todos rapeando sobre las mezclas de un experimentado Dj Cidtronyck. El rap de pobla estuvo sobre el escenario de Lollapalooza haciendo lo que mejor sabe hacer: disparar con rabia a la injusticia.
«Este show va dedicado a todos mis hermanos, compañeros de clase, que no pudieron pagar la entrada para ver este evento». Portavoz ya lo había advertido, no iba a dejar de ser quien es por estar allí, y cumplió, subió con rabia y nunca dejó de disparar contra la desigualdad social, contra la xenofobia, contra la autoridad, reivindicó la lucha Mapuche y el movimiento estudiantil. También compartió con sus amigos, con los mismos de siempre, y como si fuera poco prendió la fiesta, la cantidad de público impresionó y acompañó todas las canciones, saltó y festejó cada disparo, cada palabra filosa.
Cuando dejó de sonar “El otro Chile”, Andi lanzó un «Vale cabros», y se bajó del escenario, dejando la sensación de que todo fue muy rápido. Se comprimió en 45 minutos un show cargado de rabia transformada en una guerrilla de rimas y repleto de lo mejor del underground chileno actual.
Fotos: Eleonora Aldea © paniko.cl