En entrevista: Tomás Preuss y Jessica Romo
Conversamos con el dúo de actores tras la banda Prehistóricos, responsables del disco de edición independiente La Orquesta Oculta, editado el año pasado.
En octubre del año pasado los actores Tomás Preuss y Jessica Romo, parte de la compañía La Mona Ilustre, se embarcaban rumbo a España para presentar la obra “Los Peces no Vuelan” en trece funciones.
Comienzo y final de un proceso cargado de detalles domésticos y profesionales que escondían la subida al Myspace de Prehistóricos del trabajo “Orquesta Oculta”. El disco debut del dúo, cuyas canciones fueron paridas entre una vorágine emocional y el apremio del calendario.
La historia dice así: Con el disco en la red y ya instalados en Europa, comenzaron a recibir un bombardeo de correos electrónicos de gente desconocida comentando su álbum. Sorpresa. Porque ni siquiera ellos lo habían vuelto a escuchar después de liberarlo, hasta que, motivados por el murmullo viral, conectaron el adaptador doble de sus audífonos en un día de viaje por tren, entre ciudades ibéricas.
No pasó mucho tiempo hasta que como réplica de la buena cosecha de registros pop de bandas y solistas chilenos en 2010, algunas páginas especializadas del extranjero como Sound of Colors, Jenesaispop, Club Fonograma o la radio de la UNAM, comenzaran a reseñarlos en reportajes sobre la escena criolla, en resúmenes de discos del año y hasta incluirlos con el tema “Ya no te espero”, en un compilado del aniversario de la estación universitaria azteca.
Preuss y Romo volvieron en enero a tocar un par de veces, grabaron una triada de videos y parten afuera de nuevo por tres meses. A la obra le fue bien, consiguieron financiamiento para presentarse en España y otros países de Europa. Esta vez, además, ya cerraron una fecha para tocar en Madrid.
Al final de un día de semana, conversamos con el dúo en el café más vacío del centro de un Santiago en marzo, sobre lo formal, las disciplinas que se cruzan, el arraigo con el origen y los detalles de un nuevo registro, que continuando con la variable tiempo, sería grabado antes del viaje y masterizado entre funciones.
Para partir quiero que me cuenten sobre si disco. ¿Dónde lo grabaron y cómo fue ese proceso de terminarlo con el viaje encima?
Tomás: Es todo casero, grabamos la mayor parte del disco en mi casa y en la de la Jessica. Igual fue un período como de un año porque en realidad lo grabamos dos veces.
O sea que botaron una toma.
Tomás: Sí, grabamos todo, pero después seguimos tocando y las canciones fueron mutando mucho, alcanzaron su ritmo, su quiebre. Entonces llegó un punto en que ya no reflejaban lo que estábamos haciendo, así que lo desechamos. Creo que en esa primera grabación los temas estaban muy verdes y al escucharlo nos parecía horrible, demasiado cuadrado.
“Así que volvimos a grabar y los últimos meses le dimos duro porque teníamos el viaje encima y la idea siempre fue terminarlo antes de irnos. La parte de la masterización fue en jornadas maratónicas”.
Jessica: Lo terminamos odiando un poco. Llegó un punto en que dijimos, ‘ya, no nos mintamos más, esto es y listo’. Además, nunca tuvimos la intención de hacer música como pensando en que si le iba a gustar al resto o no. Era una forma de expresarnos y cuando lo volvimos a escuchar fue muy lindo, quedamos muy orgullosos del trabajo que hicimos.
El disco tiene al amor, en todos sus estados, como temática súper clara, ¿cómo nacieron estas diez canciones?
Tomás: Era un momento súper particular el que estábamos viviendo, súper intenso. Pasamos un tiempo separados, estábamos reencontrándonos; hace poco habíamos vuelto a vivir juntos. Emociones muy enredadas y también muy claras como en “Ya no te espero”. Como ocupando toda esa catarsis emocional.
¿Y el trabajo de composición cómo se dio entre todo eso?
Jessica: “Distintos” y “Una nueva historia violenta” las tenía el Tomás de antes en versiones más electrónicas, así que la pasamos a un formato más acústico y agregamos algo de letra. La nuevas se dieron todas de forma distinta, individual, la mayoría de las letras son de Tomás.
Tomás: Sí, pero siempre en un proceso de retroalimentación. Como que le muestro alguna idea y le pregunto qué le parece, qué siente. Puta y ahí me dice: ‘no se entiende nada de lo que estás cantando, esto, lo otro’. Entonces ese proceso hace que los temas sean de los dos.
Jessica, bueno Tomas formaba parte de Caramelitus con Camila Moreno, después tuvo una etapa como solista, ¿cómo llegas tú al mundo de la música?
Jessica: Cuando conocí al Tomás, porque hasta ese momento la música no había sido importante para mí, la banda sonora de mi vida no existía. Tenía en mente sólo el teatro. Y ahí empecé a escuchar muchos grupos, empecé a ir a las tocatas de Caramelitus.
“Después Tomás sacó su EP en solitario ‘Las llamas que incendiaron mi casa‘ y le salió una tocata grande en Valparaíso y ahí me dijo si podía tocar unos teclados, para que no fuera como poner play y cantar encima. Entonces me enseñó los temas y me paré en el escenario por primera vez. Ahí el Tom me pasó su micro KORG y fue muy raro porque en poco tiempo empecé a hacer melodías, onda en dos meses. Eso me pasa a mí, cuando aprendo algo que tiene que ver con hacer cosas con las manos, me resulta muy fácil. Y claro, en un principio partió más del hacer con las manos y después con el sentir la música”.
El sonido del disco tiene a la guitarra como base pero van apareciendo bases, teclados, xilófonos, pequeñas percusiones, baterías, etc. y que creo hace relación con el título de “La Orquesta Oculta”.
Jessica: Sí, tiene que ver con eso y en como el disco fue concebido. El maravilloso mundo de los Midi y entonces pasa eso, que la orquesta está ahí en ese aparato.
Tomás: Y la frase en si viene de Fernando Pessoa, no es textual, pero dice que nosotros como seres humanos somos un violín, un trombón; somos muchas personalidades, muchos instrumentos y que nos reconocemos como orquesta. Ese era el concepto que queríamos mostrar con la ‘La Orquesta Oculta’.
¿Y cuándo volviste a agarrar la guitarra Tomás? Lo que conocíamos de tus proyectos anteriores tenía que ver más con la electrónica.
Tomás: Lo que pasa es que cuando partí con Caramelitus, que fue como lo primero en serio en esto, humildemente quería hacer como una música nueva, que generará sensaciones, como de teletransportación. Eso me saturó, hacía canciones como con 25 sintetizadores y quedaba una masa. Yo sentía que a través de eso, los temas lograban intensidad. Y decía metámosle más ruido, más ruido, hasta que me saturé y dije no voy a volver a tocar esta güeá y ahí volví a agarrar la guitarra, que fue mi primer instrumento y tengo una relación súper directa con ella.
¿El dibujo que aparece en la portada, lo hicieron ustedes?
Tomás: No, es de un ilustrador español que se llama Ricardo Cavolo, que está trabajando ahora con el Cirque du Soleil. Patudamente le escribimos a su correo por una imagen que queríamos y que tiene en su página, que es un caballo hecho con puros animales. Nos respondió que no podía porque esa imagen la había vendido y los derechos los tenía otra persona. Pero nos dijo, ¡Ya! yo les hago el arte del disco, una original y por correo fuimos trabajando la idea de este barco navegando. Se las mandó.
Qué les parece que el 2010 haya sido catalogado por muchos como el año del pop, con todos los matices estilísticos que eso tiene y que claramente tiene que ver con los últimos discos de Javiera Mena, Gepe o Dënver. Pero viene una segunda ola; proyectos como La Reina Morsa, Fakuta, Deplasticoverde y bueno, ustedes.
Tomás: Me parece la raja, creo que las bandas se están empoderando más, están perdiendo el miedo a hacer una güeá muy popera, es notable. Hay muchas bandas o solistas de acá que en México se las devorarían.
“Igual sería bueno que el público perdiera el miedo de decir ‘me gusta esta banda pop’. Porque encuentro que acá son bien pacatos, se mojan muy poco el potito. Siento que la gente tiene miedo a reconocer que le gusta el pop, si ¿qué tiene? si es música”.
Antes de grabar la entrevista me contaron que tienen temas nuevos y que quieren grabarlos antes de partir a España, cuéntenme cómo va eso, por dónde viene.
Jessica: Es como una sensación que tiene que ver con lo que nos pasó cuando volvimos de España y que fue como meter los dedos a la tierra de nuevo. Aún no es un concepto, es como un espíritu, como que nos reencantamos con Chile. Típico de que la gente que se va un tiempo y vuelve tirando mierda al país, pero nos pasó todo lo contrario.
“Volvimos y sentimos que estamos en un lugar que tiene un magnetismo especial, algo que allá no pasa. Que no tiene que ver con la cultura, tiene que ver con las personas, su fe a cosas naturales o sobre naturales. Las creencias del campo, lo rural”.
Tomás: No queremos hacer folclor ni cagando, pero sí rescatar las formas del folclor latinoamericano; los tiempos. De lo popular también, como los boleros, las baladas mexicanas que tienen unas letras increíbles. Quizás no un disco, pero sí un Ep. Nos vamos el 31 de marzo, tenemos cuatro maquetas y algo más dando vuelta. El plan es grabar acá y masterizar mientras estemos por allá.
¿Alguna tocata de despedida?
Jessica: Lamentablemente no hemos podido tocar mucho, muestra pega con el teatro es súper demandante y producir una tocata requiere de tiempo que no tenemos, pero queremos tocar si o si antes de irnos. Hicimos una campaña por Facebook para tratar de hacerlo en algún patio de una casa o en una parcela y nos llegaron algunas propuestas. Así que por ahí informaremos del adiós.