¿Qué se puede decir de Robert Plant que ya no se haya dicho en los 70? Que Plant ganó otra vez, incluso a pesar de su confuso español y su cómico acento inglés.
Hace calor, pero siento frío. El último cómputo arrojaba que mi temperatura estaba pegada en los 38.4ºC, estaba mareado, pensando en que no podía caerme. Y también en ir a sentarme al pasto que se veía a lo lejos. Pero también pensaba en una sola cosa: Led Zeppelin. Led Zeppelin, por la cresta, Led Zeppelin. Decir esas dos palabras debería ser razón suficiente para estar acá.
¿Qué se puede decir de Robert Plant que ya no se haya dicho en los ’70? Aparecen en el escenario los The Sensational Space Shifters y detrás de ellos, Robert Plant, rebautizado como «Roberto». No necesitó hacer más que un par de movimientos para que todo fanático reconociera “Babe, I’m gonna leave you”. ¿Cuántos padres habrán puesto esa canción en caset en medio de viajes familiares?
Siguen “Turn it Up” y “Rainbow” de Lullaby and… The Ceaseless Roar, originales de los The Sensational Space Shifters. Al igual que el resto, la boca me quedó seca y, aunque son sólidos temas y se distingue que son un planteamiento original del ex Led Zeppelin, es otra cosa lo que todos quieren. Y sucede. Sucede “Black dog”.
Canto lo que puedo cantar, pero la fiebre es más fuerte. El mar humano se agolpa, aprieta y yo estorbo en el camino. Cuando comienza “Little Maggie”, la canción más Zeppelin de los Space Shifters, ya todos captaron la onda. Se rindieron. Plant ganó otra vez, incluso a pesar de su confuso español y su cómico acento inglés.
Una puntada en mi cabeza me hizo retroceder. Mientras suena “Going to California”, llego hasta los pastos. Me siento, miro a lo lejos mientras mis sienes laten. Pero es “Going to California”, algo que no pensaba que podría ver y escuchar en vivo.
Sigue “Watching you”, de su disco solista, el cover “No place to go” de Howlin Wolf y otra joya setentera: “What is and what should never be”. Para ese entonces la cabeza me da vueltas y apenas identifico en el fondo “Fixin’ to die” y “I just want to make love to you”, otros dos cóvers.
Es cierto, no hay “Kashmir”, “Immigrant song”, “Communication breakdown”, “Good times bad times” o la canción que todo guitarrista saca cuando comienza: “Stairway to heaven”. Pero, claro, no está Jimmy Page, aunque hay “Whole lotta love” mezclada con “Who do you love” y parece el cierre perfecto. Una maravilla de varios minutos que termina con «Roberto» siendo coreado por todos los viejos de alma que aún creen que en los 70 se reinventó la música.
Se va todo a negro, parece que todo terminó. Me tomo un par de aspirinas, doy un sorbo largo a la botella de agua que llevo y de pronto suena “Rock and roll”. Otra clase de rock, que podría haber sido más, pero este sabor a los 70 es lo justo y necesario.
Fotos: Carlos Müller © Lotus