Todo empieza con un cadáver mutilado en el puente que une la mexicana Ciudad Juárez con la estadounidense El Paso. El choque de culturas y un intratable asesino serial se estrellan en este remake, disponible en Netflix.
El relato comienza con el cuerpo de una chica. Un cuerpo sin vida, como dicen en los noticieros. Un crimen sangriento con partes desmembradas en el puente que une la mexicana Ciudad Juárez con la estadounidense El Paso.
Ahí arriba del río Bravo, el cadáver mutilado de la mujer, repartido de un lado y otro de la línea fronteriza, resulta ser los miembros de dos personas distintas, una jueza y una prostituta de uno y otro país.
Así es como el mexicano Demián Bichir y la alemana Diane Kruger interpretan a Marco y Sonya, un policía de Juárez y una oficial texana que llevarán la investigación en conjunto, sorteando las redes de carteles fronterizos y la corrupción generalizada.
Sus creadores, Elwood Reid y Meredith Stiehm, adaptaron la escandinava Bron (2011) para dar con el tono de la frontera. Una de las más peligrosas del mundo, dominada por la violencia del narcotráfico, femicidios y negocios sórdidos como la venta de órganos. De hecho, aunque transcurre en El Paso, FX decidió rodar esta serie en los barrios latinos de Los Ángeles.
Si en la novela 2666, Roberto Bolaño dedicó un capítulo a mostrar que los femicidios se contaban uno tras otro, sin dar respiro pero tampoco una solución, precisamente para advertir al lector de la espantosa realidad de la ficticia Santa Teresa (Ciudad Juárez); en la serie, los asesinatos de mujeres sirven como ruido ambiental para los oscuros motivos de un asesino serial intratable.
Es que la frontera también contrasta dos culturas distintas, acentuadas por el guión y algo de prejuicio. Están ahí los gringos distantes y los frijoleros corruptos. Y ese precisamente es uno de los puntos altos de The Bridge, un thriller áspero, con violencia gore y el ritmo pausado del desierto, disponible desde esta semana en el catálogo de Netflix.