The Kooks: la nueva adolescencia

por · Marzo de 2015

«Palos selfie», poco riesgo y un escenario que a los británicos les quedó demasiado grande.

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Hay un episodio de Los Simpsons, Homerpalooza, donde en una crisis de la mediana edad Homero termina uniéndose a Hullabalooza, un festival que parodia a Lollapalooza. En él, mientras tocan los Smashing Pumpkins, el público baila desganado. Ese mismo público aparecería horas más tarde en el mismo escenario, pero con una cantidad de años considerable encima, nada parecido al que estaba ahí para ver a The Kooks.

«Esta es la segunda vez que vengo al Lolla y es demasiado bueno», le dice una quinceañera a sus amigas, de las cuales dos portaban «palos selfies» que movían peligrosamente en el aire tratando de encontrar el ángulo que mejor las definiera. Este es el público objetivo de The Kooks.

Diez años de carrera, cuatro discos y sumando su tercera participación en Chile, a The Kooks el escenario le quedó demasiado grande. Y no por la poca respuesta del público. Al contrario, hacían saltar, pero había más «palos selfie» que manos moviéndose en el aire. Este punto, que puede parecer meramente estético, dice mucho de cómo se arma un show.

Cuando una banda se presenta en un festival, tiene que ir pensando en encantar más que a sus fans. El gran ejemplo es cómo se echó el público al bolsillo The Flaming Lips en el primer Lollapalooza, o Alabama Shakes, en 2013. Dos bandas que las radios podrían tildar de «desconocidas». Es por eso que la presentación de The Kooks se sentía más como un pack juvenil (que consistiría en ir de The Kooks a Foster the People y después hacer hora hasta Skrillex), que una presentación única. Que no se malentienda: no fue un mal espectáculo, solo que no era el adecuado para un escenario tan grande.

Entonces, mientras el sol quemaba, cuando los «palos selfie» se movían con torpeza en el aire, la banda británica comenzaba con “Around town”, single de su último disco. Un sonido no del todo novedoso, bien similar a lo que se ha hecho en Inglaterra en los últimos diez años (¿Será que todas las bandas que anteponen un «The» a su nombre se ponen de acuerdo para tocar lo mismo?). Luego, la vieja conocida “Ooh la” de su disco debut, para pasar a una batería de temas del nuevo disco, que lamentablemente no prendieron al público como debieron (“It was London”, “Bad habit”, “Down”).

Ya entrada la recta final de la presentación, el público se empezaba a desgranar y tomar palco para ver a los de Mark Foster, por lo que salió la artillería pesada: los singles conocidos. “Sofa song”, “Junk of the heart” (con lo que recuperaron un par de seguidores) y su estandarte de batalla para cerrar y conformar a las masas: “Naïve”. Poco riesgo, pero a esa hora pocos se atreven a noquear al público con el calor. Y por pocos me refiero a Molotov.

Fotos: Felipe Avendaño © paniko.cl

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Sobre el autor:

Mariano Tacchi (@playeroycasual)

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