Un gran charco de vómito en el metro

por · Marzo de 2015

En 2013, el periodista bogotano Andrés Felipe Solano se mudó a Corea del Sur con su esposa de ese país. Su primer año en ese nuevo mundo se transformó en el libro Corea: apuntes desde la cuerda floja, publicado por Ediciones UDP.

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andres felipe solano

Fue en 2013, en medio del duro invierno seulés, cuando el periodista colombiano Andrés Felipe Solano se mudó a Corea del Sur con su esposa de ese país, Soojeong Yi. Un romance alimentado por problemas de visado, traducciones y una enfermedad que los mantuvo en cama por un tiempo. «Me pregunto qué dirán mis amigos acerca del hecho de que yo viva en Corea, esté casado con una asiática e insista en mi empeño casi suicida de vivir de lo que escribo», dice uno de los pasajes de Corea: apuntes desde la cuerda floja (2014), el libro nacido desde el descubrimiento y la propia vida del autor en esa península asiática. «No sé si sienten compasión al verme tan iluso, creyendo que puedo vivir como escritor sin estar amarrado a un puesto en una oficina, como tendría que hacerlo en Bogotá. O si, por el contrario, me tienen una secreta envidia».

El título apunta al bolsillo de los recién casados. «El promedio de tarjetas de crédito por persona en Corea del Sur es de cinco. Me pregunto qué significará que mi esposa tenga solo una y yo ninguna. ¿Somos cuidadosos o estamos en la periferia de la economía?», escribe Solano desde el aislamiento del idioma y una mirada que no es la del turista, con el olfato y la precisión que ya había impreso en crónicas importantes como “Seis meses con un salario mínimo” y “Nunca debí darle un beso a mi suegra coreana”, publicadas en revistas como SoHo y Gatopardo, y esa máxima kafkiana que dice que «la literatura es una hacha con la que cortamos los mares helados que tenemos adentro».

Ya instalado en el barrio Itaewon («el rock coreano nació en estas calles»), el bogotano comienza una carrera como traductor y locutor de noticias de radio. Por ahí consigue un papel en una película menor, colarse en el conocido Festival de Cine de Busan e importar el café que produce su padre en Colombia. «Poco a poco tendré que ir saqueando mi propia vida para ofrecerla al mejor postor», escribe de entrada, y no tarda en fijar su método para ganarse la vida como traductor y cronista: «cómo explicarles que me muevo por la intuición, por el oído, por la costumbre, que no sé de sustantivos epicenos, paradigmas verbales o perífrasis modales».

La lectura avanza entre borracheras, plasmas hechos en casa, cantantes de K-pop y la obsesión de los coreanos por afeitarse y operarse la cara, en un presente doce horas más cerca del futuro respecto de Chile, pero también doce horas más cerca del final.

El libro, publicado por Ediciones UDP a pedido de la editora Leila Guerriero, funciona como los apuntes de la vida cotidiana de un escritor con humor («Los coreanos no sudan. O por lo menos no es fácil conseguir desodorante») y la intención de mostrar una comprensión diferente del mundo. Se nota cuando el autor explica la tensión con la vecina Corea del Norte («El movimiento de barcos y aviones y las estridencias provenientes de Pyonyang anuncian la llegada oficial de la primavera»), o los contrastes entre dos países con bases militares estadounidenses, por ejemplo, frente a la posibilidad de tener hijos y dónde criarlos: «si en medio del caos y el arribismo de Bogotá o en la asquerosa obsesión por el triunfo económico, la apariencia y el estatus de Seúl».

Las diferencias que anota Solano son enjuagues de su propia experiencia: el silencio en el metro tan parecido al de una iglesia. «Tener una tarjeta de presentación es tan importante como tener celular». O el canal de televisión que solo transmite duelos de videojuegos entre adolescentes. En medio de ese nuevo «molde social», la tensión con el vecino país comunista y la obsesión por las ediciones especiales de comida envasada, quizá esta frase define mejor lo que sucede en el día a día en Seúl: «Un gran charco de vómito en el metro. Hasta ahora, este es el acto más violento que he presenciado en Corea».

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Corea: apuntes desde la cuerda floja
Andrés Felipe Solano
Ediciones UDP, 2014
208 p. — Ref. $13.000

Un gran charco de vómito en el metro

Sobre el autor:

Felipe Ojeda (@paniko).

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